Madrid también tiene un túnel en el que no caben sus nuevos autobuses (y tuvo que desviar dos líneas)

La noticia de que en el norte de España tienen un problema con el tamaño previsto para los nuevos trenes de Cercanías que había mandado construir Renfe ha corrido como la pólvora en los últimos días. Varios túneles de la infraestructura que gestiona Adif no dan para el tamaño previsto, y habrá que recalcular los diseños inicialmente previstos.

Pero los problemas de tamaño en el transporte público al intentar pasar por los huecos existentes se repiten en otros lugares de la geografía. En Madrid, por ejemplo, se produjo una situación similar en el año 2019, cuando el Ayuntamiento de Madrid tuvo que sustituir los antiguos autobuses de las líneas 3 y 37, dentro del plan para renovar la flota con vehículos a gas, menos contaminantes.

La base del problema es que los autobuses que funcionan a gas son más altos que los antiguos, lo que impedía el paso de las dos citadas líneas por debajo de la plaza de Olavide, en Chamberí. El túnel creado allí, a raíz de la demolición del mercado, es demasiado bajo para determinados vehículos, entre ellos los de la Empresa Municipal de Transportes (EMT).

Así que la EMT decidió en el año 2019 cambiar el recorrido de ambas líneas para evitar que chocaran con el techo de este subterráneo. En su momento el equipo de Manuela Carmena -fue en la anterior legislatura- ya anunció que lo hacía por la escasa altura de los túneles, que impedía el paso de los nuevos vehículos.

El hecho lo recordaba estos días en Twitter Adrián Fernández, experto en Movilidad y actual director de la Fundación de los Ferrocarriles Españoles:

En su hilo, Fernández indica que había otras opciones (como en el caso del Cercanías de Ancho Métrico de Cantabria), que iban desde mantener autobuses más bajos en las líneas 3 y 37 o reformar el túnel para elevar el alto de paso disponible. Pero finalmente se optó por desviar el recorrido.