El Dorado cumple 32 años: “Estas paredes están impregnadas de la gente”

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Símbolo de Logroño. Cerca de tres décadas lleva su John Wayne viendo las subidas y bajadas de los traseúntes por la calle Portales de la capital riojana. El Dorado cumple este 1 de noviembre 32 años. Un bar que mantiene su esencia y que se convirtió durante el escenario de la post pandemia en imagen de resistencia y de amistad entre clientes y dueño. Tras un cartel, que aún indica su intención de traspasarse, Alberto Martín acumula en estos 32 años mil anécdotas que contar y el mismo número de palabras de agradecimiento.

“Eramos unos chavales, entramos con mucha ilusión en un Logroño totalmente distinto al de ahora, basícamente todos los días eran una fiesta, lo recuerdo perfectamente”, reflexiona Alberto sobre cómo fue la aventura junto al que fue su socio, Pedro, de abrir El Dorado. Un bar que se convirtió en el epicentro de cerveza y rock and roll en una calle Portales que, con su peatonalización, comenzaba a dinamizarse. “Logroño antes era la calle Laurel. Sí que comenzaba a despuntar la plaza del Mercado y la zona de Jorge Vigón, de dónde nosotros veníamos, era la zona de blues, garitos de rock and roll, de punk...”, explica en referencia al local donde trabajó antes de abrir su negocio, el Blue Moon.

Al poco tiempo de abrir El Dorado, llegó su personaje más conocido: su cartel de John Wayne, tan fotografiado por turistas y logroñeses a su paso por Portales. Un Wayne impasivo ante “cambio radical” de la calle. “Lo fácil cuando abrimos hubiera sido irnos a la Plaza del Mercado, que ya empezaba a ser una zona alternativa a lo que era la conocida zona de pubs de Chile, Portales era una calle de tránsito de coches, muy estrecha”, diferencia con este 2023. “El local nos gustó desde un principio, en muchas ciudades comenzaban las peatonalizaciones y, hablando con gente conocida, preguntamos qué vistas había para esta calle en unos años y nos dijeron que había estudios y que se estaba barajando las calles peatonales”. Una zona reconvertida, en definitiva, en la “entrada turística a Logroño”.

Así, Alberto agradece que, tras la barra, ha podido forjar una amistad con esa clientela con la que ha ido creciendo toda una vida, pero también recalca cómo este oficio le ha dado la oportunidad de compartir una charla de cinco minutos con peregrinos con los que seguramente no volverá a coincidir o con turistas que, tras una primera visita a la capital riojana, regresan a su bar años después y rememoran su primer encuentro. “Te quedan muchas vivencias”, expresa.

Y es que, “en 32 años imagina que no han pasado cosas ahí, media vida..”, ríe. “Ha pasado de todo, y el 99,5% ha sido muy bueno, me quedó con eso, con la gente que es familia”, agradece. “Cada dos o tres años tienes que ir pintando el bar pero estas paredes están impregnadas de esta gente”.

Consciente de los cambios de tiempo y rutinas, o de las dificultades económicas que pueden llevar a las familias a apretarse el cinturón y reducir sus salidas a los bares, este hostelero sabe que es complejo acudir a diario, pero “siempre va a haber gente armario, como yo digo”, aquella que es esencia de su local y que “aunque no venga en dos meses siempre va a ser lo mismo”.

Ayuda para salvar a El Dorado

El pasado 2021 fue la clientela de El Dorado quien devolvió sus muestras de cariño a Alberto, con una campaña para recaudar fondos para que el querido establecimiento permaneciera abierto. 'El Dorado, más que un bar' era, precisamente, su eslogan. “La gente se volcó mucho, fue un chute de energía, un chute emocional para seguir adelante, porque nos quedábamos ahí, no veíamos la orilla”. Una iniciativa que también sirvió, como agradece, para reencontrase con mucha gente que había pasado por el local a lo largo de su vida.

A día de hoy, El Dorado continúa en traspaso. “La pandemia lo ha acelerado todo, para lo bueno y para lo malo, las noches ya no eran lo mismo lo llevábamos notando desde hace mucho, en las tardes buscan terrazas y la mía es muy limitada, suben los gastos...”. “La mayoría de la gente pide un local con cocina”, comenta este hostelero sobre las modas en el sector. “Intentando mantener a esta gente de casa y de fuera he seguido manteniendo la esencia y la gente que viene sigue estando súper agusto”.

Nueva iniciativa solidaria por Navidad

Si en algo ha destacado también El Dorado ha sido por las campañas solidarias que organizaba durante Navidad. Recogida de juguetes, peluches, alimentos no perecederos... que iban a distintas entidades de ayuda de comunidad. A cambio: una cerveza gratis. Este año, como cuenta Alberto, está pensando en cómo echar una mano al Colegio Público de Educación Especial Marqués de Vallejo para poner un granito de arena con el coste de las máquinas de movilidad.

La emoción de volver a reencontrarse tras la barra es un revulsivo para el hostelero. Este mismo fin de semana, añadió un nuevo y especial acontecimiento a su libro de anécdotas. Y es que, el actor Ángel Ruiz volvió a pasarse por este local, el cuál acogió su primera actuación, esa vez como cantante. “Nos emocionamos mucho los dos, mira donde estábamos, en el mismo sitio, estábamos con la sensación de que se cerraba un círculo”.

Este 1 de noviembre, día del 32 aniversario Alberto no espera una fiesta por todo lo alto. Sentarse en la barra, compartir, recordar, reir... es lo que espera de esta jornada. “Al final es una fecha, es un día”, reflexiona. “Simplemente voy a recibir a toda la gente que venga, recordar anécdotas”. Y es que 32 años dan para mucho. “Si estoy aquí después de 32 años lo único que tengo son palabras de agradecimiento, para los que han pasado a diario y los que han estado cinco minutos”.