Hace un año del atentado terrorista de ETA en la localidad de Calahorra. El coche bomba aparcado junto al cuartel de la Guardia Civil de la capital riojabajeña el pasado 21 de marzo de 2008, día de Viernes Santo, llevó hasta el paroxismo la sombra del terrorismo, que ya había aparecido en Logroño en diciembre del 2007, con un atentado frustrado contra la Delegación de Defensa.
La acción terrorista no provocó víctimas mortales, pero dejó dos heridos leves y más de 3,5 millones de euros en daños. Además una veintena de familias y a una docena de comerciantes se quedaron sin vivienda durante mucho tiempo.
Ayer, 21 de marzo de 2009, el primer aniversario del atentado la jornada se tiñe de homenajes y recuerdos de todo un pueblo que padeció la sombra del terrorismo en sus propias carnes. ACTOS DEL DÍAEl presidente del Ejecutivo riojano,
Pedro Sanz reinauguró la calle Constitución de Calahorra, y participaró en los actos organizados con motivo del primer aniversario. Pedro Sanz valoró el trabajo y esfuerzo de los afectados por el ataque terrorista. El delegado del Gobierno José Antonio Ulecia, también presente en los actos, insistió en que los terroristas “irán a la cárcel”. Junto a ellos, el presidente del Parlamento riojano, José Ignacio Ceniceros, varios Consejeros de Ejecutivo riojano, el presidente de la Cámara de Comercio, José María Ruiz Alejos, el secretario regional del PSOE, Francisco Martínez Aldama y el Alcalde de Calahorra, Javier Pagola que felicitó a varios comerciantes de la zona afectada por el atentado en unos “momentos emotivos”. Todos asistieron a la misa que se ofició a las 17.30 horas en la Parroquia de los Santos Mártires.
Tras la misa, recorrieron la calle Pasajes Santos Mártires, una de las que se han reformado tras el atentado, y, posteriormente, reinauguraron la calle Constitución. También se inauguró la exposición “Los últimos 365 días en la zona cero” organizada por los comerciantes afectados por el atentado.
Las imágenes de la jornada de ayer en Calahorra, fue la propia de una tarde de sábado, los comercios recibieron a sus clientes con las puertas abiertas, y las calles se llenaron de normalidad y de sol.