Los trabajos para la consolidación y restauración de los restos del Puente Mantible, cuya duración total se estima en diez meses, continúan avanzando tras su inicio en septiembre. De ese modo, tras llevarse a cabo las labores de señalización, saneamiento del terreno y creación de accesos, en las últimas semanas se han realizado diferentes trabajos de consolidación de las estructuras de cimentación y del asentamiento de la pila 2 de este Bien de Interés Cultural, actuaciones previas a la colocación de la estructura provisional o cimbra que se realiza estos días, siempre que el caudal del río lo permita, y que facilitará la reconstrucción posterior de la bóveda que colapsó el pasado mes de enero.
Durante las primeras semanas de trabajo, y con carácter preventivo, se realizó una inspección subacuática con la que se determinó que la base sumergida de la pila 2 del puente, así como de la oquedad descubierta en agosto de 2019 no había variado desde entonces.
Con el objetivo de consolidar la pila mencionada, esta cavidad fue sellada con material hidrofugante, procedimiento que también se llevará a cabo en las fisuras que se puedan detectar en la estructura. Los restos del arco caído se han catalogado y, gracias a métodos informáticos y de reconocimiento in situ, se han comenzado a realizar los modelos digitales para su reconstrucción y la elección de las formas de restauración de cada una de las piezas.
Durante estos primeros meses de trabajo también se han realizado actuaciones para detener los posibles movimientos de la estructura mediante anclajes, así como para frenar la progresión de la erosión. De este modo, se ha asegurado la base de la pila y se ha reforzado la cimentación de la pila, las lajas de piedra, los estratos de arenas y los diferentes conglomerados permanezcan sujetos. Del mismo modo, se han llevado a cabo las primeras intervenciones arqueológicas en el estribo y bajo el arco para determinar la cronología de construcción del puente y cuyos avances han sido muy interesantes.
Próximos pasos
El proceso de restauración completo de la bóveda o arco se realizará en los meses posteriores en dos fases siguiendo el proceso de anastilosis, es decir, creando un puzle con la piedra original en una posición similar a la de la fábrica de su momento de construcción, nuevos elementos pétreos de naturaleza similar y morteros de unión hidrofugantes para facilitar su conservación.
Una vez el arco quede levantado a su posición original, se procederá a su unión con los arranques que se mantienen en pie mediante el relleno en capas de los mampuestos y su cubrimiento con piezas de piedra.
Los huecos y grietas detectados en la obra serán rellenados con compuestos hidrófugos o de cal, así como dotados de elementos tensores que propicien el encofrado de estos elementos. Dependiendo de la evolución de los trabajos, no se descarta el empleo de otras metodologías como el cosido o el grapado.
Finalmente, las juntas de la pila 2, el nuevo arco y el estribo de la margen derecha quedarán debidamente impermeabilizados mediante el uso de membranas de diferentes materiales o de materiales hidrofugantes. Al margen de las labores de reconstrucción y rehabilitación, se llevarán a cabo el control arqueológico de todas las obras y diferentes excavaciones como la base y el extremo del estribo para conocer su estado de conservación y avanzar en el conocimiento de su cronología junto al análisis de los morteros profundos.