Un vigilante con mascarilla oscura va y vuelve sobre sus pasos en el vestíbulo del hotel Miguel Ángel, un lujoso cinco estrellas de Madrid. Varias trabajadoras comentan en corrillo apostadas sobre el mostrador. El establecimiento de entrada imponente y suelos de mármol está conmocionado por un robo a plena luz del día: un hombre, según la denuncia presentada por el hotel, con una “bolsa opaca” sustrajo el domingo de una muestra de arte situada en un semisótano tres pinturas y una escultura. Pasó inadvertido a los galeristas, a los trabajadores de la recepción y al guardia de seguridad de la entrada. En el hotel, 24 horas después del robo, reina el desconcierto y se impone el silencio. Uno de los cuadros sería del pintor valenciano Joaquín Sorolla.
El acceso a la exposición, pese a lo sucedido, no requiere ninguna medida de seguridad y dentro de la sala, lo suficientemente grande para que desde la entrada no se tenga una vista panorámica, no hay ningún vigilante. Los visitantes deambulan entre las pinturas y las lámparas de araña, ajenos a que ese fue el escenario de un robo.
El asunto ya está en manos de la Jefatura de la Brigada de Patrimonio Histórico de la Policía Nacional tras una denuncia del hotel y de la Galería Lorenart, distinguida por tener la colección más extensa del escultor vasco Jorge Oteiza y un buen número de obras de la Escuela de Madrid.
La Policía se personó en el hotel a las 20 horas del domingo tras el aviso del personal de seguridad y visionaron las cámaras. Las obras sustraídas estarían valoradas en 340.000 euros, según adelantó El Periódico, aunque ni los agentes ni los galeristas quieren hablar con la prensa. “Voy a llamar a seguridad”, llega a amenazar, nerviosa, una de las mujeres que atiende a posibles compradores.
A los pies de las escaleras que conducen a la exposición empieza un espectáculo de obras de autores contemporáneos famosísimos cuyos cuadros ocupan las más prestigiosas galerías de arte del mundo. A la derecha un Marc Chagall, casi escondido, trazo grueso y negro; un poco más allá dos Sorolla bien iluminados, la pincelada inconfundible; un Miró; dos estudios de Pablo Picasso; un retrato del hiperrealista castellano Antonio López...
Hay posibles restos del robo: entre los cuadros se ven huecosos, blancos donde hace unos días –tal vez el domingo antes del hurto– había pinturas, aunque no se sabe a ciencia cierta si corresponden a las obras compradas por coleccionistas o robadas. Entre las 200 obras expuestas hay cuadros de Menchu Gal, Antonio Saura u Óscar Domínguez.
“No nos permiten hablar”, admite el vigilante de seguridad que camina por el hall. Se quita de encima el asunto asegurando que él no estaba allí cuando se produjo el robo y ya no cuenta nada más. No es la primera vez que el establecimiento de lujo deja sus instalaciones a la galería Lorenart para exhibir su colección. Ya lo hizo en 2020. La entrada a la exposición es gratuita. Este lunes era la última oportunidad para verla y un nutrido grupo de aficionados al arte de apariencia aburguesada apura las horas.
A Mati, una mujer de grandes gafas de sol y pelo rojo a cuyas raíces le asoman las canas, se queda perpleja con la noticia. “¿Se han llevado un Sorolla? No me digas. Aquí hay obras muy potentes”. En la muestra sigue expuesta 'Las Chulas', 'Vestal romana' y 'Río Tajo, Río Toledo' del pintor valenciano, cuya casa-museo se halla casualmente a una manzana del hotel. Ana y Silvia también acaban de salir de la exposición. “La verdad es que no había ningún tipo de control”, reflexiona la primera, a quien el vigilante ha ayudado a bajar y subir el carrito de bebé. Tampoco sabían nada pero advierten que la seguridad es “nula”.
La exposición cierra sus puertas cuando pasan las nueve de la noche con el susto todavía en el cuerpo y muchas preguntas sobre el paradero de las obras de arte. La Policía ya las está buscando.