Hubo una época en la que los videojuegos no cedían a la espectacularidad gratuita, al afán por plagar hasta lo obsceno las fórmulas, estilos e incluso ideales de la más cara de las superproducciones de Hollywood. Hubo una época en la que los videojuegos trataban de conquistarnos amén a su jugabilidad, sin prostituirla para conseguir nuevos adeptos. No vendían su alma para ser más accesibles, no trataban de adaptarse a ti, si no que eran ellos mismos, puros, desafiantes, absorbentes. Eras tú, el jugador, el que te tenías que plantarte ante el juego para conquistarle, para ganarle terreno minuto a minuto, click a click o moneda a moneda.
Hablamos de los primeros Castlevania, de los MegaMan y de otros tantos juegos como el siempre genial Ghost’n Goblins. Y en dicho sentido Shovel Knight, título que hoy analizamos casi con la misma ilusión con la que descubrimos algunas de estas máquinas recreativas, ha nacido queriendo ser un auténtico homenaje a los grandes clásicos.
Estrenado el verano pasado en PC y tras haber pasado por Wii U y la portátil 3DS en noviembre, la obra del estudio indie Yacht Club Games aterriza ahora en PS Vita, Playstation 3 y Playstation 4, permitiéndonos recuperar no pocas sensaciones de una época pasada en la que los videojuegos brillaban por temas que poco tenían que ver con los millones invertidos en su desarrollo y con las agotadoras campañas de marketing que nos toca soportar a día de hoy.
La trama nos pone en la piel de Shovel Knight, un hidalgo caballero que, tras haber perdido a su fiel compañera de aventuras, se embarca en una última cruzada contra el mal que invade el mundo. Sí, estamos ante uno de esos héroes de los de antes, de los que no necesitan un escuadrón de marines a sus espaldas, armaduras robóticas o granadas de plasma. De hecho a nuestro encantador personaje le valdrá una pala, una auténtica pala de las de cavar de toda la vida para combatir hordas de no-muertos, insectos gigantes, dragones, fantasmas y todo tipo de criatura con malas intenciones que se le ponga por delante.
Todo el planteaminto de Shovek Knight emana sencillez por los cuatro costados. ¡Pero ya quisieran los Triple A de hoy sacar tanto jugo de un esquema tantas veces visto en el pasado! Pese a que no innova en absoluto ni quiere hacerlo, todo lo que ofrecer cuadra a la perfección, resultando fresco y funcionando como una máquina bien engrasada. Nos moveremos de derecha a izquierda y de arriba abajo en esta aventura plataformera en 2D construida con escenarios pixelados tipo 8bits, dando saltos, matando enemigos y resolviendo puzles. No hay más, pero es que a la vez es mucho.
Pocos juegos han sacado tanto de la fórmula ‘salta y golpea’, y este mérito recae en el sensacional diseño de niveles, construidos para plantear al jugador un constante desafío sin hacerle caer en la frustración ni por un minuto. Moriremos decenas de veces, por supuesto, pero siempre por nuestra torpeza y no por una mala decisión de diseño o por algún tipo de desajuste en los controles. Repetimos, la clave de este título se encuentra no en ofrecer mucho, si no en haber sido capaz de formar un puzle perfecto y la mar de estimulante con lo ‘poco’ que ofrece.
Como en los juegos de antaño tendremos que medir al milímetro cada salto, andarnos con ojo avizor para descubrir cualquier área secreta (las cuales por cierto son uno de los grandes alicientes del título al esconder jugosos tesoros), medir bien nuestras embestidas contra los rivales y aprendernos al dedillo la mecánica que corresponda para acabar con los jefes finales, los cuales por cierto son realmente memorables.
La pega que se le puede sacar es que es un título bastante corto, algo que se acentúa por el hecho de que mientras juegas estás tan metido en la acción que se te pasa volando. Por eso es tan interesante tratar de descubrir las comentadas áreas secretas, al igual que tratar de conquistar los diferentes trofeos, algunos de ellos casi inalcanzables. En cualquier caso, dado que el propio desarrollo del juego resulta tan absorbente como variado dentro de sus limitaciones, rejugarlo es una delicia. Hay ciertos juegos que se dejan saborear bien dos, tres y cuatro veces, y este es uno de ellos.
Nos queda hablar de los tesoros, tema que hemos comentado antes de pasada. Somos un caballero andante que no le hace ningún asco a recoger tesoros, y eso es algo que sencillamente mola, más aún cuando podemos invertirlos en comprar nuevas armaduras que nos ofrezcan una mayor protección, potenciar nuestra salud o adquirir reliquias, las cuales podremos utilizar durante la partida para machacar a los enemigos que se nos pongan por delante con bolas de fuego, pero también para sortear ciertos obstáculos pudiendo por ejemplo colocar sobre el suelo una especie de pieza móvil o llegar más lejos impulsándonos horizontalmente en el aire al saltar. Eso sí, el uso de reliquias consume maná, y no podemos ir por la vida desperdiciándola ante la primera barrera que nos encontremos. Y por cierto, si nos matan perderemos nuestros tesoros acumulados si no tratamos de recuperarlos a toda prisa.
El último gran punto a destacar lo encontramos en su cuidadísimo apartado audiovisual. Se trata de uno de esos juegos que, cuando lo ejecutas en tu consola de nueva generación y alguien te ve, genera cierta sensación de estupefacción que puede venir seguida de una pregunta: “¿Te has gastado 400 euros en esa consola para jugar a un juego de la Master System?”.
¡Ay amigos! Deberíamos levantar un monumento a cada pixel de Shovel Knight, puesto que todos ellos juntos son capaces de trasladarnos a una época más sencilla, en la que los unicornios volaban y llovía cerveza. Puede que no fuera del todo así, pero el caso es que el cariño puesto por sus responsables y su buen saber hacer a la hora de crear un nuevo videojuego clásico es incuestionable, y no solo en el plano visual, si no también en el sonoro gracias a una banda sonora retro-épica.
Lo mejor:
- Es un nuevo gran clásico. Usando fórmulas tradicionales que ya hemos visto un millón de veces es capaz de ofrecer lo que pocos consiguen hoy en día: una aventura estimulante, absorbente y profundamente entretenida.
- El trabajo realizado a la hora de diseñar los niveles es para quitarse el sombrero. Todos los elementos cuadran entre sí a la perfección, dando forma a una propuesta desafiante sin hacernos caer en la frustración.
- Ofrece una gran cantidad de secretos y trofeos por conseguir, así como fases bonus y extras.
- En el plano audiovisual es encantadoramente retro. Destila 8 bits por los cuatro costados.
Lo peor:
- Si nos centramos en superarlo sin más se hace corto, y aunque da gusto volver a jugarlo, lo cierto es que no le habría venido mal el ofrecer unas cuantas horas más.
Conclusiones
ConclusionesAnálisis Shovel Knight, un caballero andante retro que te conquistará
En definitiva, nos encontramos ante un título que hará las delicias de todo buen amante de lo retro. Nos ofrece la posibilidad de vivir una aventura de las de antes, de aquellas que conseguían generarte tensión, que conseguían que te pegaras a la pantalla sudando el mando sin necesidad de tener que tragarte media hora de cinemáticas visualmente espectaculares. Shovel Knight es un clásico nacido fuera de época, y justo por ello debemos acogerlo, ponerlo en valor y saborearlo. Porque no es una apuesta fácil y porque pocos, muy pocos, son capaces de ofrecer tanto con tan poco.
Si te gusta que la mayor parte del atractivo de un videojuego recaiga sobre su faceta jugable, si valoras como hay que valorar los pixels y el sonido chip, si te sientes atraído por los héroes de antes, por aquellos caballeros andantes que se desvivían por encontrar tesoros y liberar al mundo de la oscuridad, no dudes en echarle el guante.
Por: Daniel Moreno
Análisis Shovel Knight, un caballero andante retro que te conquistará
04/24/2015
9 / 10 estrellas