Los autobuses que sustituyen a las líneas de cercanías suspendidas en Barcelona no sólo no daban abasto, sino que consiguieron colapsar las carrreteras y sembrar, de nuevo, el caos en la ciudad condal.
Miles de conductores se perdían en las rotondas y hacían empeorar la situación al tener que conducir por haberse quedado sin transporte público.
Después de pagar metro, tren y autobús, aún hubo miles de personas que llegaron tarde a trabajar.
La ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, ha dado a conocer como “medida excepcional” el uso gratuito de las líneas 2 sur, 7 y 10 de Renfe, tal y como reclamaban varias entidades, como ICV o el sindicato UGT.