Su nombre es Titín y siendo un bebé lo ataron a la barandilla de una portería en un bloque de pisos de Logroño y lo abandonaron. No se sabe muy bien de dónde viene, pero casi seguro que del tráfico ilegal de especies. En 2007 llegó a la Fundación Mona en Girona. Desde entonces, allí vive junto a otros primates como él rescatados y rehabilitados en esta Fundación salvándoles así de una vida de maltrato y ofreciéndoles una segunda oportunidad, una vida más digna y libre de sufrimiento.
A Titín le encantan las zanahorias, las lentejas y la hierba fresca. Le gusta lanzar palos a las visitas, a los cuidadores y a los chimpancés. Fue el tercer macaco rescatado por la Fundación Mona. Ya desde pequeño presentaba conductas de agresión autodirigida en situaciones de estrés y, de hecho, su adaptación no fue fácil a pesar de llegar a la Fundación con seis meses de edad porque las dos hembras no se lo pusieron fácil. Tras ser aceptado e integrado se convirtió en el mimado del grupo.
No puedo evitar sentir una punzada en el corazón al saber por qué se encuentran ahí
Nuria Barea es fotógrafa. De Navarrete. Una feria de fotografía y su pasión por los primates le condujo a la Fundación Mona. “Voy camino de Riudellots de la Selva donde se encuentra la Fundación Mona y un torbellino de emociones recorren mi cuerpo. Por un lado voy feliz porque estoy a punto de ver a unos seres que me han fascinado desde que tengo uso de razón y, por otro, no puedo evitar sentir una punzada en el corazón al saber por qué se encuentran ahí. Tengo muchas ganas de llegar y ver con mis propios ojos cómo el equipo de Fundación Mona ha conseguido proporcionar a estos chimpancés y macacos, marcados por unos pasados terribles y traumáticos, un grado de bienestar más que merecido. Tras las vallas de la Fundación hay dos grupos de chimpancés: los Bilinga y los Mutamba. Ambos tienen algo en común, están formados por unos seres fascinantes de miradas penetrantes y parlanchinas que te llegan al corazón en lo que dura un parpadeo”, rememora.
Allí conoció a Arantxa García y Ariana Barcala miembros del “magnífico equipo de esta Fundación donde también conocí la historia de Titín”. Un primate que llegó a Girona tras ser abandonado, “otros llegan a la Fundación Mona tras ser decomisados por las autoridades o cedidos por sus propietarios. Una vez aquí, intentamos rehabilitarlos tanto física como psicológicamente dándoles un entorno natural compartido con otros animales de su especie, además de aportarles elementos de enriquecimiento ambiental para promover sus conductas naturales”. Y es que los primates deben vivir en grupos, necesitan la compañía social de otros individuos de su especie porque según los expertos, “desde el punto de vista del bienestar animal, es muy importante para estos animales sociales unas condiciones que les permitan desarrollar un gran repertorio de conductas propias de su especie. De esta manera el bienestar animal es directamente proporcional a la integración que tiene en un grupo”. Y eso es lo que pretende esta Fundación desde que su fundadora y directora, Olga Feliu, se percatara de que “la cercanía de España con África incentivaba el tráfico de chimpancés, animales que eran utilizados como reclamos turísticos en las costas y en los circos”. Comenzaba así la búsqueda de terrenos para crear la Fundación. Riudellots de la Selva en Girona fue el lugar elegido.
Rescate y rehabilitación de primates, pero también investigación y formación. Dos aspectos claves para el buen desarrollo del centro. “Respecto a la formación, ofrecemos cursos de dos días abiertos a todo el público además de Monatyc, una formación intensiva de tres meses que se centra, sobre todo, en la conservación de la especie y el Máster en Primatología en colaboración con la Universidad de Girona”. El otro pilar la investigación, “y para ello contamos con un equipo de profesionales que se encargan de realizar estudios a largo plazo mediante la monitorización de los primates lo que permite recabar datos sobre su adaptación e integración en los grupos”. Los resultados de todos estos estudios se comparten en congresos, una información muy útil para otros centros con primates en cautividad y con la misma filosofía que la Fundación Mona.
“Cualquier tipo de ayuda es bien recibida”
Mona es una Fundación privada. El 95% de sus ingresos dependen de las donaciones de particulares, empresas colaboradoras, los apadrinamientos de animales y las visitas guiadas. El 5% restante proviene de fondos públicos. Una labor encomiable con los que han sido arrancados de su medio natural y con la que cualquiera puede colaborar. “Desde difundir y sensibilizar hasta forma parte de nuestro teaming que por tan sólo un euro al mes, nos ayuda enormemente con la alimentación de los animales. Pero hay más opciones, apadrinar a un primate por diez euros al mes, quizás la mejor fórmula, porque nos garantiza unos ingresos constantes o simplemente viniendo de visita al centro, cualquier tipo de ayuda es bien recibida”.
Y también hay una opción para aquellos que prefieren un compromiso mayor y quieren formar parte del voluntariado. “La verdad es que este programa funciona muy bien y sobre el que hay mucho interés. El único requisito, permanecer al menos seis meses porque estos animales necesitan una rutina y conocer muy bien a las personas que les cuidan”. Voluntariado que desde 2007 han atendido y mimado a Titín en las diferentes tareas, limpieza de recintos, preparación de dietas y alimentación de los primates, entre otros.