Las cámaras de vigilancia tomarán el centro de Malasaña en el año 2024. El Ayuntamiento de Madrid acaba de publicar el concurso para suministrar y colocar 16 de estos aparatos en los alrededores de la plaza del Dos de Mayo, un lugar que presenta “cierto grado de conflictividad en el ámbito de la seguridad ciudadana”, según los detalles de los pliegos a los que ha tenido acceso este periódico.
La mitad de los dispositivos de videovigilancia servirán para controlar lo que suceda en la plaza las 24 horas del día y el resto estarán orientadas a las calles aledañas. Es lo que proponen los planos para su instalación consultados por Somos Malasaña y que reproducimos bajo estas líneas.
En concreto, habrá cámaras distribuidas en diferentes puntos de la plaza, orientadas a los espacios de descanso en su parte alta y en el foso, junto al monumento a los héroes del levantamiento popular contra las tropas de Napoleón. También se dirigirán hacia calles de entrada como Daoiz, Velarde o Ruíz. Además, habrá dos cámaras fuera de la plaza, en las calles San Vicente Ferrer y Palma, a la altura de su cruce con San Andrés.
La disposición de las cámaras fijas propuesta por el Ayuntamiento deja un punto ciego en uno de los lugares tradicionalmente conflictivos del entorno: la manzana situada en la calle San Andrés, entre el cruce con la calle Palma y la propia plaza del Dos de Mayo.
Cada uno de los dispositivos será recubierto con una carcasa antivandálica y estará colocado sobre columnas de no más de cinco metros o con anclajes a fachadas, cuando no sea viable la instalación de la columna. El plazo para la colocación y puesta en marcha del sistema es de seis meses a partir de la firma del contrato de adjudicación, que está en fase de recolección de ofertas hasta mediados de octubre. El coste de esta actuación se calcula en 631.343,26 euros, IVA incluido.
Según el Ayuntamiento de Madrid, este sistema constituye “una herramienta fundamental de ayuda a la seguridad, facilitan las labores policiales de vigilancia y detección de hechos delictivos, así como las de investigación, esclarecimiento y aporte de pruebas ante dichos hechos”, apunta en la exposición de motivos para colocar las cámaras. También asegura que “contribuye a la disminución de los incidentes en las zonas en las que se implantan” y que hace que el ciudadano “pueda sentirse más seguro, mejorando la convivencia ciudadana”.
Las imágenes de las cámaras llegan al Centro Integrado de Señales de Video, donde la Policía Municipal de Madrid recibe todas las señales de vídeo y los agentes deciden las diferentes operaciones a llevar a cabo en función de la información que reciban.
Una propuesta de Vox bien acogida por Almeida
La videovigilancia en esta plaza de Malasaña fue iniciada por Vox la pasada legislatura, durante un pleno de la Junta de Centro al que el partido de Ortega-Smith llevó una propuesta que parecía destinada al fracaso pero que fue apoyada por PP y Ciudadanos para sacarla adelante. La iniciativa pedía extender estos dispositivos a la plaza de las Comendadoras, Palma o Velarde, “así como en cualquier calle susceptible de ser apta con el fin de garantizar la seguridad del vecindario”, reclamó el partido de ultraderecha. Tanto PSOE como Más Madrid negaron que existieran problemas tan graves que requirieran su colocación.
Dos meses más tarde de esta votación era el propio alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, quien confirmaba la intención del Ayuntamiento de instalar las cámaras de videovigilancia en la plaza del Dos de Mayo, al igual que estudia hacerlo en Plaza Elíptica, Usera y Villaverde. Para su despliegue es necesaria la colaboración de la Delegación de Gobierno.
Entonces, Almeida argumentó que la vigilancia era necesaria porque allí se registran “graves problemas de convivencia, que degeneran en la seguridad”, por lo que quiere “dar tranquilidad a los vecinos” con estos dispositivos.
Durante esta legislatura las cámaras han sido instaladas en el barrio de Bellas Vistas (Tetuán) y en Puente de Vallecas, más las que se están instalando en Chueca y Marconi, junto a la renovación de las de Lavapiés y Montera.