Desde su regreso a casa, el pasado 17 de diciembre, Aminetu Haidar se encuentra bajo vigilancia constante, junto a su familia, y se ha llegado incluso a impedir que recibiera visitas de varias personas que querían verla, según ha denunciado Amnistía Internacional. Según la organización, “desde que regresó a su casa no ha podido reanudar su vida normal, ni su trabajo de defensa de los derechos humanos, pues las autoridades marroquíes la someten de manera manifiesta a constante vigilancia y no dejan a nadie ir a visitarla”.
Sus familiares, amigos y simpatizantes también se han visto hostigados, incluso algunos han sido agredidos. Se han llegado a producir detenciones e interrogatorios por intentar visitar a la activista saharaui.
Tras pasar un mes en huelga de hambre para que le permitiesen regresar a Sahara Occidental, Haidar se encuentra mal de salud, según reconoce Amnistía Internacional, “padece anemia y úlcera de estómago. Se está recuperando muy despacio de los efectos de la huelga de hambre”.
Por todo ello, AI redactará una misiva para el Primer Ministro y el Ministro del Interior marroquí, donde reclamará que: se permita a Haidar viajar libremente por Marruecos, Sáhara Occidental y el extranjero; que garanticen que otros activistas saharauis pro derechos humanos puedan visitarla sin verse represaliados por ello; y que garanticen la libertad de expresión, reunión y asociación para Haidar y todos los defensores de los derechos humanos.
Por otra parte, la organización sigue reclamando la liberación inmediata e incondicional de otros ocho activistas saharauis encarcelados exclusivamente por ejercer su derecho a expresarse pacíficamente. Son Ahmed Alnasiri, Brahim Dahane, Yahdih Ettarouzi, Saleh Labihi, Dakja Lashgar, Rachid Sghir y Ali Salem Tamek. Fueron detenidos el 8 de octubre a su regreso de Argelia, donde habían visitado los campamentos de Tinduf, dirigidos por el Frente Polisario. Podrían ser condenados a muerte si se les declarara culpables.