MLM, y su familia, se fueron a pasar un fin de semana a Arija, un pueblo entre Cantabria y Burgos. Un fin de semana distinto en el Pantano del Ebro durante el que hubo también tiempo de practicar piragüismo. Cuando terminaron, y recogieron las piraguas, comenzó la historia. La hija de Moya, de 8 años, se acercó al resto de la familia con una cámara go pro que se había encontrado en el pantano.
¿Qué hacemos? se planteó la familia. La niña lo tenía claro. “Devolverla” Aseveró. Comenzaron entonces a ver de qué forma “podíamos hacer llegar la cámara a sus dueños” cuenta MLM a Rioja2. Era una tarea complicada, reconoce, pero había que intentarlo. “Era el momento de llevar a la práctica todo lo que les habíamos enseñado”. Y es que esta madre, explica que ha intentado “educar a nuestros hijos en unos valores que consideramos importantes y, la honradez, es uno de ellos”.
Y, las redes sociales, fue la respuesta al cómo. “Mi hija ha encontrado una cámara GoPro en el embalse del Ebro y quiere devolvérsela a sus dueños. Esta es una de las fotos que hemos descargado de la cámara de sus vacaciones del verano 2016. Ayúdanos a que circule por la red. Muchas gracias”.
Este es el mensajes que esta familia cántabra publicó en Facebook el pasado sábado. En solo 48 horas encontraron a los dueños de la cámara, una familia de Valencia.
“En menos de 48 horas hemos conseguido algo que pensábamos imposible”, reconoce la madre. “Ya nos hemos puesto en contacto con la familia, que es de Valencia, y están encantados y sorprendidos por haber recuperado la cámara y por el gesto de mi hija, querían incluso comprarle un regalo para agradecerle el gesto”.
“Enhorabuena por ser como eres, si la gente fuese tan honrada como tu el mundo iría mucho mejor”, “De esas historias de vida que quedan para contársela a los nietos XD”. Son algunos de los comentarios que han dejado personas anóminas en el Facebookk de esta mujer. Y es que como bien dice “ya no es el valor materia de la cámara en sí, que es alto, sino el valor sentimental de las fotos que hay dentro”.
Toda una lección que, en este caso nos da una niña de 8 años.