La Central de Callao se muda y encoge por el cambio de propiedad en el palacio isabelino que ocupa

“Ahora ya no hay marcha atrás: pronto vamos a tener que dejar la que ha sido la sede de nuestra librería durante más de diez años”. Con este mensaje, una de las principales librerías de Madrid, La Central de Callao, anunciaba este miércoles mudanza del palacio de la calle Postigo de San Martín en el que abrió en la capital.

El anuncio de la marcha llega un mes después de que comenzaran los rumores sobre el futuro del edificio, una casa palacio isabelina de 1.221 metros cuadrados y seis plantas en las que la librería abrió un café-restaurante y una coctelería. El inmueble fue subastado en junio por 11,35 millones de euros. Sus antiguos propietarios -Inmuebles Postigo y Marblestar- se vieron obligados a subastarlo por sentencia judicial, ante las deudas reclamadas por la Caja Rural de Aragón.

“Nos hemos topado con disputas entre terceros, fuera de nuestro alcance”, explican desde La Central en un comunicado enviado a sus clientes. “Tal vez estas disputas resulten muy normales en la vida del llamado «sector inmobiliario» –embargos, pleitos, subastas, nuevos propietarios con nuevas ambiciones– pero pueden volver inviable la continuidad de un proyecto como el nuestro, al menos tal como la hemos venido desarrollando hasta ahora; por ello, ahora ha llegado el momento en el que tendremos que cambiar de local, no nos queda otra”.

La mudanza llegará “en los primeros meses” de 2023 y no será muy lejana: los libros ocuparán el local situado enfrente, en Postigo de San Martín 9, mucho más pequeño que su actual sede y que hasta ahora albergaba una perfumería. “Será un espacio más reducido, pero en el que, como en las pastillas de caldo, concentraremos todo el sabor: los libros, el ambiente, el estilo y, sobre todo, la simpatía y la profesionalidad de nuestro equipo de libreras y libreros”, indican añadiendo que llevarán parte de sus fondos a su sede en el Reina Sofía.

El equipo de La Central también dice sentir “un gran orgullo por haber contribuido a que la ciudad recuperara un edificio tan singular como este” -refiriéndose al palacio que hasta ahora ha ocupado-. “Una librería debe siempre aspirar a impregnarse del lugar que ocupa y conseguir que el público lo sienta suyo y disfrute mientras lo recorre”, añaden.