“Buenas tardes. Estoy estudiando el primer año del grado de Psicología. Hace un año también me había apuntado a un programa de personas con Asperger, porque uno de los problemas que encontraba era socializar”. Con estas palabras se presenta Agustín Nieto (19 años), que habla de sus dificultades a la hora de comunicarse delante un grupo de reclutadores durante una entrevista de trabajo. Su voz es clara, habla despacio y mira a todos los presentes a los ojos. Sin embargo, no se está postulando para ningún trabajo: está participando en una simulación con gafas de realidad virtual para mejorar sus interacciones sociales.
Agustín es una de las diez personas con síndrome de Asperger –que este sábado celebran su día internacional–, que en los próximos meses formará parte de un proyecto piloto que utiliza la realidad virtual para ensayar la comunicación social. “Es una tecnología capaz de simular situaciones muy realistas en las que las personas con síndrome de Asperger y otros trastornos del espectro autista pueden trabajar para mejorar sus habilidades comunicativas”, explica Ángel San Gregorio, responsable de Las Rozas Innova, una empresa pública de este municipio madrileño que junto a la Asociación Asperger Madrid ha desarrollado este proyecto.
Para participar han sido elegidos candidatos mayores de edad, residentes en Las Rozas y con Asperger de nivel 1. Sin embargo, los organizadores no excluyen que, según los resultados de la fase piloto, la experiencia se pueda repetir con más personas. “En realidad, es un entrenamiento que vendría bien a todo el mundo. Pero en el caso de las personas con Asperger puede verdaderamente mejorar sus vidas y ayudar a su inclusión”, afirma San Gregorio.
La idea de trabajar con la realidad aumentada le surgió a Héctor Redondo, psicólogo de la asociación y responsable del proyecto. El especialista se compró unas gafas para uso personal y descubrió la aplicación Virtual Speech, que CEO y profesionales usan para ensayar la comunicación de empresa. “Pensé que podría ser muy útil para crear un entorno social seguro para las personas con Asperger, donde reducir la ansiedad y poder desarrollar capacidades comunicativas”, explica.
La aplicación que se utiliza durante las sesiones recrea diferentes escenarios comunicativos reales, como pueden ser una entrevista de trabajo, una exposición en clase o una conferencia en un anfiteatro delante de cientos de personas. A pesar de ser una simulación, Agustín asegura que se trata de una forma muy eficaz para practicar las presentaciones en público. “Es una experiencia muy interesante porque ya no se ve como si fueran pequeñas imágenes fijas, sino que se nota que hay profundidad. Y eso es lo que añade un poco de presión al ejercicio. Parece que me están viendo, que me están escuchando con interés”, reflexiona después de terminar una simulación.
Nieto, que además de psicólogo quiere dedicarse a investigar y a escribir novelas y poesía, reconoce que la posibilidad de hablar en público es causa de estrés y miedo a diario, sobre todo cuando se encuentra delante de personas que no conoce. “No es que suela quedarme bloqueado, pero siempre tengo miedo de que pueda pasar”, explica. “Tengo miedo de que alguien me interrumpa y que yo tenga que cambiar el discurso que me había preparado. O de que durante la conversación empiece a perder el interés de los demás”.
Redondo confirma que, a pesar de que el Asperger se manifiesta de forma diferente en cada persona, los obstáculos de comunicación y las relaciones con otras personas son características comunes. “La dificultad viene sobre todo a la hora de entender el propósito de la comunicación, las intenciones y el aspecto pragmático del lenguaje. Por ejemplo, entender las indirectas, los dobles sentidos o la ironía”, explica Redondo.
Entorno seguro
Por esta razón, el proyecto piloto tiene el objetivo de averiguar cuánto esta terapia puede facilitar las interacciones sociales de las personas con Asperger, y mejorar así su día a día. “Muchos de ellos han ido acumulando tantas experiencias de comunicación infructuosas, o donde no se han sentido cómodos a lo largo de la vida, que acaban arrastrando una cierta inseguridad”, añade Redondo.
Durante la presentación que hizo con las gafas de realidad virtual, Agustín habla de las dificultades que experimenta durante las interacciones sociales. A veces le cuesta encontrar temas para conversar, pero sobre todo se le hace difícil pillar las indirectas y distinguir los chistes de las “bromas pesadas”. “Me pasa que me siento incómodo. Muchas veces me encuentro nervioso al momento de mirar a los ojos de las personas”, añade. “Pero bueno, a ver cómo va esta prueba de realidad aumentada”.
El programa, que empieza oficialmente a finales de febrero, cuenta con 18 sesiones, de las cuales solo la mitad se hacen con las gafas de realidad virtual en las oficinas de Las Rozas Innova. Las otras se llevan a cabo de forma telemática con los psicólogos de la Asociación Asperger Madrid y consisten en una valoración de los discursos elaborados durante las sesiones telemáticas.
De hecho, la aplicación –que ha registrado la conversación y analizado tanto la comunicación verbal como la no verbal– ofrece una análisis de la presentación. Ya en su segunda sesión de prueba, Agustín ha obtenido unos resultados prometedores. Ha mantenido casi siempre el contacto visual, mirando en partes iguales al 'público' a su izquierda y derecha; asimismo no ha usado muletillas, mientras que su timbre de voz era claro y relajado.
“Mi objetivo es mejorar cada vez más”, afirma ilusionado Agustín. “Si estás exponiendo una asignatura o te quieres presentar para un trabajo, sería mala suerte bloquearte porque todo el mundo te miraba mientras estabas hablando. Puede incluso resultar devastador. Es algo que quiero evitar para mi futuro”, remata.