El Barcelona sudó. Hasta tuvo dudas, ahí queda el tiempo muerto de Xavi Pascual con un cuarto de hora por delante con el 17-15. El mérito hay que dárselo al BM Logroño, ese equipo con el que siempre se enfrenta el cuadro catalán en las competiciones de eliminatorias. Los riojanos asumían su rol y en vez de salir acobardados al WiZink Center de Madrid buscaron la proeza, la heroicidad. Sin miedos, sin titubeos. Aún a sabiendas que lo lógico sería una derrota, y probablemente, por una gran diferencia. Sin embargo, el paso por la Copa del Rey, merced a ese 28-24 y a las dificultades de su rival, debe ser gratificante, más allá de la derrota. Porque se compitió durante muchos minutos, se llegaron a los diez últimos con 20-18, incluso pese a sufrir momentos delicados con parciales que hacían presagiar otras cuestiones (un 5-1 de arranque y un 14-8 que puso sobre las cuerdas a los logroñeses).
El trabajo, el empuje y las cosas bien hechas estuvieron a punto de dar la sorpresa -hubo un exceso de pérdidas durante la primera mitad que lastraron a los franjivinos- o por lo menos albergar esa esperanza pese a las dificultades de la empresa (sin Oswaldo ni Ceretta). Rangel y Jorge Pérez (dos penaltis parados que dieron confianza), la defensa liderada por Sánchez-Migallón y Serradilla, el buen hacer de Balenciaga y sus pases sobre Moreira, la aparición de Pina para ayudar desde el lanzamiento lejano… aspectos positivos que deben hacer crecer a un bloque que se centra en la Asobal para regresar a Europa por méritos propios (otra cuestión es que sea posible disputar dicha competición).
De primeras, las imprecisiones en ambos lados de la pista sonreían a un BM Logroño valiente donde Velasco apostaba, durante unos minutos, por David Cadarso como lateral. En cinco vertiginosos minutos, es el ritmo que impone el Barcelona (más allá del acierto o del fallo), el 1-1 provocaba que los de Xavi Pascual intensificaran la defensa durante varias jugadas rivales para con rápidas transiciones montar un 4-0 difícil de levantar. Se empezaba a intuir que si los franjivinos continuaban con esa cantidad de pérdidas (12 al descanso), el último duelo de los cuartos de final de la Copa del Rey iba a estar sentenciado mucho antes de lo esperado.
Velasco frenaba la velocidad de los blaugranas con un tiempo muerto que sí tuvo su efecto. Con algo de continuidad, pese al intercambio de goles y pese a que Mem pusiera un preocupante 8-3, la presencia de Balenciaga en la dirección y de Moreira en el pivote dio alas a los riojanos en la parcela ofensiva, mientras que Rangel aparecía con varias paradas y se unían ciertos lanzamientos errados por los catalanes. De esta manera, tres goles desde los 6 metros (dos de Moreita y otro de Serradilla junto a un robo y posterior diana de Ortiz, los logroñeses se acercaban con el 8-7.
Lástima que en la siguiente acción, Sánchez-Migallón viera dos minutos que lanzaron al Barcelona para devolver el parcial de 4-0 y volver a escaparse en el electrónico, 12-7, en el minuto 23. En este sentido, las pérdidas de los franjivinos y las paradas de Moller (rozando el 50% de acierto en el intermedio) propiciaron que el BM Logorño tuviera que redoblar esfuerzos. Rangel y buenas acciones defensivas, además de la irrupción de Pina, con tres goles consecutivos desde la lejanía, dejaban todo en el aire más allá de la diferencia notable en el ecuador del choque, 14-11.
Rangel (con una parada), Pina, con otro trallazo, y Jorge Pérez sacando una mano para detener un 7 metros a Aleix Gómez propiciaba estar a un paso, pero Edu Cadarso, con todo a favor en una penetración no pudo engañar a Moller, de manera que del hipotético 14-13 se pasó al 15-12 tras el tanto de Cindric. Pero el BM Logroño no estaba dispuesto a ceder y supo aguantar con vida hasta que pudo. El meta barcelonés hacía la estatua en otro penalti y Dolenec, sorprendido, se topaba con el cuerpo del portero franjivino para continuar a solo dos tantos, 16-14. La renta se mantenía porque el ritmo vivo no aparecía, al Barcelona le costaba correr y ahí le costaba.
Por eso Xavi Pascual, con 17-15, utilizaba una cartulina verde para reorganizar a los suyos. La idea parecía clara, balones a Fabregas para desde ahí hacer daño por dentro y después acribillar desde lejos. El pivote francés coleccionaba goles, pero Moreira, Pina, Dorado y Balenciaga (de cadera justo cuando se iba a pitar pasivo) provocaban el 20-18 con diez minutos por delante. Sin embargo, en el momento de la verdad, la calidad individual se antepuso al bloque. Aleix Gómez asumía la responsabilidad para un 24-20 que alejaba a los riojanos del pase a las semifinales.
Velasco reaccionaba con un tiempo muerto desesperado por revertir la situación. Cinco minutos y medio, cuatro goles abajo… y el Barcelona enfrente, ese equipo que busca la octava Copa del Rey consecutiva. Casado, Moreira… daba igual, en el intercambio de goles los culés sabían que iban a seguir en la pelea por el trofeo. Los logroñeses, no, pero pelearon hasta el pitido final, hasta que el 28-24 certificaba que otra temporada más, el mejor club de España se interponía en los sueños e ilusiones de la escuadra riojana pese al gran partido realizado.
Foto: FC Barcelona