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Escultor Daniel, un ejemplo de convivencia con tutores de 14 años contra el acoso escolar

Rioja2

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El instituto Escultor Daniel de Logroño tiene claro que la mejor forma de prevenir la violencia en las aulas y el acoso escolar es la implicación de toda la comunidad educativa, muy especialmente de los propios alumnos.

Por ello pusieron en marcha el pasado curso un novedoso programa de convivencia, diseñado y avalado por el ámbito universitario y creado por el profesor Andrés Martínez Bellido: las Tutorías entre Iguales.

Se trata de un sistema en el que los alumnos de tercero de Secundaria se convierten en tutores emocionales de los alumnos de primero. Con esto se consigue abordar los posibles casos de acoso mediante una visión positiva de prevención y empoderamiento del propio alumnado.

“Primero damos unas charlas formativas a los alumnos de tercero sobre resolución de conflictos y en torno a la cultura de la no violencia, es importante que detecten los comportamientos inadecuados, que sepan que esconder una mochila a un compañero o reírte porque ha leído mal un ejercicio, también puede hacer daño”, explica Neli Aramendía Santamaría, responsable del programa en el IES Escultor Daniel, “luego les planteamos quién quiere participar en el programa de tutorías, que es totalmente voluntario, y lo curioso es que todos participan, tenemos una tasa del 100%”.

Tutorías entre iguales para una escuela inclusiva y no violenta

A partir de ahí, se asigna un alumno de primero a cada alumno de tercero. “Ellos quedan cuando quieren, son tutorías totalmente informales, hablan por los pasillos o quedan cuando lo necesitan, lo importante es que sepan que tienen a un mayor al que pueden acudir, que se sientan acompañados”.

Los alumnos de tercero no intervienen directamente en caso de conflicto, son intermediarios que saben que si ocurre algo, deben acudir a los profesores o buscar apoyo, pero son el paso más directo para los nuevos alumnos de primero. “Se crea además un clima muy especial en el centro, porque los alumnos de uno y otro curso se conocen, se saludan por los pasillos, se sonríen”, explica la responsable del programa, “ayuda mucho tener a alguien cuando lo necesitas y el ambiente que se crea es también muy propicio para que no haya problemas”.

La opinión de los alumnos

Para los alumnos de primero, contar con un referente al llegar al instituto es una tranquilidad. “Yo a mi tutor lo conocía porque antes iba a mi cole pero nunca había hablado con él”, cuenta uno de los de primero, “el primer día nos presentaron e hicimos unas actividades para conocernos mejor, luego ya quedamos alguna vez en el recreo o hablamos cuando nos cruzamos por el pasillo”.

“Yo no he tenido que recurrir a él de momento, simplemente nos saludamos y poco más, pero sí hay compañeros, que igual tienen algún problema o se encuentran más solos y sí acaban haciéndose amigos de sus tutores y contándoles más cosas”, cuenta este adolescente de 12 años, “a algunos les puede venir muy bien”.

Lo mismo opina una de las alumnas de tercero. Ella es tutora de uno de los amigos de su hermano pequeño. “La primera vez quedamos por WhatsApp para vernos en el recreo, luego ya hemos ido hablando cuando nos vemos por el instituto o cuando coincidimos en el fútbol, yo le pregunto qué tal va y si tiene algún problema, supongo que me lo contará, pero de momento todo está bien”, cuenta.

“Cuando son niños que no tienen problemas y tienen su grupo de amigos, no hay mucha relación con el tutor”, dice esta alumna de 14 años, “pero cuando se sienten más solos o tienen problemas, si que tienden a buscar nuestro apoyo”.

Actividades de cohesión entre alumnos

Actualmente participan en el programa casi 300 alumnos del centro, la mitad de primero y la otra mitad de tercero. Se suele coordinar entre clases de forma que tutores y pupilos coincidan en los horarios de tutoría, que comparten de forma conjunta varias veces a lo largo del trimestre.

Se organizan además diferentes actividades de cohesión, dinámicas de grupo a lo largo del curso y hasta una búsqueda del tesoro en La Grajera en la que todos juegan en grupos, pudiendo así conocerse mejor y compartir momentos de ocio.

Para reforzar estas conductas, el centro agradece y reconoce a los alumnos de tercero su participación en el programa a través de un diploma. Este año, los alumnos propusieran que fuera el actor Nacho Guerreros quien participase en ese acto de entrega. El riojano, que sufrió bullying a los 13 años en un instituto de Calahorra y ha escrito un libro sobre el tema, acudió al centro antes de las vacaciones de Navidad para compartir una jornada con los estudiantes y reconocer los beneficios de este programa. Tan bien funciona la cosa que este curso se ha implantado también en otros centros de La Rioja.

Si quieres conocer más detalles sobre el programa, consulta el blog Orientanel