Análisis Mad Max, acción desenfrenada, combustible y tormentas de arena
El mundo se ha convertido en un mundo oscuro y voraz, donde los decentes no sobreviven y los más infames y crueles se aprovechan de los débiles. Las otrora grandes ciudades, campos y montañas se han convertido en desiertos y páramos donde la mejor arma es un buen coche con el que escapar. Aunque también el tesoro más preciado por los crueles señores de la guerra...
Un momento, esto me suena. ¿Estamos hablando de Mad Max? ¡Efectivamente! O al menos del universo post-apocalíptico en el que la popular trilogía de películas (estrenadas en 1979, 1981, 1985) se ambienta. Y es que este año la popular franquicia regresa, y no sólo al cine con la trepidante Mad Max: Fury Road, sino con el videojuego que todo fan de la saga desea probar, desarrollado por Avalanche Studios y Warner Bros.
Cargado de acción, con un impresionante mundo abierto y con características sandbox que recuerdan ligeramente a la de uno de los grandes éxitos de Avalanche, Just Cause, el juego llega a PC, PS4 y Xbox One dispuesto a sumergirnos en la piel del personaje que Mel Gibson (y ahora Tom Hardy) defendió tan bien en la gran pantalla. ¿A qué esperáis para leer nuestro análisis?
La Ciudad de la Gasolina, ese entrañable destino vacacional...
La Ciudad de la Gasolina, ese entrañable destino vacacional...Antes de nada, decir que Avalanche toma al protagonista y el universo creado por George Miller para su saga de películas, pero nos cuenta una historia totalmente nueva, ambientada antes de la trilogía.
Nos encontramos en el ya conocidísimo mundo de Mad Max, donde la civilización se ha ido al traste. Los alimentos escasean, no hay gobiernos ni orden establecido, y el combustible se ha convertido en uno de los recursos más deseados. Las bandas han tomado el control, al volante de vehículos tuneados para convertirse en auténtica armas, y nadie está a salvo.
No es el caso de Max, que hasta ahora ha logrado defenderse bastante bien. Tiene armas, tiene un buen coche, recursos suficientes... Lo único que le falta es gasolina, ese oro líquido sin que su “hogar” no es más que chatarra inútil. Por ello se dirige a la Ciudad de la Gasolina, donde este recurso abunda para quien desee hacerse con él. Ejem... ¿Eso qué significa? Problemas.
En cuanto las ruedas de Max entran en el territorio llaman la atención de la banda de criminales dirigida por Scrotus, un brutal señor de la guerra. Los bandidos le roban su coche, sus provisiones y sus armas, abandonándolo a la muerte en medio del desierto. Y aunque Max hace estragos entre sus atacantes, no puede evitar quedarse, literalmente, “en bolas”.
Por suerte, rápidamente se encuentra con un inesperado aliado: Chumbucket, un jorobado de mente dispersa pero con una habilidad innata para fabricar coches. Chum está decidido a ayudarle, y lo hará de la mejor forma posible, fabricando para él un coche tan potente como indestructible, el Magnum Opus. Pero claro, para conseguir ese coche que ya quisiera Michael Knight hay que currárselo antes, y eso se traduce en buscar chatarra y mejoras para el trasto.
La historia de Mad Max no es una maravilla, así que los que esperan un argumento agujerea-mentes que últimamente traen muchos títulos quedarán un poco decepcionados. La narrativa se centra en Max y en su deseo de acabar con el poder de Scrotus, algo que conseguirá liberando las zonas bajo su influencia y capturando sus bases, pero de ahí no pasa.
Los personajes tampoco son espectaculares, aunque se esfuerzan muchísimo en ser carismáticos. Por desgracia, son incomparables a algunos de los vistos en las películas, y más de uno queda relegado en nuestra memoria como “el tipo ese que nos pidió hacer tal misión”. El problema es que podríamos haber pasado por alto estos personajes secundarios si el protagonista, el icónico Max, hubiera sido “más él”. En las películas es un tío duro, con un carisma increíble, pero en el juego no han conseguido plasmarla. Algo decepcionante si tenemos en cuenta que toda la partida gira en torno a él.
Así que resumiendo, en lo narrativo Avalanche no ha hecho una obra de arte, aunque eso es algo de los que el estudio nunca se ha preocupado. Si queréis ver una buena historia ambientada en este universo, ir al cine. Si queréis jugar y divertiros conduciendo, luchando y explorando, éste es vuestro juego.
Misiones y retos, a nuestro gusto
Misiones y retos, a nuestro gustoEn Mad Max nos encontramos en el Yermo, el gigantesco territorio controlado por Scrotus, donde tendremos que enfrentarnos a sus caravanas de saqueadores, infiltrarnos en sus bases y ayudar a sus enemigos. Como en todo buen sandbox, podemos decidir qué hacer en cada momento, así que si nos pica la curiosidad ver cómo es esa fortaleza amurallada del norte, podemos dirigirnos hacia allí. Si somos más de carreras, seguro que hay algún que otro personaje dispuesto a retarnos. Si somos de explorar, tenemos todo un mundo a nuestro alcance.
Pero claro, no todo es tan sencillo. Para avanzar sin problemas y evitar que una caravana nos devore cual hormiguero a un trozo de pan, tendremos que superar las misiones principales y diversos retos que nos permitirán fortalecer tanto a Max como al Magnum Opus.
Las misiones principales, las que siguen la “historia” central, aparecen marcadas en el mapa, y al iniciarlas se nos dan una serie de objetivos que van actualizándose a medida que avanzamos. Por ejemplo, pueden pedirnos que entremos en una de las bases de Scrotus y la tomemos por la fuerza, o que busquemos a un jefazo en particular para darle una paliza al volante. Todas estas misiones giran en torno al mismo objetivo narrativo, mejorar el Magnum Opus y debilitar la posición de Scrotus.
Cuando completamos las misiones se desbloquean diversas mejoras para el coche y para Max. Por ejemplo parachoques más resistentes, con los que podremos embestir a los coches enemigos y disminuir los daños que eso provoca a nuestro vehículo, o chaquetas protectoras para nuestro personaje. El Magnum Opus tiene un montón de armas a su disposición, por ejemplo un gancho (¿Os suena, fans de Just Cause?) con el que podemos causar estragos, ya sea tirando de torres hasta derrumbarlas o atravesando la carrocería blindada de los coches enemigos.
Ahora bien, para conseguir estas mejoras tenemos que invertir en ellas, utilizando para ello la moneda de cambio del juego: la chatarra. Podemos encontrarla repartida por los escenarios, en las bases enemigos o saqueándola de los cadáveres de los enemigos. Una vez tengamos bastante podemos gastarla en mejorar el parachoques, las ruedas o incluso la escopeta de nuestro prota.
Max también puede fortalecerse gracias a un sistema de progresión sencillo pero entretenido. Completando diversos objetivos, como por ejemplo derrumbar torres de vigilancia de Scrotus o derrotar a X número de enemigos a puñetazo limpio, ganamos puntos de leyenda que podemos usar para mejorar nuestras habilidades: curarnos más al beber agua, ser más resistentes a los golpes, reducir el consumo de gasolina cuando conducimos, etc.
Como decíamos, es imposible avanzar en la historia principal sin haber mejorado nuestro coche, por lo que nos veremos obligados en más de una ocasión a realizar misiones secundarias para obtener más chatarra o desbloquear upgrades. Hay distintos tipos de misiones, siendo las más comunes conquistar fortalezas o derrotar caravanas.
Para conquistar fortalezas tendremos que infiltrarnos en ellas, y podemos hacerlo a lo bruto, llamando la atención, o con sigilo. La forma más segura es eliminar las defensas de las bases una a una antes de entrar dentro y acabar con todos los enemigos, pero si somos amantes de las explosiones y la acción más desenfrenada, también podemos volvernos locos y arrasar con lo que pillemos.
Muchas veces la toma de las fortalezas concluyen cuando acabamos con su líder o destruimos su principal recurso. A partir de ese momento la base queda en manos de nuestros aliados, y podemos mejorarla de diversas formas, usando por supuesto la valiosísima chatarra. Cuando mejoramos las bases conseguimos recompensas, como envíos de chatarra o nuevo equipo, así que merece la pena hacerlo.
Las caravanas es como llamamos a los convoys enemigos que se dedican a saquear los alrededores, y que siempre están dirigidos por un jefazo. Si lo derrotamos conseguiremos grandes recompensas, así que puede ser de utilidad perseguir a alguno de estos grupos en cuanto lo detectemos.
Podemos ir directamente a por el jefe, pero lo mejor suele ser acabar primero con sus aliados, que no cesarán en su intento de echarnos de la carretera y aniquilarnos. Para derrotarlos podemos embestir sus coches, ya sea lanzándonos hacia los lados o utilizando el doble turbo, una de las herramientas del Magnum Opus, o bien disparar contra los conductores o los tanques de combustible. Los jefes suelen ser más difíciles de derrotar, ya que van blindados. Por suerte tenemos nuestro super gancho, que podemos usar para arrancar esa protección y, después, dedicarnos a disparar y embestir como locos.
Al principio del juego tanto las fortalezas como los convoys serán débiles, pero a medida que mejoremos nuestra situación también lo hará la de Scrotus, así que tendremos que enfrentarnos a toda clase de guerreros armados hasta los dientes, francotiradores o “atascos” de vehículos enemigos.
¿Lo bueno? A medida que aumenta la dificultad lo hace la diversión, ya que entrar en las fortalezas se convierte en un auténtico reto. ¿Lo malo? Las misiones son tan parecidas que, una vez hayamos encontrado la clave para superarlas, el resto del juego se volverá muy repetitivo.
La triste belleza de los páramos
La triste belleza de los páramosEl apartado gráfico es uno de los aspectos más llamativos de Mad Max. Nos encontramos ante escenarios gigantescos, amplios desiertos plagados de montañas, estructuras abandonadas y donde en ocasiones estallan impresionantes tormentas de arena. Prácticamente en cualquier zona podemos pararnos y maravillarnos con sobrecogedoras puestas de sol.
Técnicamente es un juego muy potente, aunque como siempre las versiones de consola pierden un poco si las comparamos con la de PC. Aún así, en estas nos encontramos con unos 30 fps estables y unas texturas muy decentes. El principal “pero” es el popping que se a veces se produce en las zonas más amplias, y que es especialmente cantoso cuando conducimos a toda velocidad. Otro fallo es el acabado, en ocasiones imperfecto, de algunos personajes.
El apartado sonoro también cuenta con algún que otro problemilla puntual, pero si tenemos en cuenta lo amplio que es el juego (con 30 horas únicamente de trama principal) se lo perdonamos. Al fin y al cabo, en títulos tan ambiciosos es imposible no encontrarse con problemillas de acabado.
Lo mejor:
- Es Mad Max, puro y duro. Los fans de la franquicia reconocerán la devastación de los Páramos y la crueldad que gobierna en ellos. Avalanche ha capturado perfectamente la esencia de la saga.
- Es un juego largo, con multitud de posibilidades y misiones. Si queréis viciaros, podéis hacerlo sin miedo a batir el juego en una tarde. O dos, o cinco.
- El sistema de progresión del Magnum Opus es muy inteligente, obligándolos a avanzar en misiones y a explorar a la vez para conseguir los mejores resultados.
- Gráficamente es una maravilla. No es perfecto, pero supera a muchos AAA recientes.
- La acción al volante: carreras desenfrenadas, luchas dentro de los coches, explosiones... Una pasada.
Lo peor:
- La historia prácticamente inexistente y los personajes olvidables. Básicamente se juega por jugar, no porque nos preocupemos por el destino de Max o nos intrigue algo del argumento.
- A veces, cuando hemos superado varias veces el mismo tipo de misión, se hace repetitivo.
Conclusiones
ConclusionesAnálisis Mad Max, acción desenfrenada, combustible y tormentas de arena
Hay juegos que sacrifican la jugabilidad y la variedad en el gameplay para centrarse en la historia, el desarrollo de los personajes, la narrativa... Mad Max no es uno de esos. Es más, podríamos decir que hace todo lo contrario, descuida un poco la historia para centrarse en la parte jugable. Tenemos infinidad de misiones, grandes escenarios que explorar, buenos gráficos...
Es un juego divertido, al que podemos dedicar horas sin cansarnos. Se trata de la propuesta perfecta para los amantes de la acción más desenfrenada, ya que, sea al volante o a pie, Max no deja de luchar, explosionar cosas y poner las cosas difíciles a los señores de la guerra. Eso sí, eventualmente (y tras muchas horas de juego) puede resultar repetitivo por lo similar de las misiones, así que no es recomendable para largos maratones.
Avalanche ha hecho un gran trabajo adaptando la saga de George Miller en un videojuego, y eso es algo que los amantes de la franquicia sin duda sabrán aceptar. Si te fascinaron las aventuras del Guerrero de la Carretera en la gran pantalla, ni lo dudes: este juego es para ti.
Por: Álvaro Alonso
Análisis Mad Max, acción desenfrenada, combustible y tormentas de arena
09/03/2015
8 / 10 estrellas