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Perfil

Antonio González Terol, el exalcalde de Boadilla que transitó de la corte de Casado a candidato de Ayuso en Alcorcón

David Noriega

6 de noviembre de 2022 22:25 h

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Las semanas previas al nombramiento de Isabel Díaz Ayuso como candidata a presidir la Comunidad de Madrid, en 2019, uno de los nombres que más sonaban en todas las quinielas era el de Antonio González Terol (Cartagena, 1978). Su no designación como aspirante a llegar a la Puerta del Sol supuso para él un jarro de agua fría aliviado meses después con su ascensión a la ejecutiva del PP de Pablo Casado. Cuando hace poco más de siete meses el exlíder popular enfiló en solitario la salida del Congreso con todo su grupo parlamentario dándole la espalda, el que fuera alcalde de Boadilla fue uno de los tres diputados que salieron tras él.

La guerra interna entre Casado y Ayuso, que acabó con la salida del primero de la política, dejó algunos cadáveres por el camino, como el del exsecretario general del PP Teodoro García Egea. Pero otros como González Terol intentan encontrar su nuevo sitio. Feijóo lo envió de la primera fila a la parte intermedia del hemiciclo del Congreso y la presidenta madrileña lo recupera ahora para disputar la alcaldía de Alcorcón. El nuevo candidato no tiene con este municipio más relación que haber sido alcalde de la vecina Boadilla del Monte entre 2011 y 2019, adonde lo envió Esperanza Aguirre también como paracaidista.

Nadie oculta su sorpresa por la designación por parte de Ayuso de quien fuera un hombre fuerte en el PP de Casado para Alcorcón. Y hay incluso quien ve esa nueva responsabilidad como un regalo envenenado. La presidenta madrileña lleva toda la legislatura volcada en conquistar el sur de la comunidad en las próximas elecciones autonómicas y municipales, en las que espera trasladar a los ayuntamientos el resultado obtenido en 2021, donde solo se enfrentaba ella al escrutinio. Si González Terol gana Alcorcón, nadie duda de que ella se atribuirá el triunfo. Si pierde, el diputado quedará desterrado a la oposición de una plaza difícil a las puertas de elaborar las listas para las generales de diciembre de 2023.

González Terol lleva vinculado a la política desde principios de siglo. Quizá por eso ha sabido encontrar su hueco desde hace más de 20 años bajo el sol que más caliente. Tras la marcha de Casado justificó su salida del hemiciclo junto a él como “una muestra de apoyo”, de no dejar al líder del partido “irse solo”. Mientras, le tendía ya la mano a una recién entronizada Ayuso, de quien decía que estaba “constantemente atacada” por Pedro Sánchez. Cuando el PP de Madrid difundió una nota con los perfiles de 25 nuevos candidatos a las municipales, en el currículum de Terol no había ni rastro de su puesto como vicesecretario de política territorial del PP nacional desde el que ha presumido de “ayudar a muchos a que triunfen en su gestión municipal”.

Su carrera política comenzó al calor de Nuevas Generaciones y ha presumido de haber conseguido afiliar a la organización juvenil a Pablo Casado, de quien fue padrino político. Él creció de la mano de Esperanza Aguirre, con quien entró en la Asamblea de Madrid en 2007. Mantuvo su escaño hasta 2016, cuando dio el salto al Congreso de los Diputados, donde mantiene su asiento. Sin embargo, lo que destacan de él ahora desde el PP de Madrid son sus años al frente del Ayuntamiento de Boadilla del Monte.

“Una apuesta fuerte”

“Es una apuesta fuerte porque se quiere ganar Alcorcón”, afirman fuentes del partido en la región, que justifican que los vecinos de esta localidad de cerca de 170.000 habitantes lo conocen porque siempre han mirado a Boadilla. Estas mismas fuentes destacan su perfil como un alcalde que se ha significado en seguridad, economía y emprendimiento para un municipio que cuenta con un gran polígono empresarial e industrial, pero cuyo perfil sociológico poco tiene que ver. “Nos puede venir bien”, contraponen fuentes socialistas.

González Terol llegó a Boadilla como paracaidista y sustituyó a Antonio González Panero, alias ‘el Albondiguilla’, procesado por la trama Gürtel, que encontró uno de los epicentros de los negocios sucios de Francisco Correa en ese municipio. “Yo no era de Boadilla, no había pisado Boadilla, me fui a vivir allí el día que me designaron candidato”, reconoce ahora frente a los vecinos de Alcorcón. En su anterior destino, el cambio de nombre sirvió para librar a las siglas del PP del castigo y el recién llegado revalidó la mayoría absoluta en 2011 y, de nuevo, en 2015. “Ibas a votar pensando que iba a cambiar algo, pero luego no cambiaba nada. No ganaba por ser él, ganaba por ser del PP. Hubiera ganado aunque hubiesen puesto un cartel del pato Donald”, cuenta una antigua concejala socialista, que compartió pleno con el ahora candidato por Alcorcón.

Boadilla es un municipio fácil para la derecha. Con una renta media anual por habitante de más de 22.000 euros y de más de 100.000 por hogar, sus vecinos han elegido siempre al PP. González Terol aprovechó sus años allí para potenciar su imagen de hombre de partido y su perfil más patriótico. En el pueblo, algunos vecinos le conocían como ‘Antonio Banderas’, porque llenó la localidad de rojigualdas. El pasado 12 de octubre reeditó esa tradición y para celebrar el día de la fiesta nacional se dedicó a repartir banderolas por Alcorcón.

Durante su etapa en Boadilla tampoco perdía ocasión de hacerse la foto de rigor en cualquier escenario. En el momento álgido de la Selección Española de Fútbol le dedicó una avenida, en el que se difundió su fotografía con Vicente del Bosque. Para inaugurar una pista de tenis, invitó a Fernando Verdasco. Actos políticos, académicos, empresariales e incluso religiosos. El omnipresente Gónzalez Terol participaba en todas las misas institucionales. “Se sube a leer la liturgia, es protagonista en todas las ceremonias”, señalaba otra concejal socialista, Isabel Carmona, en este reportaje.

Pero en el historial de este Caballero del Santo Sepulcro de Jerusalén figuran otras polémicas. En 2017 se negó a colocar la bandera LGTBI del Ayuntamiento durante el Orgullo porque la de España ya muestra que “todos somos iguales”. Es el mismo argumento que han repetido diferentes cargos del Partido Popular, entre ellos la propia Ayuso, en los últimos años. En 2018, cuando el Defensor del Pueblo le llamó la atención por mantener el nombre de la calle de José Antonio [Primo de Rivera, fundador de Falange], escribió una carta a sus vecinos disculpándose por verse obligado a cumplir la ley de Memoria Histórica. La rebautizó como calle Juan Carlos I.

Al frente del partido en su nuevo destino está su amigo David Pérez, consejero de Vivienda de Ayuso y una figura en otro tiempo no tan lejano muy próxima también a Casado. Pero González Terol compaginará, por el momento, su candidatura en Alcorcón con la presidencia del PP de Boadilla, que todavía ostenta, mientras está volcado ahora en darse a conocer de cara al próximo mes de mayo. Lo primero que hizo tras hacerse pública su designación fue publicar en su página de facebook una fotografía con su jefa.

“Ser nombrado candidato a Alcorcón por Partido Popular es un gran honor: ¡gracias Isabel Díaz Ayuso!”, escribió prometiendo “mejores servicios y menos impuestos, más seguridad y menos delitos, más mantenimiento y menos cargos políticos”. Su post anterior es un artículo de febrero en el que alaba a Casado tras las elecciones en Castilla y León, que terminaron con un un gobierno con la extrema derecha de Vox.

La actual alcaldesa de Alcorcón, la socialista Natalia de Andrés, se apuró a darle la bienvenida, con pulla a su escasa relación con el municipio incluida: “Espero que en estos 7 meses le dé tiempo a conocer el día a día de la ciudad, a sus gentes y a sus colectivos para poder ejercer una oposición responsable”. “No voy a Alcorcón a hacer una oposición responsable, sino a gobernar un Ayuntamiento de forma eficiente”, respondía él.

Desde entonces, González Terol ha multiplicado su presencia en redes sociales, con una estrategia similar a la que llevó en Boadilla. Ha visitado a los vecinos afectados por la explosión de un local en el que falleció un menor; ha cargado contra De Andrés, condenada a una inhabilitación de cinco años para gestionar y administrar bienes ajenos públicos y privados que ha recurrido; ha felicitado a la policía por una detención; ha protestado porque se ha impedido celebrar una misa en una plaza; y se ha hecho fotos con los vecinos. Muchas fotos, con la esperanza de que se traduzcan en votos dentro de siete meses. Por si esta estrategia no fuera suficiente, los últimos días se ha dedicado a pasar puerta por puerta: “Ahora me toca con toda la humildad empaparme muy bien del municipio y conocer cuáles son las demandas”, asegura a los electores.