Tatuar el pezón para cerrar tras el cáncer de mama, una asignatura pendiente en el San Pedro

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El cáncer de mama deja marcas importantes del paso de la enfermedad en el cuerpo. Una vez superada, borrar estas señales significa “cerrar esa puerta, un capítulo muy doloroso de su vida”, explica Cristina Marín, del centro Azabache.

Cristina Marín realiza reconstrucciones de pezón y areola mediante micropigmentantación oncológica. Consiste en realizar un tatuaje en insertar pigmentos -no tintas- para corregir, reparar y reconstruir zonas dañadas. Se puede decir que se trata de un tatuaje del pezón y la areola tras la masectomía.

Además de la areola, con láser o micropigmentación se pueden eliminar los puntos de radiación, que son unos puntos negros con los que los equipos médicos marcan el punto donde se recibe la radioterapia.

“La reconstrucción del pecho es un viaje que requiere paciencia y coraje. Tatuar la areola es la parada final en ese viaje”, explica la responsable de este centro que trabaja con mujeres que han superado la enfermedad. Este 18 de octubre se conmemora el Día Internacional contra el Cáncer de Mama.

Esta micropigmentación se puede realizar pasados entre 4 y 6 meses de la quimioterapia y un año en el caso de que se haya realizado un injerto de piel. El proceso comienza con una prueba de alergia y de color en la zona a tratar para conseguir el tono más parecido a su otra areola mamaria. Las técnicas actuales permiten realizar un pezón en relieve e incluso plasmar capilares o venitas y tiene una duración de entre 3 y 5 años, pudiendo repasarse después.

Para Cristina Marín acompañar en este camino “es un trabajo muy gratificante”. “Vienen contentas porque han pasado lo peor y han superado el cáncer de mama pero necesitan cerrar la puerta y que no lo recuerden caa vez que se miran en el espejo”, apunta esta profesional, que recuerda ccon emoció el caso de una joven de 30 años.

“Nada más que ven cómo ha quedado cuando terminan las dos sesiones necesarias, muchas personas te abrazan, lloramos”, dice emocionada, “les levanta el ánimo”. La misma sensación se siente con la micropigmentación de cejas para pacientes oncológicos que, en ese caso, se puede realizar durante la quimioterapia, siempre que cuente con la aprobación de oncólogo.

Un paso importante que no cubre la Seguridad Social en La Rioja

Cristina Marín lamenta que un paso tan importante no sea gratuito por el paciente y lo cubra la Seguridad Social, como la recontrucción mamaria con prótesis. Aunque la micropigmentación de la areola mamaria y el pezón está incluida en la cartera de servicios del Sistema Nacional de Salud desde julio de 2019 y varios hospitales españoles ya lo han implantado, en La Rioja no se realiza en los sanidad pública.

“Hay mucha gente que no se lo puede permitir”, reivindica. “El cáncer sale caro, comprarse una peluca, un sujetador adaptado, la micropigmentación...”. “Bastante es tener una enfermedad como para tener que estar pagando todos estos extras”, subraya para reclamar ayudas.

Mediante la micropigmentación oncológica, Cristina Marín acompaña a muchas mujeres y algunos hombres y dibuja en su cuerpo el cierre de un capítulo difícil. Un tatuaje para volver a la normalidad después del cáncer de mama.