El partido de Orbán insiste en el rechazo al colectivo LGTBI frente a una sociedad húngara cada vez más tolerante
Una campaña a favor de los derechos LGTBI organizada por Coca-Cola ha causado polémica en Hungría, donde un alto miembro del partido gobernante de Viktor Orbán ha hecho un llamamiento para boicotear a la multinacional estadounidense. Los anuncios forman parte de la campaña promocional del festival de Sziget, un evento musical popular que tendrá lugar el miércoles en Budapest, y muestran parejas LGTBI sonrientes con lemas como “Zero azúcar, cero prejuicio”.
La campaña para promocionar el festival, cuya lema este año será “Revolución de amor”, ha disgustado a miembros del partido conservador Fidesz que se oponen al matrimonio igualitario. El domingo pasado, el congresista conservador István Boldog publicó en Facebook sus intenciones de boicotear los productos de la empresa estadounidense: “¡Hasta que [Coca-Cola] retire sus carteles provocativos de Hungría, no consumiré sus productos! ¡Todos por favor!”.
Los medios digitales derechistas en Hungría también reiteraron su mensaje. “El lobby homosexual ha rodeado Budapest. No hay posibilidad de evitarlo,” se titula una pieza del Pesti Srácok.
Sin embargo, parece poco probable que el boicot de Boldog consiga apoyo entre la población húngara, apunta the Guardian. Casi dos tercios de los húngaros creen que las personas gays deben ser libres para vivir como les plazca, comparada con menos de la mitad en 2002, según un estudio publicado en 2018 por la organización LGTBI húngara Sociedad Háttér.
Según explica Tamás Dombos, un activista de la Sociedad Háttér, el Gobierno es homófobo, pero es consciente del aumento de la aceptación. “Nos da la sensación de que están midiendo la reacción del pueblo en este tema”, ha dicho Dombos en declaraciones a Reuters. “Toda la propaganda del Gobierno se basa en el conflicto y necesitan enemigos. Después de la Unión Europea, los migrantes, las ONG e incluso las personas sin hogar, ahora pueden ser las personas LGTBI. A veces es difícil analizar si se trata de una estrategia política o simplemente de un homófobo real inherente que se cabrea con algo como la campaña de Coca-Cola”, ha agregado.
El presidente Orbán, que promueve una retórica racista y xenófoba, alega que busca proteger las tradiciones cristianas de Europa y se opone a la igualdad de derechos para parejas gays. La Constitución del país, promulgada en 2012, prohíbe el matrimonio igualitario al mismo tiempo que permite uniones de hecho registradas. Aún así, las parejas LGTBI en Hungría no pueden adoptar en conjunto, acudir a la reproducción asistida ni compartir apellido.
En una entrevista en 2016, Orbán afirmó que las personas gays “pueden hacer lo que quieran, pero el Estado no reconocerá sus matrimonios … Una manzana no puede pedir ser llamada una pera”.
Coca-Cola ha respondido a la polémica y consideran que sus anuncios LGTBI, que decoran las calles y los pasos subterráneos de Budapest, demuestran los valores fundamentales de la multinacional estadounidense. “En nuestros anuncios, publicaciones y mensajes, expresamos los principios que representamos y, por lo tanto, nuestra creencia en la igualdad entre las personas. Creemos que en un mundo basado en estos valores, todos pueden vivir libremente, felices. El derecho al amor y a amar es de todos”, afirma la compañía en un comunicado.
El partido Fidesz no ha respaldado oficialmente el llamamiento de Boldog, pero han dicho que los húngaros tienen la libertad de decidir si consumen los productos de Coca-Cola. No obstante, no es la primera vez que un miembro del partido ha generado polémica por declaraciones homófobas. En mayo, el congresista László Kövér, miembro fundador de Fidesz, declaró que “no hay diferencia moral entre el comportamiento de un pedófilo y los homosexuales que quieren adoptar”.
Aunque Orbán rara vez ha comentado sobre el tema en público, sí ocasionó controversia en 2017 al invitar una organización anti-LGBTI estadounidense, conocida por sus vínculos con Rusia, a dar una conferencia en Budapest.