El Atlético de Madrid superó con suma facilidad (2-0) al Aberdeen escocés, que nunca estuvo a la altura de un equipo madrileño poderoso en ataque y con un lavado de cara en su retaguardia, en un partido correspondiente a la tercera jornada de la Copa de la UEFA en el grupo B, que sigue con el Panathinaikos griego como líder con dos puntos más que los españoles.
Con este resultado, los rojiblancos dan un paso firme y decidido para superar esta 'liguilla' (4 puntos en dos partidos) y clasificarse para los dieciseisavos de la Copa de la UEFA, competición en la que no asomaban desde hace siete años, después de un partido marcado por los altibajos en ataque de los locales y que se decantó en su favor gracias al repertorio de futbolistas (entre titulares y suplentes) que Aguirre desplegó sobre el campo.
El guión en el Manzanares no cambia. Los pupilos de Javier Aguirre, adoctrinados a lo largo de la semana por su entrenador - “Hay que defender mucho mejor”, decía el mexicano-, aceleraron el partido a su antojo y ganan como si de una rutina se tratase a todos los rivales que pasan por allí. Atravesaron un momento de incertidumbre durante algunos minutos en la primera mitad, que se disipó por completo con el tanto psicológico de Forlán (min.45), que transformó una pena máxima realizada sobre el Kun Agüero.
La noche fría y húmeda de Madrid adormeció en parte las embestidas rojiblancas, que desde luego moderaron la intensidad de su juego en comparación con los tres últimos partidos de Liga en el Calderón (siete goles en cada uno de ellos). Los nuevos matices que dio al equipo Aguirre, con Motta y Cleber Santana -muy cuestionado por la afición-, ayudaron a la empresa de restarle revoluciones a la contienda.
Con Santana transitando por el tapete sin criterio alguno, Motta, que también se reintegra al grupo de los titulares tras su lesión de mes y medio, ejerció de pestillo; cerrándose sobre sus centrales -Pablo y Eller fueron titulares y mejoraron el estropicio del pasado domingo ante el Valladolid- cuando los escoceses se desperezaban a través de balones perpendiculares y sumándose al ataque con planta de jugador notable.
El italo-brasileño fue el mejor en la apertura del choque. En su juego de toque, los futbolistas que interpretan las paredes son imprescindibles. Y en ese apartado pocos hay como Luis García. El ex del Liverpool, que ya coincidió con Motta en el Barça, se plegó a los dictados del volante y facilitó la oleada de buen fútbol en el último cuarto de hora de la primera mitad.
Antes de todo aquello, y con un Aberdeen temeroso -séptimo en la liga de su país- que plantó un muro de cinco hombres en la frontal del área defendida por Langfield, los 'colchoneros' se estiraron con vigor en los primeros diez minutos de choque, cuando en tres ocasiones; un mal control dentro del área de Luis García, un zurdazo a la madera de Pernía y una mala definición de Agüero, pudieron finiquitar un choque que era el tercero de la 'liguilla' para los británicos -de momento, 1 punto-.
El Atlético, tras el descanso, dejó claro cuál era la receta más acertada para no sufrir en los últimos compases: poblar la zona de creación, aunque sea sacrificando a su jugador 'franquicia', el Kun Agüero, quien en sus 45 minutos sobre el césped del Manzanares, estuvo algo precipitado, aunque letal en el último tercio como demostró en la jugada que precedió al primer tanto madrileño.
LA CALIDAD DEL BANQUILLO FUE PRIMORDIAL
El banquillo que tiene a su disposición Aguirre es superlativo, pocos clubes en Europa pueden presumir de futbolistas de tantos quilates. Raúl García -a la que la afición reclamó-, Reyes, Maniche, Mista -que retornaba a una convocatoria- y Simao, quien fue el encargado de volcar la balanza del lado de los suyos, gracias a un gol de falta directa (min.61).
Hasta entonces, Abbiati no había tenido trabajo. Era el minuto 63 cuando recibía el primer disparo a portería, ya que en la primera mitad el balance en ataque de los escoceses se limitaba a bombear balones sobre Smith, el enganche visitante, que se marchó lesionado -también lo hizo McNamara- cuando más entonado estaba, y con Pablo y Eller empezando a desesperarse por lo corpulento de su rival.
El partido se fue muriendo por inercia, y por el frío, que incluso acogotó a la numerosa hinchada británica -que protagonizó incidentes con la afición rojiblanca en las inmediaciones del estadio antes del encuentro-. Ellos pusieron el colorido que animó a sus futbolistas en el desenlace -clamorosa oportunidad de Clark, min.77-, cuando acorralaron al Atlético, desprendido de intensidad y ya con la mente puesta en el siguiente compromiso en Liga ante el Real Betis.