Con el comienzo del verano ya se empiezan a sufrir las altas temperaturas y las olas de calor en España. La primera, según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), llegará este fin de semana cuando los termómetros lleguen a alcanzar valores de 40º sobre todo en la mitad sur peninsular.
Ángel Rivera, portavoz de la Aemet, ha anunciado que se este verano se prevé con temperaturas más altas de lo normal, con valores superiores a los normales, tanto para la Península como en los dos Archipiélagos.
En el conjunto de la España peninsular y Baleares, la temperatura media para este trimestre de julio, agosto
y septiembre es de 22,4ºC. Pero se espera que en este verano estén por encima se esa media, afirmó Rivera.
Esta media varía de unas zonas a otras. En el norte peninsular, el valor de temperatura media para este trimestre se situará en los 19,5ºC, mientras que en puntos de Andalucía Occidental y valle del Guadalquivir, alcanzará los 26ºC.
Sobre las próximas olas de calor que visitarán España, el portavoz asegura que se esperan periodos de cuatro o cinco días en los que las temperaturas se mantengan por encima de la media.
Respecto a las precipitaciones, no se aprecian señales significativas ni en España peninsular ni en los archipiélagos, por lo que se espera un verano normal de lluvias.
En cuanto a la predicción para el resto de la semana, salvo una pequeña bajada de temperaturas en el norte peninsular que tendrá lugar entre hoy miércoles y mañana jueves, las temperaturas, en el conjunto peninsular, serán elevadas. Subirán de manera significativa a partir del jueves para dejar un fin de semana caluroso.
El calor amenaza
Según un estudio elaborado por un grupo internacional de científicos, a partir del 2080, los europeos morirán más en verano que en invierno (periodo actual de más fallecimientos) por el calor, como consecuencia del aumento de las temperatura (hasta 4,5 grados en este siglo), un fenómeno que podría llegar a reducir la longevidad de los españoles en casi un año y cobrarse 230.000 vidas en todo el continente.
El estudio basa su hipótesis en la relación de los datos diarios de temperaturas y de humedad, por el estrés térmico que genera, y el número de muertos provocados por las patologías estacionales de verano e invierno procedentes de regiones de 16 países europeos, con una población de 400 millones de personas.
El estudio indica que el calentamiento hará que a finales del siglo XXI (con temperaturas previstas 4 grados superiores de media a las actuales) aumenten en verano las muertes por golpes de calor o afecciones cardiorrespiratorias, y por el contrario bajen los fallecimientos en invierno (que serán más templados) por gripe, hipotermia, hipertensión, neumonías u otras enfermedades asociadas al frío.
Si la población no consigue adaptarse a estos cambios, la incidencia del calentamiento será mayor en los países mediterráneos, como Francia, Italia, España o Croacia, donde la esperanza de vida podría reducirse por encima de los 9 meses, mientras que en la Europa Central se mantendría más o menos igual y en países como Reino Unido o Dinamarca, aumentaría por lo benigno de los inviernos.
El estudio también vaticina que En España, el cambio de la mayor mortalidad de los meses de invierno a los de verano, se producirá antes de 2080.
La temperatura ideal para la vida del hombre ronda entre los 14 y los 25 grados. La mortalidad crece progresivamente a medida que aumentan o se reducen los grados de esta llamada franja de confort.
No obstante, además de ese horizonte pesimista de un problema de aclimatación a estas nuevas temperaturas, los autores del estudio apuntan la posibilidad de que en el caso de que la población pudiera adaptarse a las nuevas temperatura estivales e invernales la esperanza de vida aumentaría en 1,5 años de vida.