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Rodezno volvió a abrir sus “calaos” con éxito

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La localidad riojana de Rodezno abrió ayer, por octavo año consecutivo, alrededor de un centenar de “calaos”, bodegas tradicionales excavadas varios metros bajo tierra, durante una jornada de fiesta en la que participaron alrededor de cuatro mil personas.

Esta pequeña localidad de unos trescientos habitantes se encuentra en el corazón de la Rioja vitivinícola, a apenas cinco kilómetros de Haro, y aunque hoy los cultivos de cereal y remolacha se alternan con las viñas, el vino ha sido el producto que ha marcado su historia.

Por ello posee uno de los mayores barrios de bodegas de La Rioja, con más de un centenar excavadas en la roca de un cerro cercano al pueblo, llamado “La Encina”, algunas de ellas con cuatro siglos de antigüedad y varios niveles de profundidad y en las que hasta prácticamente dos décadas se producía vino para la venta.

Para ello además de los “calaos”, que mantienen todo el año una temperatura idónea para el vino -entre 13 y 15 grados-, estas bodegas cuentan con “lagos” de piedra, en los que se depositaba y pisaba la uva, y prensas, para completar la elaboración.

Hoy se han impuesto las grandes bodegas y cooperativas sobre los pequeños productores y, por ello, estos “calaos” han quedado sólo para la elaboración de vino para consumo propio, para el ocio familiar y para la fiesta de hoy, en la que sus propietarios reparten alrededor de dos mil litros de vino a quienes pretenden conocer los “secretos” que esconden bajo tierra.

Hace ocho años varios vecinos de Rodezno decidieron crear esta fiesta simplemente para dar a conocer esta “riqueza” del pueblo

; su crecimiento ha sido constante en ese tiempo y hoy las visitas a las bodegas se unen a degustaciones gastronómicas, cursos de cata, exposiciones de artesanía y actividades en torno al vino, todo ello en el barrio de los “calaos”.

La presidenta de la Asociación Amigos de Rodezno, Asunción Ramos, ha explicado que aunque han vendido dos mil copas, que dan derecho a degustar cinco vinos en otros tantos calaos, “hay muchas personas que no beben, porque son conductores, y otros suben directamente” con lo que “han venido más de cuatro mil personas”.

Ha comentado que hace décadas “a todo el mundo le chocaba el que este pueblo tuviera el lujo de estas bodegas y que no se conociera” por lo que decidieron crear esta fiesta “aunque, en realidad, nuestros abuelos ya abrían los calaos a la familia y los amigos, nosotros solo lo hacemos un poco más amplio”.

Ramos ha subrayado la “responsabilidad” de muchos de los asistentes “que nos piden refrescos o agua porque van a conducir” y ha explicado que “aunque es difícil precisarlo, hay estudios que dicen que algunos de estos calaos tienen la misma antigüedad que el pueblo, serían del XVI, y se usaban al principio como neveras naturales”.