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Del chovinismo a cuestionar la democracia: los Gobiernos de Ayuso y Almeida niegan un colegio a Jean Laurent con “argumentos absurdos”

¿Puede el nombre de un colegio encapsular dos modos antagónicos de entender la cultura? ¿O, más bien, una forma de tratarla y otra de despreciarla? Los tintes que está adquiriendo la controversia en torno al centro escolar Francisco de Quevedo, situado en el número 16 la calle Granada, en Pacífico, apuntan en esa dirección.

La iniciativa para rebautizarlo como Jean Laurent (Garchizy, Francia, 1816 - Madrid, 1886), en homenaje a uno de los fotógrafos más importantes del siglo XIX (probablemente el mayor retratista del Madrid en su época), se ha topado con la oposición de las administraciones que dirigen Isabel Díaz Ayuso y José Luis Martínez-Almeida, amparadas en argumentos que las organizaciones culturales promotoras de la iniciativa critican duramente. Entre ellas, cuestionar el nivel educativo del profesorado que ha apoyado mayoritariamente la modificación por, dicen, ir a la contra de un referente de las letras españolas (tan referente que, en contraste con la invisibilización de Laurent, ya da nombre a otro colegio de Madrid y seis en el conjunto de la Comunidad).

Es una de las perlas que los impulsores de la iniciativa han escuchado durante sus negociaciones y conversaciones con los gobiernos madrileños, y que han reproducido durante la lectura del manifiesto en apoyo a esta renomenclatura. A él se han adscrito más de un centenar de personalidades ligadas a la fotografía, la academia o la cultura en general. La actriz y cineasta Amparo Climent ha leído dicho manifiesto en un ambiente celebratorio pero también de indignación este miércoles 20 de julio en el Círculo de Bellas Artes, institución de la cual Laurent fue socio en sus inicios.

El actual colegio Francisco de Quevedo es un espacio al que Laurent estuvo muy ligado. Gran parte del edificio fue construido por el artista como sede de su estudio, laboratorio y vivienda, según han explicado en reiteradas ocasiones el Grupo de Investigación Fotodoc-UCM y la Fundación Anastasio de Gracia, promotoras de toda esta iniciativa. Desde la Comunidad de Madrid lo reconocen, ya que sí han aprobado otorgarle su nombre al pabellón principal del centro. Para los implicados, esta decisión (de la que las entidades implicadas se han enterado a través de la prensa) no llegará a la ciudadanía y carece de toda lógica, por lo que es igual de insuficiente y todavía más kafkiana.

Los argumentos para una negativa culturalmente inexplicable

El catedrático y director del Grupo de Investigación Fotodoc-UCM, Juan Miguel Sánchez Vigil, y el director del Área de Cultura y Centro Documental de la Fundación Anastasio de Gracia, Uría Fernández, han expresado su “profundo desacuerdo”, así como una “gran indignación por la manera de actuar de los responsables de la gestión educativa de la Comunidad de Madrid”.

Fernández se ha explayado en una de las razones para esta negativa alegadas por Enrique Osorio, responsable de Educación en el gabinete de Ayuso: “El consejero dice que poner el nombre de Laurent a todo el centro diluye la vinculación del fotógrafo con el pabellón principal, pues el CEIP tiene otras edificaciones sin relación con él. Cuando precisamente es al contrario. Llamar a todo el colegio por lo que ellos consideran una parte en ningún caso diluye, sino que magnífica, el nombre de Laurent. En cambio hacerlo a la inversa, como propone el señor Osorio, minimiza la merecida gloria de Laurent que queda subrogada a otro nombre, en este caso el de Quevedo”.

La vinculación de Quevedo con el colegio al que da nombre es, para Fernández, cuanto menos cuestionable: “Osorio trata de buscar a la desesperada argumentos históricos para defender su postura, sin encontrarlos. Recurre a una serie de conjeturas sin base documental, apoyadas solo en el hallazgo de una serie de coincidencias temporales: el nacimiento de la Sociedad de Amigos de Quevedo con la creación del colegio en los años treinta”.

Sánchez Vigil ha detallado otros argumentos, en este caso esgrimidos en el pleno de la Junta Municipal del Distrito de Retiro por los representantes de PP, Vox y Ciudadanos (Santiago Saura, del partido naranja, es su presidente) que se opusieron al cambio de nombre. Es aquí donde las excusas adquieren un cariz especialmente grotesco: “Nos dijeron que cómo pretendíamos quitarle el nombre a un referente de las letras españolas para ponérselo a un francés”.

Si el razonamiento ya es chocante de por sí, “cae todavía más por su propio peso”, ha comentado este docente de la Universidad Complutense, al tener en cuenta que Laurent acabó asumiendo el nombre Juan Laurel. Así está enterrado en el cementerio de La Almudena (una lápida en pésimo estado que el consistorio al fin se ha comprometido a arreglar). Por no hablar de su inconmensurable legado cultural al Estado a través de más de 12.000 negativos. Este tesoro fotográfico es uno de los mayores testimonios visuales, y vitales, de la España del siglo XIX.

Que un dirigente político cuestione una votación democrática como la del Consejo Escolar que apoyó el cambio de nombre es peligroso

Sánchez Vigil ha contado cómo Santiago Saura cuestionó incluso la decisión democrática del centro educativo, cuyo máximo órgano rector aprobó por mayoría absoluta pasar a llamarse Jean Laurent, con 14 votos a favor por 4 en contra. “Ahí sí que hubo que contestarle políticamente, más allá de lo cultural, porque que un dirigente político cuestione una votación democrática como la del Consejo Escolar que apoyó el cambio de nombre es peligroso”. Saura les reclamaba que el cambio en la nomenclatura no fuese aprobado por unanimidad.

La oposición política a este asunto entró incluso en el terreno de las descalificaciones: “Desde un grupo político llegaron a insultar a los propios profesores diciendo que si han votado en contra de Francisco Quevedo ya se veía cuál era el nivel del profesorado”, ha añadido Fernández. Emilia Martínez, concejala del PSOE adscrita al Distrito de Retiro y presente en aquel Pleno (donde defendió la propuesta de homenajear a Laurent), ha refrendado que todas estas declaraciones se produjeron tal que así y ha expresado la misma indignación.

La sociedad se vuelva con la reivindicación

Pese a esta desmesurada y difícilmente justificable ofensiva por parte de la derecha política madrileña, el manifiesto promovido por el Grupo de Investigación Fotodoc-UCM y la Fundación Anastasio de Gracia cuenta con el apoyo del Círculo de Bellas Artes de Madrid. Además, lo respaldan entidades como el Museo del Prado, el Centro Portugués de Fotografía, las tres principales asociaciones de archiveros y bibliotecarios del país (SEDIC, Federación ANABAD y AEFP) el Photomuseum de Zarautz o el Instituto de Estudios Fotográficos de Cataluña.

El documento está avalado, de momento, por 115 personalidades, académicos, técnicos e instituciones entre los que destacan: el Premio Nacional de Fotografía Joan Fontcuberta, el director del Museo del Prado, Miguel Falomir Faus, el director del Centro Portugués de Fotografía, Bernardino Castro, el fotógrafo Daniel Mordzinski, el escritor Javier Sierra, el director de cine Fernando Méndez Leite o la directora de producción Sol Carnicero, ganadora de un Goya.

Asimismo, entre los firmantes se encuentran miembros o trabajadores de las principales entidades relacionadas con la conservación y la difusión de la Fotografía de nuestro país, como el Instituto de Patrimonio Cultural de España, la Biblioteca Nacional de España, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, el Photomuseum de Zarautz o el Instituto de Estudios Fotográficos de Cataluña. También profesores e investigadores de la Universidad de Cantabria, Universidad Rey Juan Carlos, Universidad Complutense de Madrid o la Universidad Nacional Autónoma de México.

Todas estas personas y agrupaciones, a diferencia de la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid, han valorado el legado cultural e histórico de Laurent por encima del chovinismo y el prejuicio. Este segmento del manifiesto leído por Amparo Climent sintetiza a la perfección el choque entre ambas posturas:

Ante la inexplicable e irreflexiva actitud de los gobernantes madrileños expresamos nuestra profunda indignación por los siguientes motivos:

—El desprecio a la figura del fotógrafo Jean Laurent, a lo que representa como autor, y al patrimonio fotográfico que legó a nuestro país.

—La manifestación de una profunda ignorancia por parte de determinados representantes públicos, en lo que se refiere a la historia de la fotografía española.

—La ignominia hacia los prestigiosos investigadores y profesionales nacionales e

internacionales que durante años han trabajado para sacar a la luz, conservar y difundir la obra de Laurent.

—La desconsideración hacia las propias instituciones públicas (Instituto del Patrimonio Cultural de España, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Biblioteca Nacional de España, etc.) que hasta la fecha han realizado exposiciones, muestras y actividades de extraordinaria calidad sobre la obra de Laurent.

—El desconocimiento de los objetivos del Plan Nacional de Conservación del Patrimonio Fotográfico del Ministerio de Cultura, entre los que se encuentran: la «promoción de iniciativas que faciliten el acceso al patrimonio fotográfico y fomenten su utilización por parte de investigadores, industrias creativas y culturales y ciudadanos»; el «apoyo de iniciativas de formación que implementen, tanto en los currículos educativos como en ámbitos de educación no formal, programas relacionados con los diversos conocimientos, técnicas y profesiones que convergen en el contexto fotográfico»; y el «desarrollo y promoción de estrategias de sensibilización social para el conocimiento y la valoración del patrimonio fotográfico y de la fotografía como documento histórico y como bien cultural».

—La incongruencia entre las manifestaciones de los actores públicos de incorporar las enseñanzas relacionadas con la cultura de la imagen (fotografía, cine, audiovisuales, etc.) y la actuación real cuando se presenta la oportunidad de llevar a cabo actividades en ese sentido, comenzando por el reconocimiento de los autores, y las sinergias que derivarían en lo que se refiere a los estudios (competencias, actitudes y aptitudes de los escolares).

—La arrogancia y menosprecio manifestadas por los responsables municipales del distrito de Retiro hacia los ciudadanos, al no tener en cuenta la voluntad expresada democráticamente por el Consejo Escolar del Colegio Francisco de Quevedo, que ha decidido por mayoría absoluta de votos cambiar su nombre por el de Jean Laurent.