La pasada semana se conocía la expulsión de un imán egipcio que trabajaba en Logroño por tratar de “extender las doctrinas más radicales del salafismo wahabista”.
Hoy, los representantes de la comunidad musulmana, ante las preguntas de los periodistas, han defendido que “su discurso era ejemplar, de tolerancia y convivencia”. “Otra cosa es”, continúan, “que haya algo que nosotros no hayamos detectado”. Creen que será la Justicia quien tenga que determinar si hay algún peligro en el discurso del imán. “Que sea la Justicia quien diga si es verdad o no lo que dice el Ministerio de Interior”. Recuerdan que se han dado casos en los que se ha señalado a algún miembro de la comunidad islámica y luego la Justicia no ha avalado las tesis de la Policía.
Según señalaba la pasada semana el Delegado del Gobierno, Alberto Bretón, el imán, de 45 años, casado, con hijas y residente en España desde al año 2005, “es un ferviente defensor de los postulados islamistas que promueve la no integración de los musulmanes en sus sociedades de acogida y critica activamente los valores democráticos occidentales, alegando que son una mala fuente de formación y educación para los jóvenes”.