La carrera por dominar la nueva generación de consolas comenzó mucho antes de que PS4 y Xbox One pisaran las tiendas, con toda esa marabunta de noticias, la gran mayoría de ellas en forma de rumores, esparciendo a los cuatro vientos las virtudes y defectos de cada una de ellas.
Durante estos primeros meses de batalla la gran ganadora fue sin lugar a dudas PS4, gracias en gran parte a los muchos errores de planteamiento cometidos por Microsoft. La de Sony arrasó de calle al no poner trabas al mercado de segunda mano, al no requerir de conexión permanente a internet y por el hecho de contar con un hardware superior en puntos como la memoria RAM.
Dos años después de todo esto, queda claro que desde Microsoft han sabido recomponerse, tirando por la borda muchos de los lastres de Xbox One como la obligatoriedad de Kinect, un periférico que incrementaba en 100 euros el precio de venta de la consola. Sin embargo PS4 sigue completamente intratable en ventas, logrando unas cifras globales que pocas o ninguna consola antes han alcanzado en tan poco tiempo.
Para que os hagáis una idea, la de Sony ha superado los 29,3 millones de consolas vendidas en todo el mundo en apenas dos años. En el último trimestre se han vendido más de 4 millones de unidades, un 4,8% más, mientras que las ventas digitales de software se han incrementado un 56,8%. ¡Menos mal que las consolas domésticas estaban muertas según no pocos analistas!
Estas cifras tan alentadoras, unidas al reciente descuento en el precio oficial de la consola hasta los 349 euros en su modelo de 500 GB, ha motivado a Sony para elevar su previsión de ventas en un millón de unidades, por lo que tienen previsto vender 10,5 millones de unidades de aquí hasta el 31 de marzo, fecha en la que darán por cerrado su actual año fiscal. Eso serían 17,5 millones de consolas en este año frente a los 16,5 millones previstos, siendo la segunda vez que los nipones incrementan sus previsiones durante 2015.