La violencia doméstica es una realidad y una lacra social. Para erradicarla se cuenta con el apoyo del Gobierno y de las diferentes asociaciones y profesionales que luchan día a día y ayudan a las mujeres que se ven inmersas en este problema. Así, esta semana, la Universidad Popular de Logroño, ha organizado unas conferencias y talleres dirigidos a profesores, alumnos y público en general, con el fin de hacer que todo el mundo tome conciencia y reflexione sobre este tema.
'Ante la violencia contra las mujeres, ¿qué podemos hacer?' fue ayer la conferencia encargada de arrancar las actividades preparadas para esta semana. Estuvo protagonizada por la trabajadora social y socióloga, Antonia Aretio, una profesional de una gran experiencia en la atención a mujeres víctimas de violencia machista. Aretio dió a conocer ayer qué es la violencia de género, cuáles son sus causas, las medidas que se pueden tomar para erradicarla y la importancia que tienen los datos en esta materia.
Una de las principales causas de la violencia de género es, según señala Antonia Aretio, “el sistema patriarcal jerárquico que hace que los hombres sean considerados mejores que las mujeres”. Este tipo de sistema todavía existe en nuestra sociedad y, según apunta, “aún se imparte en el sistema educativo actual”.
EL PROBLEMA DE LA EDUCACIÓN
Antonia Aretio además señala que la educación juega un papel fundamental y que muchos hombres han sido y son educados en el “modelo tradicional”. Este modelo estima al “hombre como el cabeza de familia” y le hace creer que tiene el “poder”, haciendo de la mujer un ser inferior, lo que conlleva a la “subordinación” y una de las causas principales de la aparición de una posible “relación de violencia”.
Hasta hace muy poco la mujer no había tenido protagonismo en la esfera pública, ya que se había considerado que tenía que estar relegada al espacio del hogar. El cambio ha venido por la paulatina incorporación de la mujer al mundo laboral, que le ha dado independencia.
Aunque la sociedad está cambiando, Antonia Aretio puntualiza que entre los jóvenes existe “un 25 por ciento de los chicos y chicas que considera adecuado un comportamiento celoso o posesivo de su pareja” manteniendo, por lo tanto, los roles y valores tradicionales. La trabajadora social estima que es necesario un “cambio” y que “todavía queda mucho por hacer”. En este sentido, recuerda la importancia de alcanzar una relación igualitaria entre los hombres y las mujeres, además de la igualdad en la retribución salarial. “Hoy en día -asevera- el sueldo de una mujer es un 30 por ciento inferior al de un hombre”.
La Ley de Conciliación de la Vida Familiar y Laboral y la Ley de Igualdad son algunas de las medidas que el Gobierno ha aprobado en defensa de los derechos de la mujer y de una sociedad paritaria. “Son avances muy positivos -afirma-, pero aún queda mucho por hacer, como crear un sistema educativo igualitario porque todavía hay educadores que imparten modelos tradicionales”.
OBSTÁCULOS EN SU ERRADICACIÓN
Una de las deficiencias existentes consiste en que la intervención en los casos de violencia se realiza a posteriori, una vez que el daño está hecho. Sin embargo, Aretio explica que la actuación por parte de los profesionales de los sistemas educativos, sanitarios y judiciales debería hacerse “antes de que se produzca el daño”.
Otro de los problemas que existen es que de la cantidad de abusos por violencia que se producen en el seno de la pareja, no todos acaban en denuncia. El motivo viene dado porque la mayoría “no son conscientes” del daño al que están siendo sometidas. Asegura que hay “más de 10.000 mujeres que están viviendo una situación de violencia y no hacen nada” para poner fin al problema.
“Hay muchas situaciones de maltrato”, asegura la trabajadora social. La más evidente es el maltrato físico, pero no es lo que más se produce, sino que es la violencia psicológica que “mina todo de la mujer”. Según explica Aretio, este tipo de violencia es muy perjudicial porque muchas personas que se ven afectadas no son conscientes de que están siendo víctimas de agresión, ya que las primeras situaciones vienen marcadas por pequeños conflictos que “siempre acaban perdonando”, pero eso se va “deteriorando” y aumentando. “Es como un círculo cerrado”, apostilla.
Aunque es evidente el alto número de víctimas por violencia doméstica, no existe tanto conocimiento sobre la cantidad de mujeres que han podido “rehacer sus vidas”. “Hay muchas mujeres que consiguen salen adelante con la ayuda de todos los profesionales que trabajan con ellas”, afirma Aretio. “Es importante decir que las mujeres salen adelante -apunta- porque así el resto de mujeres se animan a denunciar y a perder el miedo”. “Es importante cambiar el mensaje, decir que ”es posible salir“, concluye.