Nunca, a estas alturas de la temporada, el Logroñés había estado tan abajo. Al menos, nunca desde que, pasado el calvario de la espantada de sus dueños y el reflote a última hora llevado a cabo por Julio Jiménez, tuviera que acostumbrarse a sobrevivir en las catacumbas del fútbol español.
Jamás, con casi una vuelta cubierta de liga, el equipo blanquirrojo había estado tan abajo. Por desgracia, la línea temporal indica que los resultados del club están en decadencia y, cada año que pasa en Segunda B, se superan registros negativos.
Actualmente, el Logroñés de Setién ocupa la 16ª posición, con 20 puntos, tras haber ganado cinco partidos, haber empatado otros tantos y después de haber salido derrotado en 8 encuentros. no sólo eso, sino que ha recibido 29 goles en contra y ha marcado 22.
Echando la vista tarás, ningún otro Logroñés es capaz de superar negativamente esas cifras. Por ejmplo, la de goles recibidos. El año de Juan Carlos Herrero (2006-2007), a estas alturas de campaña, el Logroñés no macaba muchos goles (sólo 16), pero había recibido 7 tantos menos que esta temporada. Y, en la 2003-2004, cuando el equipo terminó la campaña décimoquinto, tras la jornada 18 había encajado 25 goles, cuatro menos que este año.
Esas dos temporadas con las que ahora comparamos al equipo son de las 'malas' en Segunda B. Porque si uno echa la vista un poco más atrás, el balance es absolutamente descorazonador. En la campaña 2001-2002, con Emilio Remírez al frente, el Logroñés se situaba tras 18 jornadas en quinta posición, con 31 puntos (8 victorias, 7 empates y sólo 2 derrotas); había marcado entonces la friolera de 36 goles y sólo había recibido 20.
Aquellas eran cifras de ascenso en un grupo (el catalán) muy complicado. Pero, en la campaña siguiente, ante los habituales equipos (vascos, etc...), el Logroñés se encontraba, en la jornada 18, en puestos de 'play off', con 30 puntos y sólo 17 goles en contra. Una tercera plaza que está claro que este año no repetirá a final de campaña.
De hecho, ahora mismo las cifras blanquirrojas deben mejorar, porque su tendencia es la de un equipo que acaba, como máximo, en el puesto de promoción de descenso. Como el fútbol no es matemático y hay tiempo, es justo pedirle al equipo que reaccione.