Dos alumnos por aula sufren bullying en España, según la investigación más completa sobre acoso escolar
El acoso escolar es una de las principales barreras psicológicas, emocionales, sociales y educativas en el desarrollo de la personalidad infantil. A pesar de la sensibilización de los últimos años sobre esta problemática, faltan investigaciones rigurosas actualizadas que dimensionen este fenómeno en nuestro país.
Por ese motivo, la Fundación ColaCao junto con la Unidad de Psicología Preventiva de la Universidad Complutense de Madrid, han llevado a cabo una investigación social para conocer cuál es la realidad del bullying en nuestro país, considerando las perspectivas de víctimas, acosadores y testigos. Se trata de la investigación más completa sobre acoso escolar y ciberacoso que ha habido hasta la fecha en España, con una participación de 20.662 estudiantes – entre los niveles de 4º de Educación Primaria a 4º de Educación Secundaria Obligatoria- de las 17 comunidades autónomas, de un total de 325 centros educativos.
Más acoso en primaria que en secundaria
Uno de los datos centrales extraídos de dicha investigación es que casi dos estudiantes por clase de promedio reconocen sufrir bullying, calculando sobre una media de 28 alumnos por clase. Este dato significa que el 6,2 % de los estudiantes entre 4º de primaria y 4º de secundaria manifiesta haber sufrido acoso escolar en los últimos dos meses.
En contraposición, la investigación también apunta que el 2,1% de los encuestados se reconocen como acosadores, lo que refleja que hay un acosador por cada dos clases. De acuerdo con estas cifras significa que hay en nuestro país casi 220.000 estudiantes víctimas de acoso escolar, y más de 74.000 acosadores. También existen un 16,3% de alumnos que se identifican como testigos, es decir, 5 niños por aula.
En educación primaria (4º, 5º y 6º) se reconocen como víctimas el 7,6% de los alumnos, sin diferencias significativas entre chicas (7,5%) y chicos (7,7%). En educación secundaria, disminuye hasta el 5,3%, con un porcentaje significativamente más elevado entre las chicas (5,8%) que entre los chicos (4,7%). A medida que avanzan los cursos y, por lo tanto la edad, también cae el número de estudiantes que reconocen ser víctimas de acoso escolar.
En cuanto a las cifras de acosadores, el porcentaje de chicos que se reconoce como acosador (2,6%) es bastante más elevado que el de las chicas (1,4%). Por etapas, son un 2,4% frente a un 1,4% en primaria y un 2,7% frente al 1,4% en secundaria. Estos resultados van en la dirección de lo encontrado en estudios anteriores y cabe relacionarlos con la educación tradicional sexista, que asocia el dominio y la violencia con la masculinidad.
El estudio también ha mostrado que el 19,2% del alumnado reconoce haber sufrido como víctima alguna situación de maltrato entre estudiantes que podría derivar en acoso escolar. Además, las redes sociales están adquiriendo cada vez un mayor protagonismo en la vida de los jóvenes. Por esta razón, la investigación ha recogido qué relaciones hay entre acoso y ciberacoso- así como las condiciones de riesgo y de protección sobre el mismo-, llegando a la conclusión que haber sufrido acoso escolar incrementa el riesgo de sufrir ciberacoso1: casi la mitad de las víctimas de bullying (46,4%) reconoce haber sufrido alguna situación de maltrato digital.
En cuanto al ciberacoso, se ha observado como el 10,7% del alumnado reconoce haber sufrido como víctima una situación de maltrato entre iguales a través de dispositivos digitales, que podría derivar en ciberacoso. En este punto, lo sufren más las chicas (12,7%) que los chicos (8,7%).
Al preguntar a las víctimas qué características propias atribuyen a su victimización, el 52,9% afirma que su aspecto físico es el motivo principal. Dentro de este dato, cabe considerar que el 26,6% relaciona dicha situación con ser más gordo/a. El siguiente motivo (44,2%) es el de desafiar los estereotipos sexistas: no comportarse como el resto de chicos o de chicas; el tercero es “porque me tienen envidia” (42,2%) y el cuarto se refiere a situaciones de indefensión y aislamiento (41,1%), poniendo este último de manifiesto la importancia de las amistades para detener el acoso.
Las preguntas sobre la victimización online se plantearon a partir de 5o curso de primaria a quienes habían respondido poder usar el ordenador sin que ninguna persona adulta viera lo que estaban haciendo y/o tener cuenta en redes sociales; algunas de ellas solo se plantearon a quienes respondieron tener cuenta en alguna red social.
¿Qué tipo de agresiones declaran sufrir las víctimas? Las más frecuentes son de tipo verbal y relacional: llamar por motes o burlarse, contar mentiras para que los demás le rechacen, hablar mal de su aspecto físico para hacerle sentir mal e ignorar a propósito excluyendo del grupo. El resto de las agresiones (físicas, sexuales, coacciones, contra las propiedades, racistas o xenófobas, o contra la orientación sexual) son menos frecuentes que las anteriores.
La investigación también ha analizado los lugares donde se producen estas situaciones de acoso escolar, poniendo de relieve que más de la mitad del bullying se lleva a cabo en el patio (57,8%), con diferencias entre primaria (69,6%) y secundaria (48.8%). El aula es el segundo escenario más frecuente (34,3%), sobre todo en secundaria (en ausencia del profesorado, el 34,9% en primaria y el 48,9% en secundaria; y con su presencia el 17,6% y el 35,7%, respectivamente). Después, podemos encontrar otras ubicaciones específicas como son el gimnasio o la clase de educación física, el comedor y las actividades extraescolares, los aseos y el autobús.
A partir de las respuestas de las víctimas, se desprende que las agresiones sufridas han sido realizadas mayoritariamente en grupo: en el 60,1% de las ocasiones, las víctimas han reconocido su realización grupal. Respecto al tamaño del grupo, el mayor porcentaje (41,8%) responde que eran 2-3 estudiantes. La mayor parte de las agresiones se llevan a cabo por estudiantes del mismo curso que la víctima (68,9%), aunque en un 20,7% de casos lo realizan estudiantes de un curso más alto y en un 9,3% de un curso más bajo. Asimismo, el acoso escolar suele suceder delante de otros estudiantes, cuyas reacciones pueden influir decisivamente en su desarrollo. El estudio ha indagado sobre la postura de los estudiantes ante situaciones de acoso y así se ha observado que el 41,9% intenta intervenir independientemente de su relación con la víctima, el 25% solo si la víctima es su amigo/a y el 15% cree que debería actuar, pero no lo hace. Un 10,5% es indiferente o justifica la violencia sin intervenir. Por último, un 7,2% de quienes reconocen haber vivido o presenciado acoso escolar afirman que participan ejerciéndolo.
El acoso escolar está rodeado de silencio
Al preguntar cuál es la reacción de las víctimas que han sufrido acoso escolar, el 38% (o 1 de cada 3) afirman que no cuentan a nadie haber sufrido dicha agresión. Los dos motivos principales que aducen son el miedo y no preocupar a sus familiares. En aquellos casos en que sí se lo han comunicado a alguien, la madre (77,6%), las amistades (72,7%), el padre (63%) y los/as profesores/as (52,4%) han sido las principales figuras a las que las víctimas han contado el acoso escolar.
La investigación analiza las relaciones entre el acoso escolar y el ciberacoso con la salud mental. En este sentido, demuestra que las víctimas de acoso y ciberacoso tienen significativamente más síntomas depresivos que los acosadores o aquellos no involucrados. Quienes acosan muestran un patrón de conducta más agresivo y antisocial, mientras que las víctimas, en cambio, presentan más síntomas emocionales que reflejan sufrimiento y vulnerabilidad, aunque suelen ser más prosociales.
“Estos hallazgos subrayan la urgente necesidad de intervenir desde las escuelas en la prevención del suicidio, poniendo especial énfasis en ayudar a las víctimas de violencia y abordar las dificultades socioemocionales de quienes acosan para garantizar el bienestar de todos los estudiantes”, añade la Doctora María José Díaz-Aguado, directora de la investigación y de la Unidad de Psicología Preventiva de la Universidad Complutense de Madrid.
Además, las víctimas y acosadores tienen un mayor riesgo de conductas autolesivas que aquellos no involucrados, teniendo el ciberacoso una fuerte asociación con estas conductas, tanto para las víctimas como para los acosadores. Al observar la relación con el acoso, las cifras son alarmantes: el 20,4% de las víctimas y el 16,8% de los acosadores en el acoso escolar, y el 21,1% de las víctimas y el 24,9% de los acosadores en el caso del ciberacoso, declaran haber intentado quitarse la vida.
Además, trabajar en la escuela estrategias de afrontamiento emocional reduce el riesgo de problemas socioemocionales (como los síntomas depresivos o los problemas de conducta) y de ejercer acoso escolar. Respondió recordar dicho trabajo el 41,3% del alumnado no involucrado; el 45,7% de las víctimas, y el 34,4%% de los/as acosadores/as.
Según la investigación, otro factor protector muy relevante es saber a quién pedir ayuda en la escuela ante un problema psicológico: un 70,5% del alumnado afirma saber a quién pedir ayuda, y la cifra baja al 66,1% entre las víctimas de acoso escolar, y al 52,8% a aquellos que ejercen dicho acoso.
“Estos resultados reflejan que en los últimos años se ha incrementado la extensión de dichas medidas en los centros educativos de España y que con ellas se reduce el riesgo de los problemas que pretenden prevenir. También ponen de manifiesto la necesidad de incrementar dicha eficacia y de extenderlas a toda la población en las mejores condiciones”, concluye la Dra. María José Díaz- Aguado, Directora de la investigación
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