“Ya nos íbamos para el apartamento después de un día agotador de turismo cuando empezamos a ver el humo”, cuenta Carlos desde París, “al principio era un humo muy denso, de color amarillo, y nos sorprendió bastante, pero todavía nadie decía nada, ni siquiera en el hall de los apartamentos se comentaba nada”.
La respuesta la obtuvieron al llegar arriba y asomarse a la ventana. “Ahí es cuando me di cuenta de que bajo el humo había fuego y salía de la catedral de Notre Dame”. Carlos tuvo claro desde el principio que tenían que salir a la calle porque estaba ocurriendo algo importante.
Al bajar, sólo unos minutos después, el hall se había convertido en un hervidero, ya estaba todo el mundo mirando a las televisiones y en la calle se sentía que algo estaba pasando. “La calle estaba inundada de gente agolpada, muchas personas llorando, era un drama, te daban ganas de llorar”, cuentan Carlos y María, “cuando nosotros llegamos ya se había caído la aguja y cada vez había más llamaradas, con cada llamarada se escuchaban los lamentos de la gente”.
Carlos, María y su pequeño se volvieron para el hotel, “pero no dejamos de ver vídeos de lo que estaba pasando, era increíble ver a toda la gente en la calle, cantando, rezando, todos los camareros estaban fuera de los bares y restaurantes, no dejaban de pasar sirenas por todos lo lados”.