Hubo una época en la que todos flipábamos con la posibilidad de poder controlar a los personajes de un videojuego emulando en la vida real los movimientos que queríamos que realizaran en pantalla. La idea por ejemplo de poder enfrentarnos a nuestros enemigos meneado el brazo como si manejáramos una espada nos parecía la evolución lógica, el siguiente paso tras unos gamepad a los que supuestamente les quedaba poco más que ofrecer.
Ahí es donde entró Nintendo con su Wii, un absoluto éxito de ventas gracias a su control por movimiento, algo que pronto imitó tanto Microsoft con su Kinect como Sony con PS Move. Wii llevó los videojuegos al gran público al permitir que niños, abuelos, padres y madres jueguen a los bolos frente a la tele, haciéndoles sentir que realmente lanzaban la bola con la fuerza, velocidad y dirección adecuada para conseguir un strike.
Vivimos entonces todo un boom y pronto llegaron otros tantos títulos deportivos. Con este tipo de sistema de control podíamos disparar flechas, esquiar, saltar, boxear, montar a caballo o lanzar estrellas ninjas. Sin embargo todo esto distaba demasiado de ser lo que los auténticos jugadores de pro buscaban, dado que el control por movimiento ha demostrado ser, incluso en la nueva generación con Xbox One y la segunda versión de Kinect, demasiado impreciso e incómodo para las propuestas más inmersivas.
En otras palabras, la burbuja acabó por explotar y ya pocos juegos buscan aprovechar Kinect, Move o el control por movimiento de Wii U, algo que ha reconocido el mismísimo Shuhei Yoshida, jefe de los estudios internos de Sony:
“Los motion games eran una cosa grande, pero, al igual que con los juegos sociales, de baile, de música o guitarra, no creo que haya una gran cantidad de apetito ahora mismo por otro juego del estilo”.
“Nos hemos dado cuenta de que PS Move era un poco adelantado a su tiempo. Estábamos muy entusiasmados con la posibilidad de utilizar el seguimiento posicional en 3D para hacer juegos, pero es realmente difícil con una pantalla normal en 2D”.
Es por ello que la única salida que ahora mismo ve Yoshida a su Move es la de integrarlo con Project Morpheus, el dispositivo de realidad virtual que están desarrollando en Sony para Playstation 4. La idea sería poder utilizar Move y sus botones físicos para conseguir una mayor integración en un entorno virtual en 3D. Con el control por movimiento podríamos apuntar y disparar en dichos entornos, mientras que gracias a los botones físicos de Move podríamos desplazarnos con mayor precisión que la ofrecida por otro tipo de dispositivos como Kinect:
“Nos estamos dando cuenta de que con Project Morpheus lo que busca hacer el jugador es interactuar con un objeto en el espacio virtual. La única manera de hacer eso es mediante un dispositivo de entrada de posicionamiento 3D como PS Move”.
Evidentemente aún es pronto para asegurar si la integración del control por movimiento con la realidad virtual es realmente la clave del futuro de los videojuegos. Lo que sí que podemos decir es que probar esta fórmula no será precisamente barato, ya que necesitaríamos una PS4, una PS Cámara (básica para Move), un casco Project Morpheus (cuyo precio aún se desconoce) y el propio mando PS Move. Ah, y los juegos. No nos olvidemos de los juegos…