Agentes de la Policía Nacional detuvieron a 29 personas, 27 de ellas en Valladolid y dos en Barcelona, y desmantelaron tres talleres de falsificación de tarjetas de crédito, según informaron a Europa Press fuentes del Ministerio del Interior.
La operación, denominada 'Campeón' finalizó con la detención de 29 individuos de nacionalidad rumana y la localización de los tres talleres de falsificación tras una investigación desarrollada en Valladolid y Barcelona, que ha sido posible gracias a otra actuación policial llevada a cabo en los primeros días de este mismo mes en la Ciudad Condal y que concluyó con otros 11 detenidos y tres talleres más desmantelados.
Con estas detenciones se consideran desarticulados estos grupos criminales integrados por ciudadanos rumanos y dedicados a la falsificación de tarjetas, con las que compraban en establecimientos exclusivos y se alojaban en hoteles de lujo.
En los once registros practicados se han localizado 300 tarjetas, gran cantidad de documentos de identidad falsos y por primera vez ha sido incautado un lector para tarjetas de chip. La operación ha sido realizada por la Brigada de Delincuencia Económica de la UDEF Central y las Jefaturas Superiores de Castilla y León y Cataluña.
La organización criminal contaba con diversos proveedores de numeraciones en España, así como en Estados Unidos, Ucrania y Rumanía. Éstos lograban, a través de diversos medios, los datos de las tarjetas de crédito sin que, en la mayoría de las ocasiones, se detectara su copiado hasta el momento en que se habían realizado numerosas operaciones fraudulentas.
Los proveedores de numeraciones contactaban a su vez con otras personas que, mediante el uso de los dispositivos electrónicos e informáticos adecuados, operaban y materializaban las falsificaciones sobre los soportes adecuados que otorgaban apariencia real a las falsas tarjetas.
DOS EQUIPOS EN VALLADOLID
Dentro del grupo que actuaba desde Valladolid, habían estructurado dos equipos independientes entre sí, pero con la misma finalidad delictiva. Cada uno de sus integrantes cumplía un rol específico en el seno de la organización criminal.
Una vez completado el proceso de falsificación, las tarjetas eran distribuidas entre diferentes personas del equipo que actuaban como “pasadores”. Éstos realizaban las compras en establecimientos comerciales e incluso extraían dinero en efectivo de cajeros automáticos. Adquirían efectos electrónicos de elevado valor, así como bolsos, ropa y joyas de marcas exclusivas, en algunas ocasiones encargados desde Rumanía.
Estos grupos desarticulados se caracterizaban también por otro tipo de delitos tales como la falsificación de documentos de identidad, las estafas bancarias a través de métodos como el “phising”, además de actividades relacionadas con el favorecimiento de la prostitución y el tráfico de estupefacientes.
En la operación se intervinieron tres lectores grabadores de tarjetas de crédito, un lector de tarjetas de crédito para memorizar numeraciones, otro lector para tarjetas de chip, 300 tarjetas de crédito falsificadas, elementos y útiles para la falsificación de moneda y documental, 15.400 euros en efectivo, 540 libras esterlinas, numerosos documentos de identidad falsificados y gran cantidad de documentos bancarios para cometer estafas, así como numerosos efectos de elevado valor adquiridos con las tarjetas.