El Comité Olímpico Internacional (COI) pidió de nuevo el final inmediato de la violencia en la región china de Tíbet, aunque subrayó que su objetivo principal es que los Juegos Olímpicos de este año en Beijing salgan “lo mejor posible”.
En un nuevo gesto que pretende acallar las críticas a su laxitud en la respuesta a los incidentes de Tíbet y a la poca presión que estaría ejerciendo sobre el Gobierno chino para que mejore la situación de los Derechos Humanos en el país, el presidente del COI, Jacques Rogge, aseguró que los Juegos ayudarán a cambiar China.
“El COI ya ha manifestado su esperanza de que este conflicto se resuelva pacíficamente tan pronto como sea posible”, declaró Rogge antes de llegar a la antigua ciudad griega de Olimpia, donde mañana lunes tendrá lugar la ceremonia de encendido de la antorcha olímpica.
“La violencia, sea cual sea su causa, es contraria a los valores y al espíritu olímpico”,
agregó. “Creemos que China cambiará al abrirse al escrutinio del mundo a través de los 25.000 medios de comunicación que estarán en los Juegos. Los Juegos Olímpicos son una fuerza del bien. Un catalizador del cambio, no una panacea para todos los males”, dijo.
Los grupos de defensa de los Derechos Humanos ya han pedido una postura más dura hacia Beijing e incluso algunas voces pedían directamente el boicot de los Juegos. Además, los activistas pro-tibetanos han anunciado su intención de manifestarse mañana lunes en Olimpia.
“El COI respeta las a las organizaciones no gubernamentales y a los grupos de activistas y a sus causas y mantiene contactos regularmente con ellos, pero no somos una organización ni política ni de activistas”, argumentó Rogge. “La principal responsabilidad del COI es lograr los mejores Juegos Olímpicos para los atletas, que lo merecen”, concluyó.