La leche materna proporciona la cantidad ideal de proteínas, azúcar, grasa y casi todas las vitaminas que un bebé necesita para un crecimiento y desarrollo saludables. La leche materna también contiene anticuerpos que ayudan a proteger al bebé contra muchas enfermedades.
La leche materna es fácil de digerir para los bebés, por lo que el bebé tendrá menos gases y sentirá menos malestar que un bebé que toma leche de fórmula.
También es menos probable que los bebés que fueron alimentados con la leche materna sean obesos más tarde en sus vidas. Además, la leche materna puede promover el desarrollo del cerebro. Algunos estudios sugieren que los niños que fueron amamantados pueden tener una puntuación mayor en los exámenes de capacidad cognitiva.
Amamantar al bebé aumenta los niveles de una hormona llamada oxitocina que hace que el útero de la madre se contraiga. Esta contracción ayuda a reducir el sangrado después del parto y también ayuda a encoger el útero hasta que vuelva al tamaño que tenía antes del embarazo.
Las madres que amamantan consumen más calorías que las mujeres que no lo hacen, por lo que tienden a recuperar el peso que tenían antes del embarazo más rápidamente. Esto es verdad aunque una mujer que amamanta debería comer 500 calorías adicionales por día para mantener su provisión de leche y cumplir con sus necesidades nutricionales propias.