La celebración constitucional de Almeida: apelar a la “igualdad”, firma de banderas de España y una placa con erratas

Diego Casado

Madrid —

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Breve pero intenso homenaje del Ayuntamiento de Madrid a la Constitución Española este martes en La Castellana, frente al Museo de Ciencias Naturales. El alcalde había escogido este escenario porque la semana pasada aprobó renombrar el jardín allí situado con alusiones a la historia de España. Y porque allí se alza el cubo blanco con el que la ciudad homenajeó a la Carta Magna hace cuarenta años.

José Luis Martínez-Almeida leyó el artículo 14 de la Constitución, aquel que recuerda que Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social. Luego explicó, por si había dudas, que el mensaje iba porque “nunca ha sido tan amenazada en España” por “el partido socialista”, dijo además de citar los nombres de Otegi o Puigdemont. “Pedro Sánchez ha decidido que se une al bloque de todos aquellos que quieren acabar con la Constitución”, apuntaba. “Nos tenemos que levantar y defender la Constitución”, aseguró.

Las declaraciones las hizo el alcalde después del acto institucional, que duró poco más de cinco minutos y en el que solo intervinieron antes que él unos escolares y la concejala de Chamartín -distrito en el que se ubican los jardines- leyendo el artículo 9, ese que recuerda que Los ciudadanos y los poderes públicos están sujetos a la Constitución y al resto del ordenamiento jurídico. También leyeron los alumnos del colegio público Ramiro de Maeztu, en su caso los tres primeros apartados del articulado constitucional.

Estos alumnos fueron los que se arremolinaron en torno al alcalde al acabar las lecturas y, aprovechando que les habían repartido varias banderas de España, reclamaron a Almeida su firma sobre el rojigualda. “¡Me ha firmado también la Constitución!”, gritaba uno de los estudiantes esgrimiendo una pequeña edición del texto que cabía en la palma de una mano.

El alcalde descubrió al inicio del acto la placa que renombra la zona verde que acogía el acto, que antes se llamaba el Jardín de las Bellas Artes. La Junta de Gobierno decidió la semana pasada que se llamara a partir de ahora Jardín de la Transición Española, según el decreto publicado por el consistorio y que dicta el término exacto que tendrá en el callejero.

Sin embargo, la placa de mármol descubierta este martes por Almeida ponía un nombre distinto, al que además de faltaba una mayúscula: Jardines de la transición Española. Además, la frase de Adolfo Suárez añadida a la nueva denominación cuenta con un doble espaciado en mitad de la sentencia “La concordia fue posible”.

Las críticas de la oposición

Al homenaje municipal a la Constitución acudieron la mayoría de concejales del PP, así como la vicealcaldesa y los portavoces de los grupos de la oposición. Rita Maestre aprovechaba su presencia para recordarle al alcalde su artículo 16, aquel que establece la separación entre Iglesia y Estado, en relación a la parcela de 4,6 millones de euros que el consistorio va a entregar gratis al Arzobispado de Madrid.

A continuación, Reyes Maroto acusó al mandatario de Cibeles de “aprovechar cualquier acto institucional para arremeter contra el Gobierno de España, además de pedirle que demostrara ”con hechos“ la ”igualdad de los madrileños y las madrileñas“ aumentando hasta los 100 millones de euros el fondo de reequilibrio territorial.

A diferencia de otros años, este 2023 el primer edil de Madrid cambiaba las banderas gigantes por el arte en grandes dimensiones. Si en 2019 celebró su primer día de la Constitución como alcalde bajo la recién izada bandera de Chamberí y en 2022 se fue hasta Plaza España para cerrar su primera legislatura ante otra enseña de 37,5 metros cuadrados, este 5 de diciembre el alcalde se situó junto al enorme cubo blanco marmóreo que preside los jardines. El monumento a la Constitución de 1978, obra del arquitecto Miguel Ángel Ruiz Larrea y que está allí desde 1982, sirvió de fondo al acto municipal. Según su autor, evoca la apertura y racionalidad que trajo al país su última Carta Magna, dos ideas que hoy en día parecen muy alejadas de donde se encuentra la discusión política.