Luces, cámara y acción

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El PP debería cambiar su apellido por el de perfecto: Partido Perfecto. Su organización sobrepasa lo humano. Cuida cada detalle como si fuera su primera cita y quisiera impresionar. Hasta huele bien. Sus jornadas están estudiadas y medidas al milímetro, por no hablar de los mítines. El pasado miércoles, un día antes de que Cañete hiciera saltar la campaña por los aires con su machismo, celebró el más importante de estos comicios en La Rioja. Fue en Logroño, en Riojaforum, hasta donde llevó seis autobuses para que sus afiliados y simpatizantes de otras localidades de la región pudieran escuchar a Esteban González Pons decir que nuestra comunidad es el sitio más bonito del mundo.

Tanto le impresionó La Rioja y Logroño al número dos del PP en las elecciones al Parlamento Europeo que mandó cambiar su agenda del día siguiente en Castilla y León para poder salir a correr, a primera hora de la mañana, por la ribera del Ebro. Se desconoce si finalmente cumplió, aunque con la que sí lo hizo fue con una chica que le preguntó por la mañana que qué razones había para votar al PP. “Le he dicho que si venía al mitin le daba diez razones y me han salido once”. Entre ellas estaba que si esta chica, en un lema muy Dirección General de Tráfico, no iba a votar, otro decidiría por ella y eso es algo que los populares no quieren. “Queremos que los españoles decidan por ellos mismos”, dijo Pons, que es algo que en el partido se aplican cuando toca ir a las urnas, pero no cuando toca el tema del aborto o de la independencia de una comunidad.

El valenciano cerró su intervención pidiendo permiso al presidente para pedir el voto a los votantes del PSOE en La Rioja desde el respeto. “En otras elecciones podrán votar a su partido, pero en estas al PP porque va Esther Herranz, que es del PP, pero antes es de La Rioja. Y que no se entere Pedro Sanz”. Y se bajó del escenario. Por suerte parece que Sanz no estaba atento en ese momento porque la candidata sigue en su puesto. Seguidamente subió ella para decir dos obviedades. La primera que en La Rioja elaboramos vino, que no lo fabricamos; y la segunda que Pepiño Blanco fue un desastre en su gestión. Después, para que a la gente le entraran ganas de salir de allí directa a los colegios electorales con la papeleta en la mano, pusieron un vídeo con la música del anuncio de Estrella Damm en Menorca. Pa pa, pa pa pa ra raaaaa… o algo así. Palmas, ritmo y buen rollo. Hasta un asesor de comunicación del Ayuntamiento hizo lo mismo que un servidor: sacar el móvil y abrir una aplicación de las que escuchando un trozo de canción te dice cuál es. Desde hace una semana es lo primero que escucho, nada más levantarme de la cama, después del despertador.

El último en salir a escena, cómo no, fue la 'estrella del rock' Pedro Sanz. Brazos en alto y aplausos. Es el jefe, el que manda, el boss, el santo y seña del PP riojano. Jugaba en casa y ahí no hay quien le tosa. “Voy a hablar en clave de partido. Hay que sentirse orgulloso de ser del PP porque es un sentimiento que nace dentro”, dijo, para señalar también que en el PP llevan a la agricultura en el corazón. Sólo le faltó decir que en estas elecciones había que ir voto a voto, al más puro estilo Cholo Simeone, y la temporada que viene podía utilizarse su intervención en cualquier rueda de prensa futbolera. Luego hizo pucheros para decirle al “querido Alfredo” que no lo quieren, bajó la voz para recordar que fue él quien defendió el tema de las vacaciones fiscales y que habían ganado, comentó que la prima de riesgo se había puesto muy guapa y contó que un señor en un pueblo le había dicho que los atascos de Semana Santa en las carreteras riojanas eran buenos porque está volviendo la ilusión.

Para terminar envió un recado a la gente que el domingo estará en las mesas y todos apuntaron. Hay que mirar el censo al mediodía, sobre la hora de comer, para fijarse en quién no ha ido a votar. En cuanto esté localizado el olvidadizo hay que llamarle y decirle que tiene que bajar a votar, que el colegio cierra a las siete y media. Si le dicen la hora correcta, éste llegará tarde. Pedro Sanz se las sabe todas y, como demostró al final cuando subieron el resto de sus compañeros al escenario, es un riojano de pro: no tiene ni idea de bailar.