La última palabra del acusado del Caso Entrena: “Yo no fui, Javi y Pili tenían mil historias con gente del pueblo”

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El acusado del Caso Entrena ha hecho uso del turno de última palabra en la última sesión del juicio por asesinato y tenencia ilícita de armas. Al comenzar, ha subrayado que “yo no le he hecho nada al señor Ovejas ni le he amenazado nunca, a mí no me interesaba que desapareciera”. “No solo a ellos, en la vida le he hecho nada a nadie”, ha reiterado.

Seguidamente, ha señalado los “problemas que Javi y Pili tenían con los vecinos en Entrena”. En este sentido, ha dicho que “a un vecino le pusieron piedras en el camino para que no pasara a la finca y le quemaron la caseta que tenía y a un segundo vecino le cortaron una hilera de arboles”.

También ha asegurado que “le quitaron los retrovisores de la furgoneta” a otro vecino y “pegaron tiros a la fachada de una vivienda y vinieron riéndose contándolo”. “Como eso, cuarenta mil historias tienen en el pueblo”.

El acusado ha subrayado que él “no quería saber quien había sido” -quien le había robado las monedas- “lo único que quería era recuperar lo que se habían llevado”.

“Dejaron de trabajar a raíz de robarme las monedas y estuvieron dedicándose a ir a la piscina, hacer compras e ir a la piscina. Y comenzaron a distanciarse de mi”, ha contado. Finalmente, se ha referido a que “Javi tenía armas, del calibre 22 y alguna otra, en mi casa sí ha tenido y también se han disparado eso es cierto, pero de eso a que yo haya matado, de verdad que yo no les he hecho nada”.

El fiscal mantiene la pena de 23 años de cárcel

El fiscal, Santiago Herraiz, ha mantenido hoy que el acusado de asesinar a Javier Ovejas en el 'Caso Entrena' preparó una “emboscada”. Se ha apoyado en la “prueba directa” del relato de los testigos y la presencia de sangre en el mismo lugar en el que se oyeron gritos y disparos.

Este lunes se está celebrando la última sesión del juicio frente a jurado popular en las que las se han presentado los informes finales. El ha comenzando destrozando la versión dada por el acusado: que J.O ha desaparecido por su propia voluntad. “Nadie desaparece voluntariamente así como así”, ha dicho.

“Todos tenemos un rastro personal de por qué alguien puede querer desaparecer, pero no hay rastro bancario, digital...”, ha relatado sumando que “no se lleva ni el teléfono”. Aquella noche del 29 de julio del 2021, el acusado contó a la novia del desaparecdo que lo vio y le dijo que se le había estropeado el coche, “pero luego se ha sabido que no era verdad”.

Herraiz ha señalado al jurado que “este juicio se basa en que hubo un móvil”, el robo de las monedas al acusado por parte de la víctima, y que se ha podido “reproducir el escenario”.

“Cuando no hay prueba directa lo que hago es recopilar datos que, sumados, llevan a la misma conclusión”, ha contado al tiempo que ha indicado que “los indicios tienen que ser varios, incriminatorios y potentes, de modo que la conclusión fluya de manera lógica”.

Para el fiscal, en este caso los indicios son “potentes y objetivos” y lo que revelan “es que hubo una emboscada para matar a una persona con disparos ” y meterla en una furgoneta. La Guardia Civil encontró “unas gotas puntuales” en la furgoneta, lo que “exige que esa parte del maletero esté preparada con plásticos”.

Hay un móvil, y así se ha visto, ha contado, cómo “el señor de Puente la Reina recibe las monedas” del acusado, de manos de la víctima. “Todos” los testigos “hablan de que” el acusado “está especialmente afectado, muy revuelto su interior porque le habían quitado las monedas”, ha manifestado el fiscal.

El acusado “no sólo es el último que ve” a J.O, es la persona que lo ha convocado“ esa noche, ha apuntado y ha pedido al jurado que reflexionen sobre un detalle. Que, cuando la novia insistió en preguntarle dónde estaba J.O, en ningún momento el acusado le llamó por teléfono.

Ha invitado al jurado a ponerse “en el lugar” del acusado. “Convocan a un amigo” y, cuando les dicen que ha desaparecido, pueden “contener la inercia de llamarle”. De hecho, ha visto “inexplicable” que no lo hiciera “de la misma manera que llama a otras personas”. Lo que sí hace es empezar “una frenética actividad que no tiene otra explicación que demostrar que estaba a otras cosas”.

Para el fiscal es fundamental que el momento en el que la investigación sitúa el crimen, por una “inactividad” en los movimientos del acusado esa noche, “coincide con el momento en el que los testigos oyeron ladridos de perros atronadores, disparos y un golpe”.

Es algo que la Guardia Civil “verifica” con fotos en el lugar exacto, a la misma hora, en que los testigos dicen lo que vieron, por ejemplo, la furgoneta que el acusado dice que estaba estropeada salir y volver.

“A las 22:44 es la llamada de” la novia de la víctima, “y es cuando lo ve en calzoncillos, sudado, acelerado, con señal de haber hecho un esfuerzo; y esa manera de presentarse es por lo que ha tenido que hacer, que es dar muerte y esconder el cadáver, una deducción absolutamente lógica”, ha relatado.

“Todo lo que parece que ha ocurrido se corrobora por la aparición de la sangre” de la víctima “en el lugar en el que se oyen los gritos desgarradores de dolor”, ha sumado. “Claro que hay poca sangre en proporción a lo que ocurrió allí, y eso lo justifica la preparación y la casualidad de que aparezca una gran mancha de aceite fresca y reciente”, ha argumentado señalando que estaba “cerca de las gotas de sangre y, lo cierto, es que impidió tomar muestras”.

En este sentido, el abogado de la familia ha apuntado que la mancha estaba junto a la furgoneta, no bajo ella. “Lo mismo digo de los casquillos” ha dicho el fiscal explicando también cómo el calibre que se usó es compatible con que se quedaran dentro del cuerpo las balas.

El abogado de la familia ha insistido en los testigos; cómo uno manifestó que conocía el sonido de los disparos, por su origen, y cómo a otra los investigadores le vieron que había sido “intimidada”.

“El detonante fue el atrevimiento de la víctima. El acusado es una persona temida y la víctima tuvo el atrevimiento de entrar en su casa y cogerle unas monedas; y eso provocó que tomara venganza y le asesinara”, ha dicho recordando las palabras del investigador principal.

No ha olvidado que del 2 al 6 de agosto el acusado estuvo ilocalizable y, aunque dijo que había estado trabajando, la persona que supuestamente le había contratado lo negó. Ha entendido que fue “el periodo en el cual buscó una segunda ubicación al cuerpo” en “una posición tan segura que ha sido imposible encontrarlo”. “Sólo él lo sabe” y, también, “si actuó solo”, ha dicho. Ha visto una “crueldad mayor” al hecho de no decir dónde está el cuerpo.

La defensa se pregunta por qué Ovejas no puede estar en Panamá

El abogado de la defensa del acusado en el 'Caso Entrena' ha pedido aplicar el principio de “en caso de duda, beneficiar al reo”, cuestionándose “por qué no puede estar” J.O “en Panamá disfrutando de las monedas de oro” dado que no ha aparecido el cadáver.

En la última sesión del juicio, por jurado popular, en el que el fiscal pide 23 años de cárcel, que las acusaciones particulares elevan a 28, a O.P tras la desaparición de J.O, por su presunto asesinato, la defensa ha mantenido que este último ha desaparecido por su propia voluntad y, por tanto, ha pedido su libre absolución.

Así, se ha preguntado por qué J.O, desaparecido la noche del 29 de julio presuntamente asesinado por O.P. aunque no ha aparecido el cadáver, “no puede estar en Panamá disfrutando de las monedas de oro”.

El abogado, César Martínez, ha pedido al jurado aplicar el principio de que, “en caso de duda”, se actúe “a favor del reo”. Ha calificado el hecho de que no se ha podido encontrar el cadáver como una “prueba bumerán”. Para el abogado, “tener convencimiento no es válido, lo válido es lo que se pueda probar” o “acabaremos volviendo a quemar brujas en la Plaza del Mercado porque la gente dice que son brujas”.

“Lo único probado es que no aparecen ni las monedas ni J.O”, ha dicho apuntando que su defendido es “el más interesado” en que aparezca. Ha calificado lo ocurrido como un “pseudocidio”.“No hay nada más que lo que tenemos delante”, ha aseverado poniendo en duda la declaración de la denunciante (la novia), que no siempre, ha dicho, dice la verdad.

Ambos tenían, ha apuntado, una relación de cinco meses, vivía con y de ella y decide robar las monedas del acusado. Una pequeña parte aparece en su coche pero, ha apuntado, “es posible que decidiera desaparecer con el resto”.

“No era de La Rioja, su familia le había echado de casa, su relación era de cinco meses; con este panorama qué le impide entrar en la casa” del acusado, “dejar unas gotas de sangre y destrozar su teléfono”, ha dicho creyendo obvio que “nadie desaparece con su teléfono para que alguien lo encuentre”.

Ha desacreditado los testimonios de los testigos apuntando que “la memoria es frágil” y considerando que tienen “memoria inducida” porque ni siquiera todos oyeron lo mismo. “Si atendemos a sus declaraciones cada uno vio cosas diferentes”, ha dicho.

Para el abogado, basar una acusación de asesinato “en elementos periféricos, testigos, es peligroso”. A esto ha sumado que la Guardia Civil, a su juicio, ha tenido una forma de proceder basada en “imaginarse las cosas”.

Uno de los testigos que ha acudido al juicio, el primero al que llamó el acusado, es, para su abogado, crucial por “su sinceridad” y, así, ha dicho, llega a decir: “A mi no me habían dicho que me iban a preguntar

tanto, sólo preguntas de sí o no“.

El abogado se ha preguntado “quién le ha preparado” y si “prepararon al resto de los testigos”. Junto a esto ha destacado “el número de veces que dice que” el acusado “estaba tranquilo”.

Ha visto “falta de seriedad” en el informe de la Guardia Civil, con “invenciones y suposiciones”; y ha calificado como “invención carente de prueba” la mancha de aceite, que la acusación ve como prueba de que se ha intentado camuflar el cadáver.

“Eso no vale en un juicio por asesinato”, ha dicho al tiempo que ha clamado “dónde está la caída del cadáver” y “dónde están los restos de sangre en una furgoneta que no se ha limpiado en años”.