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Villamediana celebra este domingo puertas abiertas a su yacimiento Villa Romana de La Morlaca

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El Ayuntamiento de Villamediana celebra mañana una Jornada de Puertas Abiertas en el Yacimiento Arqueológico ‘Villa Romana de La Morlaca’.

El encuentro, que comenzará a las 10 horas, tiene como objetivo presentar a los vecinos de Villamediana y, a quienes se acerquen a la actividad, un avance de los resultados preliminares de la 5ª Campaña de Intervención Arqueológica en la ‘Villa Romana de La Morlaca’.

Como ha informado el Ayuntamiento de Villamediana en una nota, al encuentro, que estará guiado por el arqueólogo José María Tejado y su equipo, acudirá la alcaldesa de la localidad, Ana Belén Martínez. La Jornada de Puertas Abiertas tiene lugar cuando está a punto de finalizar la 5ª campaña de intervención arqueológica en la villa romana de La Morlaca. En concreto, se trata de la cuarta campaña de excavación y catas, ya que la primera fue de prospección con georradar. “Como cada año -describe la alcaldesa-, al concluir una nueva etapa en los estudios arqueológicos, organizamos esta actividad para que los vecinos del municipio conozcan de primera mano el desarrollo de los estudios arqueológicos en La Morlaca”. En esta ocasión, detalla José María Tejado, “podemos avanzar los resultados preliminares de la quinta campaña de esta intervención”.

José María Tejado resalta que este año “la excavación se focalizado exclusivamente en el área de hábital de la villa, la pars urbana”. En anteriores campañas se intervino complementariamente en otras zonas: necrópolis, termas, hornos. “Sin embargo, este año, una vez visto el comportamiento estratigráfico del yacimiento y la problemática asociada al espacio residencial -explica el arqueólogo- el objetivo prioritario de este año ha sido la definición de las estancias más destacadas o ”nobles de la villa“.

La superficie intervenida en la 5ª campaña ha sido de 700 metros cuadrados. “Una extensión considerable, ciertamente -subraya Tejado- y conocer el grado de destrucción y arrasamiento de los muros por parte de las labores agrícolas que se dieron en el yacimiento ha sido crucial para poder retirar mecánicamente la tierra que ya había sido removida por arados y brabanes hace décadas. Es a partir de esa cota desde la que comienza el trabajo manual”.

José María Tejado recuerda que ya era conocida, a través de las campañas arqueológicas realizadas otros años, la secuencia constructiva de la villa, que a grandes rasgos se focaliza en dos fases principales. Una primera fundacional de mediados del siglo I y otra gran fase de remodelación o refundación a finales del siglo III. “Lo interesante de esta 5ª campaña -resalta- es que se ha podido aquilatar el momento final de la villa, que aconteció en las primeras décadas del siglo V”.

El arqueólogo apunta que “el horizonte de destrucción de la villa ya habíamos visto en las dos campañas anteriores que se había producido con un incendio y que tuvo que ocurrir entre finales del s. IV e inicios del s. V”. Ahora, con el desarrollo de esta última campaña, Tejado señala que es posible afinar más y “restringir el abandono de la villa a las dos primeras décadas del siglo V. Cruzando las dataciones radiocarbónicas obtenidas de campañas pasadas, junto con los materiales recuperados, se puede apuntar que el abandono se tuvo que producir entre el año 400 y el 411 (lo más probable), y como máximo hasta el año 416”.

José María Tejado relata en base a los trabajos arqueológicos realizados a lo largo de los últimos años que la villa romana de La Morlaca fue abandonada primero de manera intencionada. “No fue un incendio fortuito -dice- como barajábamos antes, ya que cabía esa posibilidad con los datos que aportaba el registro arqueológico hasta la fecha. Ahora, tras esta campaña, también podemos certificar que hubo primero un abandono intencional, como lo demuestra la limpieza de materiales antes del incendio. Se llevaron una gran cantidad de objetos de gran valor y fácilmente transportables. Otros, más voluminosos, y de menor coste económico, los abandonaron y no se los llevaron, como por ejemplo las grandes tinajas de almacenaje (tipo dolium)”.

El arqueólogo responsable del Yacimiento de La Morlaca apunta que, después del abandono intencionado a inicios del siglo V, se produjo una acción de ocultación, probablemente de objetos de relativamente mediano valor (vajilla de Terra Sigillata, vidrios, metales, etc.), “pero que al parecer fue descubierto por los ‘okupas’ o merodeadores que asaltaron la villa tras su abandono. No sabemos cuánto tiempo estuvieron y si, como parece, fue una acción puntual. Lo cierto es que alguna actividad de expolio sí que llevaron a cabo, como lo demuestra, por ejemplo, la extracción de grandes placas de mármol pulido con las que estaba recubierto el suelo de algunas estancias y que fueron extraídas”.

Varias de esas estancias tenían un pavimento de tierra batida. Incluso estancias nobles, de grandes dimensiones y utilizadas para la representación social, etc. tipo oecus, tablinum, etc. Éstas, daban a un peristilo o patio interior, de grandes dimensiones, de 15 x 15 metros, y 3 metros de anchura que, a modo de claustro, servía para pasear y articular la vida interior de la villa. En él se han encontrado fustes de columnas de arenisca que sostendrían el tejado de tejas (tegulae) que verterían sobre el patio interior.

“La ausencia de materiales antes comentada -explica Tejado- se ha visto paliada por la detección y excavación de 5 vertederos repletos de materiales de mediados y finales del siglo IV. En ellos se han podido recuperar grandes cantidades de cerámica que usaban en ese momento Terra Sigillata Hispánica Tardía, así como africana”.

El arqueólogo resalta también como novedad, “la presencia de estructuras calefactadas (posiblemente termas: en proceso de excavación) junto a la presencia de un canal de agua. Todo ello perteneció a la fase inicial de fundación de la villa del siglo I”. En opinión de José María tejado, “la villa romana de La Morlaca, sigue dando y aportando información muy relevante tanto para la historia villametrense, así como del entorno más cercano del valle del Iregua y del alto Ebro”.