Dos años de desplazamiento para 1.240 trabajadores de EMT de Madrid por unas obras que aún no han empezado
En el Centro de Operaciones de la Empresa Municipal de Transportes (EMT) en La Elipa, el bullicio era continuo hasta marzo de 2022. Un trasiego incesante de autobuses accedía y salía de este recinto mientras mecánicos, inspectores y personal de oficina o limpieza desempeñaban aquí sus trabajos. Casi dos años después, a menos de tres meses de que se consuma el plazo inicialmente anunciado por el Ayuntamiento de Madrid para su conversión en “la primera cochera 100% eléctrica de Europa” movilizando 115 millones de euros de presupuesto, la explanada en la que se asienta está completamente desierta. Un puñado de vehículos retirados de la circulación y un guardia de seguridad son lo único que impide pensar en un lugar totalmente abandonado.
“A día de hoy no se ha hecho absolutamente nada”, aseguraba un conductor de EMT en una reciente conversación con este medio donde denunciaba las condiciones laborales en la compañía. En el enclave, situado en la avenida de las Trece Rosas (muy cercano al cementerio de La Almudena), no hay rastro de maquinaria o material de obra, ni mucho menos de que se hayan levantado nuevas estructuras. “Mientras, más de 1.000 personas llevamos dos años teniendo que desplazarnos hasta la cochera de Fuencarral sin ningún tipo de compensación y regalando a diario nuestro tiempo a la empresa”, añadía. En concreto 1.240 empleados entre conducción, talleres y otros departamentos, según datos del propio consistorio.
Este conductor profundiza en las implicaciones que el cierre de una de las cinco cocheras de la ciudad (a La Elipa y Fuencarral se suman Carabanchel, Entrevías y Sanchinarro) tiene para la plantilla. Expone primero cómo se destina a cada una a los conductores: “Después de superar tu oposición, el curso de un mes y las prácticas, se te asigna una estación (en mi caso La Elipa), donde comienzas a trabajar como correturnos de estación [cubriendo turnos sueltos de distintas líneas asociadas a la cochera]. Dos veces al año se publican plazas vacantes en las lineas para trabajar de manera fija en una de ellas y por antigüedad se pueden solicitar. Además, una vez al año se publican plazas vacantes en las diferentes estaciones para que los correturnos las soliciten también por antigüedad y puedan trasladarse a otra si lo desean”.
“Pero desde marzo de 2022 todos los componentes de la estación de La Elipa hemos sido trasladados forzosamente y sin ningún tipo de retribución a la estación de Fuencarral durante los dos años que iba a durar la obra. Y eso que, según nuestro convenio, cuando a un correturnos se le mueve de estación se le debe abonar una cantidad y hay un numero máximo de cambios”, detalla el afectado.
Cada Centro de Operaciones se compone de personal de movimiento (conductores fijos en línea, correturnos, auxiliares, inspectores o gerentes) y personal de talleres (mecánicos, avituallamiento, limpieza, jefes de taller o contramaestres ). Hasta su clausura, en La Elipa se asentaban 315 vehículos y 36 líneas diurnas. 35 de ellas han sido trasladadas a las cocheras de Fuencarral, ubicadas a 9 kilómetros y con conexiones nada sencillas para llegar en transporte público. Una línea más, la 77, se ha movido a Sanchinarro (8,5 kilómetros). Por último, cinco búhos que antes operaban desde La Elipa lo hacen ahora desde Entrevías, a unos 6,5 kilómetros.
“Todos estamos muy quemados. Les está saliendo gratis desplazar a miles de trabajadores y es un trastorno para nuestras familias. A la gente que madruga mucho , somos nosotros los que los llevamos a trabajar. Estamos hablando de que los primeros coches fichan a las 4.00 de la madrugada...”, concluye el conductor. Otros miembros del personal comparten su experiencia sobre el cierre de las cocheras con Somos Madrid, también desde el anonimato. “Espero verlas acabadas antes de jubilarme”, comenta con sorna uno de ellos.
De cocheras eléctricas a proyecto paralizado
El Ejecutivo de José Luis Martínez-Almeida inició el desalojo de La Elipa a principios de 2022 para renovar una instalación inaugurada hace más de cinco décadas, en 1971. El consistorio anunciaba así el proyecto: “Los vehículos que descansen en las nuevas instalaciones serán el reflejo del plan estratégico de la EMT: una empresa verde y descarbonizada con una flota 100% eléctrica, modelo de eficiencia y sostenibilidad. Los 40.000 metros cuadrados de las actuales cocheras tendrán una capacidad de aparcamiento para 318 autobuses cero emisiones”.
Pero el Gobierno municipal presumía de la eficiencia no solo en la flota que albergaría la estación, sino del positivo impacto medioambiental en su propia estructura: “La parcela albergará una edificación con una cubierta fotocatalítica de 34.000 metros cuadrados con efecto descontaminante que consumirá energía de origen renovable producida por los paneles fotovoltaicos instalados en el tejado. Además, contará con una singular fachada vegetal permeable de más de 1.100 metros cuadrados, respetuosa con el entorno, que reforzará el aislamiento acústico con las viviendas cercanas”.
21 meses después, el aspecto del lugar es casi idéntico al que presentaba en su cierre. La “cuenta atrás para que Ciudad Lineal albergue unas instalaciones que serán un referente nacional e internacional de la movilidad sostenible en el transporte urbano” se alarga más de lo previsto. Sin embargo, fuentes del área de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad defienden en declaraciones a este medio que “lejos de ser un proyecto paralizado, ha conseguido varios hitos”. Hablan de “un plan actualizado basado en la electrificación de la flota” y destacan que la zona “por fin ha sido totalmente descontaminada”. El equipo de Almeida dice estar esperando que la Comunidad de Madrid declare oficialmente descontaminado el terreno “tras la importante intervención que se ha llevado a cabo en este Centro de Operaciones”.
“Les dejamos todo preparado”, asegura Más Madrid
Precisamente la falta de colaboración autonómica para esta descontaminación frustró la ejecución del proyecto durante el mandato de Manuela Carmena, que planteó el reacondicionamiento de estas cocheras ya en 2019. Una iniciativa en la que estuvo implicado Álvaro Fernández Heredia, por entonces gerente de EMT y actual concejal de Más Madrid en Cibeles. Aquel Gobierno municipal llegó a redactar el pliego del proyecto y a aprobarlo inicialmente en 2019, dos años después de modificar el Plan General de Ordenación Urbana para poder llevarlo a cabo. Incluso creó una web para presentarlo públicamente.
Pero pese a que ese proyecto existe y se acumulan los meses de inactividad en La Elipa, el Gobierno de Almeida ha redactado un nuevo pliego no ya sobre la ejecución de la iniciativa, sino para el estudio de su concesión. Así se refleja en un documento al que ha tenido acceso Somos Madrid, un contrato de “consultoría y asistencia técnica para la preparación de la licitación del expediente de concesión para la construcción, puesta en servicio y disponibilidad del C.O. de La Elipa”.
Con ello la gestión se externalizaría en lugar de ser ejecutada directamente por EMT, a diferencia de lo que contemplaba el proyecto de Ahora Madrid. “Les dejamos todo preparado para que pudieran licitar ya la construcción, no han hecho nada en cuatro años y ahora van a un sistema concesional que va a ser muy pernicioso y en el que no se nos aclara qué canon se va a establecer”, sostiene Fernández Heredia, que cree que “no habrán empezado las obras en menos de dos años”.
El edil apunta otra problemática: el posible solapamiento del cierre de estas cocheras con las de Fuencarral, que serán sustituidas por unas nuevas en Las Tablas debido a la reordenación prevista en la Operación Chamartín. “Eso lo iremos viendo e informaremos al respecto”, trasladan fuentes municipales sobre la posibilidad de que la ciudad pueda quedar durante un tiempo indeterminado con dos de sus cinco cocheras de autobuses fuera de servicio.
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