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Obama, esperanzado

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Las esperanzas sobre el cese del vertido de la plataforma petrolífera del Golfo de México parecen haber llegado a la Casa Blanca. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha anunciado a través de su discurso a la nación que “en los próximos días o semanas” se conseguirá capturar más del 90% del petróleo derramado y que a finales del verano la fuga podría estar totalmente sellada.

“En los próximos días y semanas estos esfuerzos deberían servir para capturar más del 90 % del crudo derramado.

Será hasta que BP termine de cavar un pozo auxiliar que a finales de verano debería haber detenido la fuga por completo“, afirmó Obama en su primer discurso emitido desde el Despacho Oval.

El presidente, que definió el vertido en el Golfo de México como “el peor desastre ecológico de la historia de Estados Unidos”, se mostró en todo momento muy crítico con BP, la empresa petrolera propietaria del pozo cuyo colapso a finales de abril ha provocado este desastre. En repetidas ocasiones aseguró que esta compañía será la que pague los perjuicios económicos causados por el vertido en la zona.

“Haremos que BP pague por el daño que ha causado”, afirmó Obama, que dijo que hoy miércoles se reunirá con el presidente de la compañía, al que le instará a movilizar “todos los recursos necesarios” para compensar a todas las personas afectadas por su “temeridad”.

Obama afirmó que el dinero que haya de pagar BP constituirá un fondo que no será administrado por la compañía, sino que será por un organismo independiente cuya composición exacta no precisó.

Por otro lado, el mandatario estadounidense se comprometió a combatir el vertido “con todo lo que tenemos y durante el tiempo que sea necesario”. Afirmó que su Gobierno llevará a cabo “un plan de recuperación a largo plazo de la costa del Golfo de México tan pronto como sea posible”, que de nuevo afirmó que será financiado con dinero de BP.

El presidente afirmó que el vertido ha sido sólo un episodio más en lo que son “décadas de degradación medioambiental” en la costa del Golfo de México, en referencia a huracanes como el Katrina o el Rita. Pero definió el vertido como “una epidemia” debido a que sus efectos comenzaron siendo escasos y se prolongarán durante meses, en contraposición a la contundencia e inmediatez de otras catástrofes naturales como terremotos o huracanes.

Obama afirmó que parte del plan de respuesta contra el vertido es asegurarse de que algo igual “no vuelva a ocurrir otra vez”, y expresó su deseo de saber qué había ocurrido en el caso de la siniestrada plataforma petrolífera Deepwater Horizon. En esta línea, el presidente se refirió también a su orden de endurecer las condiciones para iniciar nuevas prospecciones petrolíferas submarinas, para que se tomen las “precauciones necesarias” y éstas sean “absolutamente seguras”.

Además, el presidente de Estados Unidos señaló que este desastre natural es la más “dolorosa” prueba de que su país necesita acabar cuanto antes con la “adicción” a los combustibles fósiles y de que las fuentes de energías renovables son el “futuro”.

“Mientras nos recuperamos de la recesión, la transición hacia las energías limpias tiene la capacidad de hacer crecer nuestra economía y de crear millones de puestos de trabajo. Pero sólo será posible si aceleramos esa transición y si luchamos juntos y actuamos como una nación, trabajadores y empresarios, científicos y ciudadanos, sector público y privado”, aseguró.

“No podemos permitirnos no realizar ningún cambio sobre nuestras formas de producir y utilizar la energía, porque los costes a largo plazo para nuestra economía, nuestra seguridad nacional y nuestro medioambiente son demasiado grandes”, apostilló.

Cada vez, peores datos

Por otro lado, el equipo de científicos del Gobierno de Estados Unidos encargado de evaluar las consecuencias del vertido del Golfo de México ha vuelto a elevar considerablemente sus estimaciones por segunda vez en menos de una semana y ha situado en hasta 60.000 barriles diarios la cantidad de crudo que podría haberse derramado al mar como consecuencia de la explosión de la plataforma Deepwater Horizon, según informó el secretario de Interior estadounidense, Ken Salazar.

De acuerdo con esta nueva evaluación la cantidad de crudo vertida podría ascender hasta los 9,5 millones de litros diarios, cuatro veces más que la cantidad derramada por el Exxon Vadez, según destaca el diario The New York Times. El equipo de científicos del Gobierno estadounidense ha cifrado en entre 35.000 y 60.000 los barriles de crudo diarios vertidos al mar, frente a las estimaciones de 20.000 y 40.000 realizadas la semana pasada. Una cifra muy alejada de los 5.000 barriles diarios estimados inicialmente por la petrolera británica BP.

La última evaluación está basada en la nueva información recopilada por los expertos, entre otros un vídeo de alta resolución grabado por BP el pasado 3 de junio después de instalar una bóveda para contener el vertido y dirigirlo hacia la superficie. Además, esta nueva estimación ha incluido los datos de presión registrados después de que dicho artefacto campaniforme fuese instalado en la tubería en la que se produce la fuga.

“Esta estimación, que continuaremos puliendo mientras los científicos recopilan nuevos datos y realizan nuevos análisis, es la estimación más exhaustiva efectuada hasta el momento sobre la cantidad de crudo que fluye a menos de una milla [1,6 kilómetros] de la superficie”, señaló Salazar en un comunicado.

El científico, secretario de Energía de Estados Unidos y premio Nobel, Seteven Chu, se ha implicado personalmente en la realización de esta última evaluación, según The New York Times. Bajo la dirección del Gobierno estadounidense, BP incrementará su capacidad de captura de crudo hasta los 53.000 barriles diarios a finales de junio y hasta los 80.000 a mediados de julio, frente a los 18.000 actuales, añadió el secretario de Interior.

Por su parte, la petrolera británica ha anunciado la reanudación de las labores de recogida del crudo después de que hubiera de interrumpir durante cinco horas los trabajos debido al incendio declarado en uno de los buques donde se está almacenando el petróleo procedente de la fuga.

Tras la reanudación de los trabajos BP ha recogido una cantidad equivalente a 5.610 barriles de crudo (en torno a 892.000 litros de petróleo), según la propia compañía, que afirma además que desde la semana pasada ha evitado el derrame de 1,1 millones de litros de crudo cada 12 horas.