Obligados a sacar el abono transporte de la cartera al pagar en el bus para que no te cobren también con la tarjeta de crédito
Los autobuses de la Empresa Municipal de Transporte (EMT) de Madrid estrenaron en noviembre un servicio que pretende facilitar la experiencia de los usuarios: “Olvídate del efectivo. Ya puedes pagar con tarjeta o móvil en todos nuestros buses”. Varios viajeros, sin embargo, han usado el nuevo sistema sin quererlo, al pasar por el lector del sistema de pago la cartera o el monedero con el abono de transporte y la tarjeta bancaria juntos. Cientos de personas están presentando reclamaciones tras descubrir en los extractos bancarios el cobro indebido de viajes y ahora la EMT recomienda sacar el abono transporte de la cartera y pasarlo por el lector para que no se activen las tarjetas de crédito que funcionan por contacto.
Desde finales de noviembre, los usuarios de la empresa municipal tienen la opción de adquirir un billete sencillo a bordo del autobús con el abono, como había sido hasta entonces, o con una tarjeta bancaria o dispositivo móvil para evitar usar efectivo. Este nuevo sistema de pago, desarrollado por Santander España Merchant Services, comenzó a implementarse en algunos vehículos y a finales del año pasado se extendió a las más de 213 líneas de interurbanos de la capital.
Tras la primera fase –en la que el sistema se probó en la línea Exprés Aeropuerto y en las líneas 27, 70, M1 y M2– y la puesta en marcha en los más de 2.000 vehículos de la EMT, cientos de usuarios trasladaron sus reclamaciones a la oficina de atención al cliente de la compañía municipal tras detectar cobros indebidos. En las primeras semanas 250 personas presentaron sus quejas, según confirma una portavoz de la EMT. Carlos, un jubilado que viaja habitualmente en el transporte público destapó el fallo explicando su caso en la Cadena SER: el banco le estaba haciendo cargos por viajes el bus pese a tener un abono anual de la EMT.
Este sistema de pago, que los desarrolladores denominan contactless, funciona gracias a la tecnología NFC (siglas de Near Field Communication), y es la que usan actualmente muchas tarjetas de crédito y débito con las que se puede pagar sin introducir el plástico en el datáfono. Sirve para que dos dispositivos puedan comunicarse entre sí y ya funciona en el transporte público de algunas partes del mundo, como Londres, “con gran éxito”, según valora Jesús Herrero, secretario general de la Asociación de Empresas Gestoras de Transportes Colectivos Urbanos (ATUC).
En Madrid, los autobuses son el único medio del sistema de transportes que de momento ha implementado esta tecnología. La empresa municipal pretende extender el sistema que permite pagar sin efectivo al resto de sus servicios, como BiciMAD o el teleférico y, además, desarrollar un sistema que al final del día acumule los usos del viajero y calcule la mejor tarifa combinada en próximas etapas. El objetivo es alcanzar un modelo real de Movilidad como Servicio (MaaS, por sus siglas en inglés), es decir, que unifique las ofertas públicas y privadas de movilidad para los ciudadanos, pero aún falta.
El sistema resulta cómodo para los conductores, que no dependen del efectivo para cobrar a los pasajeros, y también para los turistas y otros usuarios esporádicos, que no necesitan adquirir una tarjeta de plástico que cuesta 2,50 euros. Sin embargo, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) advirtió hace unos meses que, en su opinión, esta tecnología “no aporta nada relevante pero aumenta el riesgo de fraude”.
Luis Garvía, profesor de Finanzas de la Universidad de Comillas, destaca que “la tecnología por sí misma no es problemática”, pero coincide en que puede traer inconvenientes como los cobros indebidos porque no requieren la autorización de usuario. “En los autobuses de la EMT hay entradas por delante y por detrás. Imagínese que el vehículo está hasta arriba y me apoyo o me acerco a la máquina con mi tarjeta en el bolsillo. Cada vez me puede estar cobrando”, ejemplifica.
Tras los incidentes, la recomendación de la EMT es no acercar la cartera con todas las tarjetas dentro al sistema de cobro. Muchos ya toman esa precaución. Tienen pequeños tarjeteros en donde solo guardan el abono o compartimentos especiales metalizados en sus carteras para aislar las tarjetas bancarias. “Veo a muchas personas mayores acercar todo el monedero o a chavales pasar la mochila entera”, cuenta una mujer en la parada del bus de la línea 19, en la plaza de Colón. Otras dos pasajeras comentan lo mismo a bordo de un bus de la línea 32, cerca de la plaza de Benavente, pero les parece “lógico” llevar las tarjetas separadas.
“El problema es que el usuario pretende pagar con su abono pero al pasar la cartera el sistema cobra la primera tarjeta que detecta”, explica una portavoz de la EMT, que, sin embargo, considera “residual” el número de reclamaciones. “Este dato supone cuatro quejas diarias respecto al 1,6 millones diarios que transporta la EMT”, indica la portavoz. La empresa municipal se ha comprometido a “devolver el importe a aquellos que reclamen” y ha asegurado que incorporará carteles informativos en todos los autobuses “para recordar a los viajeros que es preciso sacar el abono exclusivamente para evitar cobros indebidos”.
Una medida que Garvía considera “insuficiente”. El profesor de Finanzas propone que el sistema debería ser modificado para que exija la autorización de la persona que va a pagar antes de que se produzca el cobro. “¿Acepta el cobro? Sí o no. Igual que cuando entramos en páginas webs hay mecanismos para ver si somos personas o robots”. Cree que próximamente se implementarán nuevas mejoras: “El mecanismo es nuevo y estamos pagando la novatada”.
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