Tobepal, la mítica empresa riojana de embalajes de aluminio que lleva en Logroño desde 1922, está pasando por momentos de incertidumbre. Las condiciones que imponen las autoridades de la competencia le obligan a Amcor a vender parte de sus activos en un plazo de menos de un año.
Amcor desea hacerse con el control de Río Tinto Alcan, la primera empresa mundial en este mismo sector y cuya operación ronda los 2.500 millones de euros. Si finalmente se lleva a cabo la adquisición, Amcor obtendría un 85% de sus beneficios de operaciones internacionales y se convertiría en un gigante empresarial dedicado al empaquetado de alimentos, productos farmacéuticos, derivados del tabaco y productos alimentarios de mercado asiático.
Pero Amcor se ha topado con la Comisión de vigilancia de la competencia dependiente de la Unión Europea que persigue las situaciones de monopolio en los mercados europeos. Para los representantes de la empresa, la adquisición de Río Tinto Alcan no supondría un peligro para la libre competencia pero ese punto de vista no lo comparte la Comisión. Por ello, este organismo deberá tomar una decisión definitiva. Y es que el negocio de Amcor y Alcan combinados en Europa tiene en la actualidad un volumen de cinco mil millones de dólares y comprende una actividad de 75 plantas.
Amcor deberá 'desinvertir' en una de sus empresas, que podría ser la de Logroño. Aunque desde la dirección se advierte de que la venta de una sola planta no tendría un impacto material en la sinergias de la adquisición, cuyo montante se estima entre los 200 y los 250 millones de dólares en un periodo de tres años, todo parece indicar que tendrán que desprenderse de Topebal si quieren llevar a buen puerto la compra de Río Tinto.
Por ello, la dirección se ha reunido con los sindicatos para tratar el asunto. Amcor tiene que encontrar comprador para la planta y la cuenta atrás ha empezado. Tobepal es una empresa fuerte y con una facturación importante, 50 millones de euros al año, pero en plena crisis económica su venta no será nada fácil.
En Tobepal trabajan 250 personas, pero son muchos más los puestos de trabajo indirectos de empresas proveedoras de la planta de embalaje que corren peligro.