Análisis Kirby y el Pincel de Arcoíris
Ante la escasez de títulos que sepan sacar provecho real a las posibilidades del Gamepad de Wii U, era el momento de que alguien volviera a apostar por las características que marcaron la identidad de una consola que prometía ofrecer nuevas formas de jugar, y dado que nadie parecía atreverse a dar el primer paso, una vez más es la propia Nintendo aparece para salvar la situación con una de sus divertidas propuestas.
Kirby y el Pincel de Arcoíris es la nueva obra de Hal Laboratory, estudio responsable del más que notable Kirby Triple Deluxe o el reciente BoxBoy!, y su toque se nota desde el primer instante en un título que desborda encanto gracias a un apartado artístico excepcional y unas mecánicas de juego de lo más curiosas.
El planteamiento a priori, no difiere demasiado de algunos lanzamientos para dispositivos móviles: dibujar trazadas en una pantalla táctil para que el personaje en cuestión haga uso de ellas, sin embargo, si a esta atractiva fórmula le sumamos un desarrollo más largo y complejo protagonizado por uno de los personajes más queridos de la factoría Nintendo, es difícil que algo pueda salir mal.
La mecánica de juego es sorprendentemente sencilla, simplemente tendremos que pinchar con el lápiz táctil a nuestro querido Kirby para que avance y dibujar unas trazadas que sirven para transportarle en cualquier dirección. Por supuesto, bajo este planteamiento, se esconden muchas posibilidades que requerirán timings y trazadas precisas, además de tener que sortear multitud de obstáculos que se empeñan en entorpecer nuestra tarea e interactuar de distintas formas con el entorno. El resultado es sorprendentemente atractivo, especialmente si tenemos en cuenta que, como suele ser costumbre, Kirby podrá adquirir distintas habilidades y poderes especiales según la situación.
Aunque el desarrollo sigue un estilo plataformero, se dan situaciones de lo más original y pequeños puzles que nos obligarán a calcular cómo y cuándo pintar cada trazada. Tampoco faltan los enfrentamientos contra los jefes finales, un reto tan divertido si cabe como recorrer los propios niveles, la pena es que se echa en falta un poco más de variedad, porque algunos de los jefes se repiten a lo largo de la aventura.
Kirby y el Pincel de Arcoíris también nos permite tanto jugar en solitario como en compañía de otros jugadores. En esta modalidad, un jugador controla a Kirby y dibuja los trazados, y el resto de personajes le acompañan andando y saltando como en cualquier juego de plataformas tradicional. Su función es secundaria, pero requiere un cierto nivel de coordinación con el jugador principal para no caerse continuamente de las trazadas y en algunos momentos, pueden resultar especialmente útiles para romper tal bloque o acabar con tal enemigo.
Aunque la posibilidad de jugar en cooperativo se agradece enormemente, quizás ha faltado una integración un poco más definida de la labor de los acompañantes, que carecen prácticamente de control alguno sobre el desarrollo de la partida, dejando toda la responsabilidad en manos del jugador que controla a Kirby.
La campaña no es excesivamente larga, se puede completar en unas 7 horas, pero Kirby y el Pincel de Arcoíris es un juego que invita a rejugar cada nivel, ya sea para encontrar recompensas ocultas o para mejorar la puntuación consiguiendo un mayor número de estrellas.
La principal pega que se puede encontrar está relacionada con el nivel de dificultad y es que salvo que queramos completar cada nivel con una puntuación perfecta, se trata de un juego demasiado asequible. Sin duda, será capaz de encandilar a los más pequeños de la casa, pero puede resultar poco motivador para aquellos que busquen un gran reto.
Quizás los momentos más exigentes los encontremos en algunos de los desafíos que ofrece como modalidad aparte, unas pruebas independientes donde habrá que tener más precisión que durante la campaña, y conseguir un objetivo a contrarreloj, pero no harán que un jugador medio tenga demasiadas complicaciones para superarlos con un poco de práctica.
No podemos cerrar este análisis sin mencionar uno de los principales puntos fuertes del juego: Un apartado artístico de escándalo que nos deja algunos de los diseños más adorables, alegres y coloridos que hemos visto últimamente.
Kirby y el Pincel de Arcoíris no resulta un despliegue técnico, pero el aspecto de los escenarios y personajes, todos ellos elaborados como si fueran modelados de plastilina, le da un aspecto único para completar una puesta en escena preciosa.
Lo mejor
- El apartado visual en general y el diseño artístico en particular, es un festín para nuestros sentidos.
- Controles exquisitos y variedad de desarrollo garantizan una experiencia entretenida y muy divertida.
- Un juego de plataformas original, y uno de los pocos capaces de ofrecer un buen uso del gamepad y de sus funciones táctiles.
- Muy rejugable, invita a repetir para mejorar puntuaciones y encontrar nuevos secretos.
Lo peor
- Demasiado fácil, los jugadores experimentados echarán en falta un mayor nivel de desafío.
- Algún que otro nivel extra le hubiera venido de perlas.
- Que algunos jefes finales se repitan es un detalle bastante feo.
- El multijugador es divertido, pero los jugadores secundarios dependen demasiado del principal. Se podrían haber equilibrado mejor sus funciones.
Conclusiones
ConclusionesAnálisis Kirby y el Pincel de Arcoíris
Kirby y el Pincel de Arcoíris es uno de esos juegos “made in Nintendo” a los que resulta difícil resistirse. Su propuesta es original, su desarrollo es divertido y su apariencia visual es una auténtica delicia para los sentidos.
Se trata de un juego que se deja querer y resulta entretenido de principio a fin, al que sólo le ha faltado una duración un poco más generosa y un nivel de desafío capaz de atrapar a los jugadores más exigentes. De haber cumplido estos dos requisitos, podría haberse convertido en uno de esos lanzamientos de la compañía nipona para la posteridad.
Por: Noelia Valbuena
Análisis Kirby y el Pincel de Arcoíris
05/06/2015
8 / 10 estrellas