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Campo Viejo, ¿la bodega más ecológica del mundo?

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Situadas muy cerca de Logroño, con una finca de 42 hectáreas rodeada de viñedo, las Bodegas Campo Viejo no sólo se conocen por su arquitectura única y sus grandes vinos, sino también por sus prácticas sostenibles. La publicación Business Green, dedicada a la economía “verde”, se ha hecho eco de su forma ecológica de elaborar el vino.

“Puede ser uno de los viñedos más respetuosos con el medio ambiente del planeta”, explica la revista, que destaca que sus altas cifras de producción de vino (15 millones de botellas al año) no ha frenado su ambición ecológica. Así, en 2012 se convirtieron en la primera bodega de España 'carbono neutral', esto es, cuando eliminan de la atmósfera tanto dióxido de carbono como el que agregan. De este modo han reducido sus emisiones de gases de efecto invernadero en un 25% desde 2011 y también han reducido la energía que usan en un 15% en los últimos 4 años.

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Además, la bodega ha sido diseñada desde el principio en términos de sostenibilidad. Integrada en el paisaje, con sólo una planta, su edificio es visible a nivel de suelo, con el resto de la instalación subterránea. Así, aprovecha la refrigeración natural, usa técnicas para regular la iluminación y cuenta con sistemas de riego inteligente que reducen masivamente sus necesidades de energía. Y la energía que usan es 100% renovable y generada por una planta geotérmica.

Así mismo, el diseño de la bodega permite que las uvas puedan ser introducidas en la bodega desde el viñedo o desde los vehículos aprovechando la gravedad. La enólogo Elena Adell, de Campo Viejo, explica que así el vino se mueve en distancias cortas y “cuanto más corta es la distancia, menos energía y bombeo se necesita”.

El vino se almacena en tanques de acero inoxidable también diseñados para minimizar su limpieza, apertura y movimiento durante la fermentación, lo que impide que los gases y la energía se escapen.

Un túnel lleva a la planta baja del edificio y se usa un conducto de refrigeración que puede ser abierto o cerrado para asegura las temperaturas abajo y el nivel óptimo para conservar el vino. Después de la fermentación, el vino es almacenado en un otra sala a 18 metros bajo la superficie. Toda una experiencia ecológica que ha llamado la atención de los expertos británicos.