Los colectivos ciclistas han sacado la lupa para mirar al detalle qué tiene reservado para ellos la nueva Ordenanza de Movilidad Sostenible del Ayuntamiento de Madrid. El anteproyecto aprobado este jueves en Junta de Gobierno —del que ha sido protagonista la zona de bajas emisiones que dará armazón legal al antiguo Madrid Central tumbado en los tribunales— también regula otras cuestiones vertebrales para la organización de la movilidad en la capital, como los espacios que pueden ocupar las bicicletas, las motos o los patinetes. El primer borrador de la norma, de momento, no ha conseguido reconciliar a los colectivos promotores del uso de la bici con el Gobierno de José Luis Martínez-Almeida y no acaba, aseguran, con la “diferencia de trato” que se da a la moto en la ciudad.
Hay varias cuestiones polémicas: el uso del casco en menores de 18 años y en 'riders', la prohibición de circular en túneles (incluida la M-30) y de ir a contramarcha en calles de 20 kilómetros por hora donde hasta ahora está permitido, además de limitaciones más contundentes de estacionamiento en las aceras. En los dos primeros casos, el Ayuntamiento de Madrid explica que son medidas tomadas por seguridad vial, pero los ciclistas consideran que disuade el uso de la bicicleta en una ciudad que va por detrás del resto de urbes europeas e incluso algunas españolas, como Sevilla o Vitoria. Los desplazamientos sobre dos ruedas suponen en la capital el 0,6% del reparto modal.
La modificación del artículo 48 además, pone por primera vez negro sobre blanco que las bicis y los vehículos de movilidad personal — entre los que se encuentran los patinetes— “estacionarán exclusivamente en los espacios reservados y señalizados para ello”: los aparcabicis en aceras y en calzada. La anterior redacción consideraba lo mismo con “carácter general” pero recogía excepciones que permitían aparcar en vallas o mobiliario urbano siempre que no molestaran. Esta circunstancia también queda plasmada sobre el papel del anteproyecto aunque el delegado de Movilidad y Medio Ambiente, Borja Carabante, aclaró ante la prensa que por “excepcional” se entiende, por ejemplo, un “evento con afluencia masiva de personas”. Es decir, el mensaje enviado por el Gobierno es más contundente que la propia norma. En todo caso, la potestad de hacerlo o no quedará a expensas del criterio de la Policía Municipal, según Carabante.
La capital tiene 1.250 puntos de anclaje para bicis. El área de Movilidad y Medio Ambiente se ha comprometido a colocar 305 nuevas horquillas, pero aún así estos aparcamientos específicos alcanzarían solamente al 15% de las calles. “Prohibir aparcar bicis en ninguna parte excepto en anclajes significa que de media habrá una sola localización cada tres kilómetros de calle”, se queja Fernando García, de Pedalibre, que advierte de la redacción confusa del artículo. Manuel Calvo, especialista en movilidad sostenible de la consultora Estudios MC, advierte de que si en la práctica no se puede aparcar, salvo en momentos puntuales y muy justificados, la medida puede hacer perder a la bici una de sus ventajas comparativas —ir de puerta a puerta— si hay que aparcarla a 500 metros.
La literatura científica dice que la tasa ideal de aparcabicis para garantizar su efectividad es una cada 100 metros, una cifra que a Madrid le queda aún muy lejos. El mayor porcentaje de anclajes se concentra en el distrito Centro, donde hay 180, según los datos disponibles en el portal del Ayuntamiento de Madrid. La zona con menos horquillas es Vicálvaro, con 26.
¿Y las motos? ¿Cómo queda su regulación? La ordenanza de 2018, aprobada durante el mandato de Manuela Carmena, englobaba a las motos y bicicletas en las mismas limitaciones. Ahora, la norma separa a ambos vehículos en dos epígrafes y establece que los motorizados de dos ruedas deben aparcar “con carácter preferente” en las zonas reservadas a ello. En la teoría, desde hace tres años está vetado el estacionamiento de estos vehículos en aceras con menos de tres metros de anchura aunque basta darse un paseo para certificar que no siempre se cumple en la práctica. El anteproyecto propuesto por el Gobierno de Almeida no ataja esta cuestión y da una hora más a las motos para entrar en la zona de bajas emisiones, ahora llamada Distrito Centro. El límite horario pasa de las 22 horas a las 23. “La cuestión es por qué se están poniendo tantas trabas a la bici cuando hay un vehículo, las motos, que aparca en la acera sin necesidad de atarse”, se pregunta Adrián Fernández, responsable de movilidad de Greenpeace.
En la última reunión mantenida con las asociaciones ciclistas, el delegado de Movilidad expuso que sacar las bicis de las aceras era una medida sobre todo pensada para las flotas de sharing sin base fija, que se dejan en ocasiones tiradas sin miramientos o plantadas en medio del paso dificultando especialmente el desplazamiento de las personas con movilidad reducida. En aquel encuentro, todas las organizaciones pidieron en conjunto al Ayuntamiento, según relatan varios participantes, que desistiera de obligar a usar el casco en algunos casos, como finalmente se ha aprobado.