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La Semana Santa logroñesa cumple la tradición con la Limpieza del Cristo del Santo Sepulcro

Limpieza del Santo Sepulcro, Miércoles Santo en Logroño

Europa Press

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Centenares de logroñeses han acudido este miércoles hasta la Concatedral de Santa María de La Redonda de Logroño, para cumplir con la tradición de la Limpieza y Veneración del Cristo del Santo Sepulcro, que se lleva a cabo a partir del mediodía de cada Miércoles Santo.

Al acto, celebrado este miércoles, han acudido, entre otros, el presidente del Gobierno riojano, Gonzalo Capellán, la presidenta del Parlamento riojano, Marta Fernández Cornago, el alcalde de Logroño, Conrado Escobar, concejales del Ayuntamiento de Logroño, el obispo de la Diócesis de Calahorra y La Calzada-Logroño, Santos Montoya, el prior de la Hermandad de Cofradías de Logroño, Fermín Labarga, o el hermano mayor de la Hermandad, Francisco Marín, entre otras personalidades.

El hermano mayor de la Cofradía del Santo Sepulcro, David Rioja, ha señalado a los medios de comunicación el cambio que ha supuesto este acto “uno de los más importantes de la Semana Santa logroñesa”, ya que “desde que tengo uso de razón se venía este día para limpiar todos los enseres de la Cofradía, y también al Cristo, en un acto íntimo y privado, pero con el paso del tiempo cada vez quería venir más gente”, hasta el punto de tener que “repartir invitaciones para poder acceder” a la ceremonia más oficial.

“Es una de las imágenes a la que se tiene más devoción” en Logroño, ha resaltado, para, señalar, a continuación “hemos pasado por la talla, bebés, gafas, llaveros, guantes, jerseys, todo lo que se te pueda ocurrir”, aunque “lo que más emociona es ver la cara de la gente cuando lo tiene delante”. Rioja ha puesto en valor el trabajo también de las camareras, encargadas de limpiar al Cristo, y que “normalmente por tradición eran mujeres, pero ya ha habido varios años que ha habido camareros”.

Precisamente, emocionada se encontraba la hermana mayordomo de la Cofradía, Ana Idoya García, que ha manifestado sus funciones durante el año “es la organización y la preparación de este día; buscar las camareras, preparar los algodones, procurar que haya cositas para vender, organizar también lo que es la cama del Cristo y luego ya es lo más íntimo, es el abrir la urna, el sacar al Cristo, pasárselo a los hermanos que van a trasladar al Cristo hacia la cama y luego dar órdenes a las camareras”.

Para la hermana mayordoma la apertura de la urna supone “millones de emociones, alegría y mucha esperanza”. “Yo cariñosamente siempre digo que es mi renovación de fe, entonces tocarlo, no sé, es que como se suele decir, hasta que no lo haces, no lo notas, no sabes lo que significa”, ha añadido, recordando que lleva más de cinco años realizando este momento.

Finalmente, ha recordado que “antiguamente se daban aceites y al final se quedó el Cristo como un poco más gordo; se llevó a restaurar y nos dijeron que no hacía falta esos aceites, pero tampoco limpiar el polvo, porque no le entra al encontrarse dentro de la urna y dentro de la caja de cristal, así que se le pasa simbólicamente un plumero”.

Una capilla abarrotada y un silencio emocionado

Minutos más tarde del mediodía, en una Capilla de los Ángeles abarrotada en medio de un silencio emocionado, se ha dado la orden de extraer al Cristo de la urna donde se guarda durante todo el año. Tradicionalmente solo sale de la urna para este acto tan arraigado en las costumbres de la Semana Santa de la capital riojana.

Tras su extracción con todo cuidado, la talla del Cristo yacente, portada, en esta ocasión, por miembros de la familia Benés, ha sido depositada en un pequeño altar sobre cojines negros bordados en dorado. Después de una lectura del Evangelio, por parte del obispo de La Rioja, para a continuación realizar la limpieza y 'besapiés' de la talla.

Acto seguido, a las 12,20 horas, se han abierto las puertas de la Capilla a los cientos de logroñeses que, desde mucho antes de que diera comienzo el acto, ya aguardaban su turno para pasar ante el Cristo, una talla donada en 1694 a la ciudad por el capitán Gabriel de Unsain, regidor perpetuo de Logroño al entonces templo colegial de Santa María la Redonda.

Desde ese momento, según marca la tradición, han comenzado a desfilar los ciudadanos quienes, además de besar o tocar la imagen, suelen pasar diversos objetos por el Cristo, como pañuelos, llaves y joyas, y acercan a bebés de corta edad. El acto se desarrolla a lo largo de unas dos horas, para luego, devolver de nuevo la talla del Cristo yacente a su urna. Con ella, la imagen cerrará la procesión del Santo Entierro de Logroño, el próximo Viernes Santo, como es tradición.

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