Las polémicas sobre la nueva actividad que acoge el que fuera el antiguo Hospitalillo de Chamberí, en la calle Eloy Gonzalo, se han reavivado con el inicio de curso. El centro escolar privado Brewster Madrid comenzó clases en septiembre sin licencia, debido a que el Ayuntamiento todavía está tramitando el plan especial para legalizar su actividad. Así que la Agencia de Actividades municipal acaba de ordenar que detengan la docencia.
La orden, adelantada por El Español, fue emitida el pasado lunes por el Ayuntamiento de Madrid y obliga a “la paralización o cese inmediato de la actuación objeto de la declaración responsable, así como a restituir la situación física y jurídica al momento previo”. La Agencia de Actividades concede un mes de plazo a Brewster para que detenga las clases y advierte que de no ejecutar su orden podría imponer multas o incluso precintar el edificio, según la resolución a la que ha tenido acceso Somos Chamberí. Además, en otra decisión de la misma entidad se impide la instalación de paneles fotovoltaicos que también había reclamado el colegio.
La negativa a permitir el desarrollo de las clases llega porque el colegio Brewster intentó obtener licencia para su actividad a través de una declaración responsable que ahora ha tumbado el Ayuntamiento de Madrid. Lo hace porque el edificio ya estaba inmerso en un plan especial para cambiar su uso de sanitario a educativo y durante este trámite, que suele durar varios meses, no se permite la concesión de otras licencias.
El colegio puede ahora recurrir la resolución municipal, aunque el futuro de este curso es ahora incierto. Sus responsables han declarado a El Español que actuarán “dentro de la legalidad”. El PSOE preguntará por su estado legal el próximo lunes durante la próxima comisión del área de Urbanismo. El partido siempre ha reclamado un uso público para el antiguo Instituto Homeopático San José, en el que la Comunidad de Madrid invirtió tres millones de euros para evitar su deterioro.
El Brewster ha alquilado el edificio del hospital y el contiguo palacete del Marqués de los Salado durante al menos tres décadas para desarrollar un proyecto educativo de lujo, con matrículas anuales que van desde los 10.202€ para alumnado de 5 a 6 años a los 22.070€ para el último curso (16-17 años). Pese a carecer de licencia de obras y de un plan especial iniciado, sus impulsores empezaron a buscar alumnos a principios de año,
Sin embargo, pronto se comprobó que los plazos eran muy ajustados, debido a que la condición de Bien de Interés Cultural (BIC) del conocido como Hospitalillo de Chamberí obligaba a postergar obras de calado por la necesidad de aprobar el citado plan especial. Pero la preparación de las aulas exigía algunos trabajos que se desarrollaron durante primavera y verano, según pudo constatar Somos Chamberí.
El edificio fue construido entre 1873 y 1878 gracias a una importante suscripción popular de los vecinos de la capital, encabezada por el primer Marqués de Núñez. Un hospital de beneficencia que contribuyó a salvar un cuantioso número de enfermos cuando, a finales del siglo XIX, epidemias de tuberculosis o cólera causaban estragos entre la población de Madrid. Mantuvo su actividad hasta el inicio de la Guerra Civil en 1936 y su cierre definitivo se produjo en 1980.