El Consejo Europeo celebrado ayer en Bruselas quedó marcado por una intensa disputa entre el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, y el presidente francés, Nicolas Sarkozy, originada por la polémica creada a raíz de las expulsiones masivas de gitanos que está llevando a cabo el gobierno galo. También por las palabras de la Comisaria de Justicia, Viviane Reding, identificando las expulsiones con las deportaciones llevadas a cabo durante la Segunda Guerra Mundial. El resultado final del encuentro –un acuerdo tomado por los 27 Estados miembros por el que se modifica la manera en que se toman las decisiones referidas a los asuntos externos- ha pasado casi desapercibido entre toda la marea informativa que da cuenta del encuentro entre Barroso y Sarkozy, que el primer ministro de Luxemburgo y presidente del eurogrupo, Jean-Claude Juncker, definió como “un intercambio muy macho y viril”.
La cumbre europea del 16 de septiembre llegaba precedida por las declaraciones de la Comisaria de Jusicia y vicepresidenta de la Comisión, la luxemburguesa Viviane Reding, quien el martes, tras haber sido acusada de pasividad por el Parlamento Europeo ante las expulsiones masivas de ciudadanos rumanos y búlgaros de Francia, en su mayoría gitanos, dijo sentirse “horrorizada” por lo que estaba ocurriendo. Aseguró tener “la impresión de que la gente está siendo expulsada de un Estado miembro de la UE sólo porque pertenecen a una determinada minoría étnica. Es una situación que pensaba que Europa no tendría que volver a ver tras la II Guerra Mundial”. Ante estas declaraciones, Sarkozy le sugirió que acogieran a los gitanos en Luxemburgo.
Por otra parte, la polémica se había reactivado en los último días al conocerse una circular del 5 de agosto del ministerio de la Inmigración francés en la que se pedía la expulsión de los inmigrantes irregulares y, especialmente, de aquellos de etnia gitana. El gobierno francés aseguró que la nota había sido mal redactada y que ya se había corregido, pero no pudo evitar que aumentaran las sospechas de que la política de expulsiones francesa está matizada por tintes étnicos.
Intenso debate en el Consejo Europeo
Con todo, los jefes de Estado y de Gobierno reunidos ayer en el Consejo Europeo defendieron a Sarkozy en lo relativo a la comparación de las expulsiones de los gitanos con la Segunda Guerra Mundial. Sólo el presidente de la Comisión, Durao Barroso, mantuvo su apoyo a su segunda, Viviane Reding, quien ya había pedido perdón con anterioridad por sus declaraciones, que consideró que habían sido malinterpretadas.
La actitud de Barroso en este asunto favoreció un intenso debate con Sarkozy del que se ha destacado su intensidad y su dureza. Había quien aseguraba que “los gritos se oían desde el pasillo” según recoge El País. Otros medios se hacen también eco del enfrentamiento, destacando los calificativos atribuidos por testigos a lo ocurrido en el Consejo Europeo: “violento”, “escandalera” o “agresivo” fueron algunos de los adjetivos empleados.
En la rueda de prensa con los medios, sin embargo, la tensión entre los dos líderes parecía resuelta. El País destaca la especial seriedad del presidente del Consejo Europeo Herman van Rompuy, cuando salió a explicar los puntos debatidos en la cumbre. Dijo que, aunque cada Estado tiene el derecho a aplicar la ley, siempre que se respete el Estado de Derecho, también tiene que prestar atención a no violar la directiva sobre libre circulación y que debe permitir que la Unión Europea investigue cómo cada país lleva esto a cabo.
El presidente francés, por su parte, ya ha anunciado que su país seguirá adelante con las expulsiones de los ciudadanos rumanos y búlgaros que vivan en Francia de manera irregular.
Alemania desmiente las palabras de Sarkozy
La canciller alemana, Angela Merkel, al igual que el resto de jefes de Estado mostró su apoyo a Sarkozy en lo referente a las acusaciones de Reding, pero no fue así en lo relativo a las expulsiones. Sin embargo, el presidente galo llevó el apoyo de Merkel al limite asegurando que la canciller le había dicho que ella también reclamaría en su país el desmantelamiento de los asentamientos ilegales de gitanos.
Sin embargo, fuentes diplomáticas alemanas han desmentido rápidamente estas afirmaciones, asegurando que Angela Merkel no le hizo ese anuncio ayer a Nicolas Sarkozy, ni en el Consejo Europeo ni fuera del mismo y que, además, no apoyan a Francia en lo relativo a las expulsiones de ciudadanos comunitarios, recordando que el derecho de libre circulación en el seno de la Unión Europea es “incondicional” y que “ninguna discriminación está autorizada de cara a las minorías étnicas”, según recoge Le Monde.
Política exterior
Independientemente de la bronca entre Sarkozy y Barroso, en la reunión de ayer se discutieron otras cuestiones, algunas de ellas clave. En lo que el Presidente de la Comisión calificó como “uno de los mejores debates que ha escuchado en el Consejo Europeo”, se habló sobre intercambios comerciales, sobre la ayuda humanitaria a Pakistán y sobre la necesidad de reforzar el tratado de Lisboa y de tener en cuenta la suma de los intereses europeos y que estos no vayan en contra de los intereses nacionales.
Barroso también destacó la fuerza de la Unión Europea como un solo grupo y la importancia de defender esta unión frente a otras potencias mundiales.
Una de las decisiones tomadas fue la de que a partir de ahora sean los jefes de Estado o de gobierno de los Estados miembros quienes adopten una postura común antes de un encuentro con terceros países, en lugar de los ministros de Exteriores de cada país.