Tres mujeres de 36, 51 y 74 años, de nacionalidad española y vecinas de Estella e Irurtzun -Navarra- y Logroño -La Rioja-, han sido sorprendidas cuando intentaban introducir sustancias estupefacientes en el Centro Penitenciario de Logroño, al que acudían para mantener una visita “vis a vis” con sus familiares presos. Las implicadas en estos hechos se enfrentan a un presunto delito de tráfico de drogas.
El pasado fin de semana, en virtud del acuerdo de colaboración existente entre Instituciones Penitenciarias y la Guardia Civil, se estableció un dispositivo para la prevención del tráfico de drogas en el Centro Penitenciario de Logroño consistente en la identificación y registro selectivo de las personas que realizan visitas con comunicación íntima de convivencia.
Antes de pasar los respectivos filtros y controles, funcionarios de la prisión y agentes de la Guardia Civil informaron a todos los visitantes que “la introducción de cualquier tipo de sustancia tóxica o estupefaciente en un centro penitenciario se califica como delito”.
Durante el desarrollo de estas actuaciones la agente Dora, una pastora alemana de casi 11 años, perteneciente al Servicio Cinológico de la Guardia Civil, valiéndose de su desarrollado olfato, marcó a tres mujeres como posibles portadoras de sustancias estupefacientes.
Este hecho motivó que fueran trasladadas a un lugar habilitado para su cacheo superficial a cargo de una funcionaria de la prisión. Durante su desarrollo se descubrió que las mujeres ocultaban 22, 24 y 48,5 gramos de hachís en la zona vaginal, en un sujetador y en un zapato.
Tras ello, responsables del Centro Penitenciario de Logroño procedieron a levantar las pertinentes actas de incautación de drogas con su cadena de custodia, poniendo los hechos en conocimiento de la Autoridad Judicial.
Este tipo de actuaciones no solo impiden la entrada de sustancias estupefacientes al interior de la prisión. En 2023 una mujer de 75 años, de nacionalidad española y residente en la capital riojana, acudió al Centro Penitenciario para mantener una visita “vis a vis” con su hijo preso. La septuagenaria ocultaba en sus partes íntimas un mini teléfono móvil, un cargador y una tarjeta SIM, junto a pequeñas cantidades de hachís y heroína.