Al margen de las recientes especulaciones sobre su hipotética salida como jefe del servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital San Pedro, hablamos de Medicina con Gregorio Manzanera. Concretamente, el experto nos habla de selección genética con la opinión de los riojanos en mente y a sólo una semana de que se celebre en Logroño un encuentro científico sobre la materia. De acuerdo con el 'Barómetro de Opinión Pública Riojana', el 43 por ciento de los ciudadanos de la comunidad está en contra de la selección genética. Un 23 por ciento está a favor y un 22 por ciento la acepta con ciertas condiciones. Si se suman los encuestados que aprueban la aplicación de este tipo de técnicas con y sin restricciones, el 45 por ciento de los riojanos está a favor.
De los datos recogidos en el barómetro se deduce que las tres posibles respuestas (no, sí, y sí con condiciones) se corresponden con tres explicaciones: los que están en contra de la manipulación genética, los que piensan que hay que aprovechar los avances de la ciencia y los que recurrirían a la selección genética sólo por motivos de salud del bebé.
El perfil de los encuestados que se posicionan a favor de la selección genética (con o sin limitaciones) es el de jóvenes con estudios. En el otro extremo se encuentran ciudadanos mayores de 50 años con menor formación, que se oponen frontalmente.
Para hablar de selección genética, hay que tener presente el concepto de diagnóstico genético preimplantacional (DGP), que consiste en el estudio de embriones humanos para seleccionar los que cumplen determinadas características o eliminar los que tienen algún defecto genético.
A entender de Gregorio Manzanera, la polémica suscitada por el DGP es, en parte, producto de que “la ciencia avanza siempre por delante de lo que la sociedad debate”, pero también tiene claro que es el carácter terapéutico de estos procedimientos lo que establece una barrera entre lo que es aceptable y lo que no. “La cuestión -explica- es que desde el punto de vista de la genética la comunidad médica ha aceptado en general la aplicación terapéutica, y no la cosmética. Aunque es difícil saber con seguridad que nos deparará el futuro, es poco probable que se siga el camino de las preocupaciones estéticas. Si se seleccionan embriones es para curar”.
Desde la aprobación de la Ley de reproducción asistida el 11 de mayo de 2006, en España está permitida la selección genética de embriones con fines terapéuticos “para terceras personas”, lo que permite concebir los mal llamados “bebés medicamento”, como ya se ha hecho. Está prohibida, por el contrario, la clonación con fines reproductivos. La selección genética de embriones con fines terapéuticos para terceros sólo se permite en casos limitados y excepcionales, con la autorización expresa de la administración sanitaria correspondiente y previo informe favorable de la Comisión Nacional de Reproducción Asistida.
EL MOMENTO DEL DIAGNÓSTICO
Los criterios en los que se basa la selección genética son la enfermedad hereditaria grave, precoz o de difícil tratamiento.
La selección genética tiene lugar cuando el óvulo ya ha sido fecundado por un espermatozoide y empieza a dividirse, antes de ser implantado en el útero para su desarrollo (de ahí el nombre de la técnica, Diagnóstico Genético Preimplantacional, o DGP. “Cuando el embrión tiene ocho células, estamos en condiciones de llevar a cabo un análisis genético que no altere su desarrollo”, explica este especialista.
MIRANDO AL FUTURO
En el horizonte más inmediato del DGP está la detección de genes asociados al cáncer. Se sabe, por ejemplo que las mutaciones en los genes BRCA1 y BRCA2 hacen que el portador tenga más probabilidades de desarrollar cáncer de mama. “A fecha de hoy no puede basarse la selección en estos criterios por varios motivos. Porque el cáncer, como muchas otras enfermedades, es una enfermedad multigénica (tiene su origen en muchos genes, y no en uno solo), y porque en su desarrollo tienen un peso importante factores ambientales y no genéticos”, aclara.
“Es lo que se ha probado en el cáncer de cuello de útero, que depende en gran medida de la infección por un virus (el Virus del Papiloma Humano, de ahí que se haya buscado una vacuna para el virus como estrategia para prevenir el cáncer)”, continúa.
Por otra parte, y ya pensando en un futuro casi de ciencia ficción, se corre el riesgo de crear una especie extraña, totalmente libre de mutaciones ligadas a enfermedades, y cuyas consecuencias son del todo desconocidas, añade. “De todas formas, la clave es que la aplicación de esos avances científicos debe buscar la prevención y el tratamiento de enfermedades, y no fines de otra naturaleza, como los cosméticos”, insiste.