El presidente electo de Costa de Marfil, Alassane Ouattara, ha rechazado tajantemente una acusación de Naciones Unidas por la que se implica a sus simpatizantes en la masacre perpetrada en la ciudad marfileña de Duékoué donde, según observadores de Caritas, más de un millar de personas han muerto acribilladas o a machetazos.
“El Gobierno lamenta las alegaciones de la división de Derechos Humanos de la Misión de Naciones Unidas en Costa de Marfil (UNOCI), que se han presentado sin prueba alguna tras la investigación preliminar”, declaró el Gobierno de Ouattara en un comunicado.
Más aún, el presidente electo se puso ayer en contacto con el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki Moon, para desmentir las acusaciones formuladas por el subdirector de la división de DDHH de UNOCI, Guillaume Ngefa.
Naciones Unidas todavía no ha corroborado la cifra proporcionada por Caritas y mantiene en 330 los fallecidos en la ciudad, 220 de ellos a manos de un grupo de “cazadores tradicionales” conocidos como Dozos, que presuntamente luchaban junto a las fuerzas de Ouattara contra los partidarios del presidente saliente, Laurent Gbagbo; un dato este último que Ouattara también ha desmentido.